Goodbye Small Head
DiscosEzra Furman

Goodbye Small Head

7 / 10
JC Peña — 29-05-2025
Empresa — Bella Union
Género — Indie pop

Ezra Furman se declaró públicamente mujer y madre hace menos de cuatro años. Supongo que a efectos musicales, esto es irrelevante. Su sensibilidad para el pop, masculina, femenina o andrógina, sigue intacta. Lo cierto es que este nuevo álbum incluye doce canciones que son otras tantas variaciones sobre “perder el control, ya sea por debilidad, enfermedad, misticismo, drogas, que te rompan el corazón, o simplemente por vivir con los ojos abiertos en una sociedad enferma”. En fin, que las emociones fuertes no han faltado en sus últimos años. Probablemente no lo han hecho nunca.

Quien fuera vocalista junto a los Harpoons parte para este álbum de una cita del poeta romántico William Wordsworth y define su nueva dirección musical como “emo rock progresivo salpicado de samples, aunque gracias a Dios no soy periodista musical”. No es su trabajo definir lo que hace, aunque también nos remite a los venerados años 80. “La banda sonora más cool de 1987”, le dijo alguien. Yo creo que el sonido va bastante más atrás. Furman se inspira en los clásicos inagotables (de Velvet Underground a Janis Joplin, The Rolling Stones o Bowie) para ofrecer su propia e inspirada versión del pop. Desesperadamente romántico y atemporal.

Grabado en su ciudad natal de Chicago, el nuevo álbum arranca con el clasicismo teatral de “Grand Mal” y sus cuerdas suntuosas -las cuerdas están omnipresentes-. Un corte sereno que sirve de puerta de entrada o introducción. “Sudden Storm” es pop elegante con un toque espiritual, de ése que nunca falla ni envejece. La inspiración no afloja en la catártica “Jump Out” con sus aires velvetianos y la voz rota, ni en la casi perfecta “Power of the Moon”. Kurt Vile y Dean Wareham se morirán de envidia.

Es la tónica de un álbum muy disfrutable y que se nota hecho desde la necesidad. “Submission” es una especie de glam hipnótico, y “Veil Song” revela su lado acústico más tierno, sin que Furman descarrile por el contraste. Hay bastantes otros alicientes: del estribillo a fuego lento de “Slow Burn” (la sombra de Lou Reed es alargada) a la atmósfera soñadora de “You Hurt Me I Hate You”, la triste delicadeza de “Strange Girl” y el dramatismo melódico de “A World of Love and Care”, donde contrasta la oscuridad de la estrofa con el estribillo. Terminar con la luminosidad juguetona glam de “I Need the Angel” (¿la mejor canción?) es ideal. Al final del túnel suele haber luz.

 

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