La otra vida
Discos / 091

La otra vida

8 / 10
Kepa Arbizu — 18-10-2019
Empresa — Warner Music Spain
Género — Pop-Rock

En esta obsolescencia –no solo musical– en la que estamos instalados, para muchos el mero transcurso de veinticuatro horas puede resultar definitivo para cavar su olvido; otros, sin embargo, han logrado ser añorados a lo largo de un cuarto de siglo, exactamente el tiempo que ha tenido que transcurrir para asistir al retorno de 091 a los estudios de grabación. Bajo la misma formación con la que acometieron su extenso periodo de inactividad (José Antonio García, Tacho González, Víctor Lapido, Jacinto Ríos y José Ignacio Lapido), y a la que tanta gente ha invocado con el deseo de obrar el milagro de su reaparición, los granadinos aterrizan por fin, provenientes de un siglo XX ya olvidado y resurrección en directo mediante, en un nuevo milenio tan o más desconcertante que su predecesor.

“La otra vida”, título del presente álbum, servirá así para escenificar tanto el reencuentro con la leyenda por parte de muchos coetáneos de la formación andaluza como la manifestación del mito para otras generaciones que no ha sido hasta ahora cuando han podido compartir con ellos un mismo tiempo y lugar. Recuperando también la figura de Frandol –intérprete francés con el que coincidieron en el pasado– en la labor de productor, se trata de un disco que, asumiendo y aprendiendo las lecciones adquiridas por varios de sus integrantes a través de fructíferas y talentosas carreras en solitario, retoma la vigencia de ese rock característico del quinteto, ampliado para la ocasión con los siempre atinados teclados aportados por Raúl Bernal, de raigambre melancólico pero impetuoso. Un sonido en el que tan importante como la cuestión meramente musical resultan unos textos de calado literario y siempre marcados con la huella de la desesperanza, un membrete que el paso del tiempo solo ha modificado su fecha de tramitación.

Seleccionando, si no bajo una escrupulosa proporcionalidad sí en una justa repartición, un ecuánime muestrario aderezado con ritmos lentos y otros mucho más vigorosos, será uno de estos segundos el elegido para materializar la esperada vuelta de la formación. La categórica, en su propio titulo y no menos en sus versos (“te diré algo más, de este sueño nadie sale vivo”), “Vengo a terminar lo que empecé” parece insuflada, sobre todo en la desgarrada forma de cantar de José Antonio García, por el excelente trabajo individual realizado recientemente por el frontman (“Lluvia de piedras”), posicionándose como todo un ejercicio de tensión, el mismo al que recurrirán en episodios sucesivos, como quedará patente en “Dejarlo morir”. Un impetuoso carácter que sin descender revoluciones sí alterará la forma de ser expuesto, desembocando en un vitamínico power pop (“Condenado”) en el que su ánimo desenfadado no elude rotundidad en su reflexión (“la vida nos saca a bailar y nos tiende la trampa”) o tiñendo de melancolía la fortaleza que desprende “Al final”, engalanada con esa identificativa contribución que supone la presencia de la armónica.

Pero si existe una característica esencial para comprender la afinidad que 091 siempre ha despertado, es precisamente la sabiduría a la hora de alternar, y hacer propias, sensibilidades de diverso cariz, siendo capaces de incendiar el espíritu como de acariciar el alma. Faceta ésta que cuidan y miman especialmente en el álbum, desplegando toda una amplia batería de matices. “Naves que arden”, por ejemplo, resulta un medio tiempo con bagaje “soulero” plagado de deliciosos detalles donde su poso melancólico no obstruye su intensidad, vitalidad todavía visible, pese a estar delimitada por el fuerte tono nostálgico, en la muy lapidiana “Leerme el pensamiento”. Si el emocionante cierre del álbum llega con “Soy el rey”, sostenida en el piano, será la guitarra y un exquisito manejo del empaste de voces el que defina la espectacular “Una sombra”, tocada por una desnudez de inabarcable belleza que la convierte en una de esas piezas solo al alcance de esta banda por su capacidad para conmover.

Sea como respuesta a las plegarias atendidas o a la lógica de que el asesino siempre vuelve al lugar del crimen, 091, tras el reencuentro vivido en los escenarios, nos ofrece por fin un ramillete de nuevas composiciones, concretamente una decena de ellas, que tienen su mejor valoración en el propio hecho de encajar a la perfección en su más selecto repertorio. Los granadinos se plantan ante nosotros para una vez más enfrentarnos a aquellas cuestiones que pese a lo dolorosas resultan necesarias de escuchar, porque, y usando sus propias palabras, la verdad nos acerca al precipicio, y qué mejor manera de realizar ese inevitable camino que junto a la mejor compañía musical posible, que, efectivamente, es la surgida de sus manos.

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