Boleros Psicodélicos II
DiscosAdrian Quesada

Boleros Psicodélicos II

8 / 10
Adriano Mazzeo — 08-07-2025
Empresa — Pias
Género — World Music / Mestizaje

Más allá de su presente auspicioso con Black Pumas, el productor, compositor y guitarrista del grupo, Adrián Quesada tiene listo el segundo volúmen de su proyecto “Boleros Psicodélicos”, continuación del exitoso debut del 2022.

Esta época del milenio en la que pop stars como Kali Uchis o Nathy Peluso se rasgan las vestiduras a plena balada latina, parece ideal para lanzar un proyecto como este, en el que Quesada revisita algunos clásicos y suma composiciones propias.

Quesada demuestra una vez más ser un artista inspirado, serio y efectivo a partes iguales. El audio de este disco, polvoriento, sensual y mágicamente cimentado en una oculta –pero no tan oculta– vibra hip hop es uno de sus grandes pros, triunfo acompañado por unas interpretaciones vocales que van de lo cumplidor a lo magnífico.

En nota de prensa, Quesada dice haberse sorprendido por la acogida que tuvo el debut del proyecto y por cuánta gente le insistió para que grabase una segunda parte, desafío que tomó con la máxima de apostarse desde una nueva perspectiva con la idea de no hacer el mismo disco dos veces. Si bien no se puede decir que este álbum no es hermano del anterior, sí que tiene un relieve distinto y muy bien logrado. Todo suena en su lugar, desde la lista de canciones a la instrumentación, el quiebre de atmósferas entre temas (brillante pasaje de “Cuatro Vidas” junto a Mireya Ramos a “Afuera” con el trovador de voz rústica Ed Maverick) y una sensación constante de estar atestiguando una muy buena obra que honra el significado más profundo de “easy listening”.

Lo extraño es que el disco comienza con uno de sus pocos puntos regulares, “Ojos Secos”, con la insípida colaboración de Cuco, para luego ir tocando la gloria en las colaboraciones con Angélica García (en “No Juego” quizá la mejor pieza del álbum), con la diosa del latin steady, Trish Toledo (en “Hoy Que Llueve”), con la apadrinada por Gilles Peterson, Daymé Arocena (“No Temeré”) y repitiendo el éxito del disco anterior haciendo tándem con iLe en el segundo corte, “Bravo”, otro puntazo a pura orquestación que destaca los demonios de una letra que descarga la energía de un potencial crimen pasional.

Así es como Quesada reivindica el dramaqueenismo con máxima altura y entrega un disco perfecto para cócteles de ojos entreabiertos e intenciones de pasión (latina).

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