¡Que no pare el blues en Bilbao!

Tras la resaca de la segunda edición del Bilbao Blues Festival (crónica aquí), celebrada el fin de semana anterior, el jueves acudimos a Nave 9 para disfrutar de la gira de otra gran dama del género, Trudy Lynn. La artista texana ofrecía uno de los últimos bolos de su gira estatal acompañada del armonicista también texano Steve Krase, y de los Travellin´Brothers, que han ejercido como banda de acompañamiento en estos conciertos, y que esta vez, y utilizando el manido símil deportivo, jugaban en casa, con todo lo que eso conlleva.

Los “hermanos” fueron los primeros en salir a escena, para ejecutar a la perfección una pieza instrumental, antes de dar paso a Steve Krase, quien desde el primer momento se ganó al respetable, interactuando con un público encantado de poder presenciar tal muestra de virtuosismo. Una manera de calentar (y casi incendiar) un escenario que ya estaba preparado para recibir a la gran protagonista del mediodía (estas sesiones vermú un jueves cualquiera de verano son muy recomendables): Trudy Lynn, que se presentó al ritmo del clásico de Big Maybelle, ‘Ramblin’ Blues’. Sonidos contundentes y una primera demostración vocal, para dar inicio a un recital que no tuvo un segundo de pausa, y en el que a lo largo de una hora y media, fueron cayendo uno tras otro grandes himnos del género negro por naturaleza.

Así, la diva se mostró infalible cuando ejecutaba las piezas de blues más tradicionales o más ortodoxos, como ‘Angel Child’, ‘World of trouble’, el tema de 1953 de Memphis Minnie & Her Combo, y sobre todo, la emotiva revisión del ‘Life Goes On’ de Big Mama Thornton, donde la artista consiguió que se hiciera el silencio cuando se apartó del micro demostrando su impresionante dominio vocal, mientras el resto de músicos se exhibían en diferentes tramos de una canción larga, en la que todos y cada uno de los participantes cumplía a la perfección su papel.

Pero la de Houston también demostró sentirse a gusto en otros sonidos, como cuando abordó un bloque más rockero con el sonido 50´s de ‘Blues ain´t nothing’, donde el peso lo llevaba un Mikel Azpiroz, siempre brillante, sobre todo en estos pasajes más animados. Trudy Lynn tampoco desentonó… es más, deslumbró con los ritmos cercanos al country mezclados con el boogie de ‘Play the Honky Tonks’, perteneciente al álbum ‘Royal Oak Blues Café’, publicado por la cantante junto al propio Steve Krase, quien volvió a pasar a un primer plano con un solo descomunal, acompañado de un siempre sobrio, pero muy eficaz Isi Redondo a la batería.

Trudy se mostraba encantada, rodeada de una banda que no falló en ningún momento, y a quienes nos encantó ver en este, para ellos, nuevo formato blues, al que también se supieron adaptar, y donde todos encontraron sus momentos para el lucimiento, destacando los solos de Aitor Cañibano, - protagonista absoluto, además, en su faceta de maestro de ceremonias-, así como los momentos impagables de Alain Sancho al saxo… ese solo en la mencionada y emocionante ‘Life goes on’, o en piezas más animadas como el rockabilly de ‘Alright baby’, fusionada al final de la canción con el ‘Lucille’ del añorado Little Richard. Un tema donde por cierto, también hay que destacar la labor de Aitor Cañibano al bajo, uno de esos músicos imprescindibles en cualquier banda, probablemente uno de los mejores bajistas de Bizkaia.

Tras esta exhibición de poderío, se despidieron por primera vez con una versión boogaloo del ‘I just want a Little bit’ de Etta James, a la que sumó unas últimas estrofas del ‘Hound Dog’, de la anteriormente recordada Big Mama Thornton, para regresar minutos después y terminar la fiesta en todo lo alto con ‘Blues keep knocking’, con protagonismo especial para el público de la Nave 9, que a continuación, botó al ritmo de la revisión del ‘Mustang Sally’ de Wilson pickett, aderezada con una parte final de ‘Proud Mary’, himno creado por John Fogerty para sus creedence Clearwater Revival, e inmortalizada con letras de oro en la historia de la música por Ike y la todavía no suficientemente llorada Tina Turner.
Un homenaje necesario, a cargo de una artista necesaria como Trudy Lynn, a la que esperemos ver de nuevo más pronto que tarde por aquí, y si es tan bien acompañada como en esta ocasión, mejor que mejor. Supongo que la organización del Festival de Blues de Bilbao, habrá tomado nota.