Hilo Negro
Discos / Derby Motoreta's Burrito Kachimba

Hilo Negro

9 / 10
Jesús García Serrano — 23-04-2021
Empresa — El Segell
Género — Hard Rock

“Agárrate que vienen curvas” con estas palabras Dandy Piranha, vocalista de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, me advirtió de la sensación que produce “Hilo negro”, algo así como ir de copiloto en un descapotable que va haciendo trompos por la Feria de Abril. Un segundo álbum tan inspirado como su reconocido debut y con una sonoridad tremendamente superior, que les confirma como presente y futuro del flamenco electrificado.

Imagina una evolución musculada de Triana, cuyos integrantes fuesen (figuradamente) hasta las cejas, añádele mucha guasa y varios kilos de distorsión, algo de stoner, de rock alternativo, una pizca de electrónica y aderézala con montañas de psicodelia. DMBK son el combo festivalero perfecto tanto para quienes gozan de la explosividad lisérgica de los modernos King Gizzard And The Lizard Wizard, como para quienes siguen pensando que la esencia del hard rock es puro Led Zeppelin.

Imposible encontrar una mala canción en este bloque de hormigón golpeando tu cara. La brillante “El valle”, tan coreable como arriesgada, posee una melodía saltarina y pegadiza que sufre un quiebro hacia parajes oscuros y desérticos; genuina herencia Black Sabbath, donde la densidad del riff alcanza niveles de Kyuss o de Electric Wizard y aún así se antoja sumamente accesible. De “Porselana Teeth” sorprende su frescura, con un groove que te pondrá a tono en los conciertos. En “13 monos” cambian de tercio y se aproximan a la grandiosidad de Rage Against The Machine, donde la influencia de Tom Morello late impregnando seriedad y contundencia al discurso. Vuelve la paleta de colores en “RGQT” con unos teclados y melodías con reminiscencias a Medina Azahara. “Gitana” deslumbra con una progresión marca de la casa, que comienza poética y que se torna en el desmadre perfecto. “Somnium Igni- Pt2” es un viaje alucinante que conecta con la galaxia de su primer larga duración y cuyas dos piezas juntas en directo prometen ser un verdadero espectáculo; de la intimidad de una guitarra acústica al jolgorio de la electrónica, pasando por un baño de rock desbocado que cabalga sobre algunas de las líneas más emotivas de su cancionero. La percusión desenfrenada y las sonoridades arabescas de “Turbocamello” funcionan como una brujería, cuyos graves te golpean el pecho sin siquiera subir el volumen. Y “La cueva” te adentra en un oasis de calma en plena descomposición, la pieza eléctrica más cercana a una balada que encontrarás en este torbellino de emociones tejido con tanto mimo.

“Hilo Negro” es echar más gasolina al fuego ya avivado de la kinkidelia. Un trabajo continuista a la vez que expansivo, valiente, sin estribillos, pero con melodías pegadizas, en el que sus creadores se han vuelto a pasar de flipada, anteponiendo en todo momento la calidad a las pretensiones comerciales, algo que, visto el resultado, ampliará aún más su legión de seguidores. No quedan dudas, DMBK son los nuevos reyes del Rock Andaluz.

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