USB
DiscosFred Again..

USB

9 / 10
Yeray S Iborra — 17-12-2025
Empresa — Atlantic
Género — Electrónica

Por qué negarlo: es su mejor álbum, si es que la categoría encaja con este especialísimo "USB". Es el más destacado, al menos desde el inicio de su tríada mágica "Actual Life", estrenada al comienzo de la década, y una serie que fue perdiendo fuerza con el tiempo y que encontró un punto y aparte —brillante y poco reivindicado— en "Secret Life"(23), junto a Brian Eno.

"USB" es un inusual gesto de continuidad en la era ‘stream’: un disco vivo, mutable, en permanente construcción. Los temas fueron nacieron hace tres años. En directo, cambiando con los ‘lives’ y publicándose antes del lanzamiento en versiones muy distintas a las finales. Fred Again.., afamado productor, necesitaba un espacio para compartir música constantemente. El proyecto final, al menos final a día de hoy, son dos horas brutalmente producidas. Su impacto no se medirá solo en números, sino, tal vez, en cómo otros productores empezarán a replantearse qué significa publicar un disco en la era del storie. Un ‘present continuous’.

El arranque de "USB" no se anda con rodeos. “I Luv U”, junto a Wallfacer, es un fiestón de techno oscuro, divertido y frontal, de esos que funcionan tanto a las cuatro de la mañana como en auriculares grandes en el metro. A partir de “solo” (Blanco) aparece el Fred más reconocible: pistero, sí, pero sostenido en esos ‘loops’ de voz que animan cualquier mal día, el kilómetro treinta y cinco de un maratón —dicen que ahí se vive un valle— o el después de una ruptura.

En los cortes junto a BIA el álbum empieza a hacer cierta bola noventera, como si el músculo ganara terreno a la sorpresa. Recupera pulsaciones con Sammy Virji y Winny, y se desmelena del todo con CA7RIEL & Paco Amoroso. Vaya trío. Eso sí, donde Fred Again.. resulta imbatible es con Kettama y Shady Nasty: “Hardstyle 2” es, sin discusión, uno de los momentos más memorables del largo.

Le siguen con solvencia la poderosa “Ambery”, firmada junto a Floating Points, y “Facilita”. El cénit llega con “leavemealone”, junto a Baby Keem, cuando todo encaja: tensión, ‘groove’ y ese sentido del clímax que el británico maneja como pocos. El álbum avanza como una noche de fiesta bien planificada: house, hip hop, algo de ‘downtempo’ y, por supuesto, su base de UK garage. Un buen retrato del espíritu ‘rave’ en el que anda metido el productor. Hace tiempo que el tipo perdió la virtud ‘emo’ de sus primeros discos. La cambió por el baile, por su verdad actual como artista. Ya no vive encerrado, ni parece cargar con los mismos demonios: gira sin parar, conecta con multitudes y se divierte en sus sets. Es su nueva verdad, y no tiene por qué ser la nuestra. Nadie tiene la culpa de que el tiempo pase.

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