El último mate de Tote

Tote King es, por derecho propio, uno de los cantantes más importantes y representativos del rap en España. Sus letras, sus referencias culturales y sus estructuras le han diferenciado del resto de MCs desde que comenzase hace ya veinte años con La Alta Escuela. Pero Tote siempre tuvo handicap; los directos. Reconocido incluso por él mismo. ¿Y qué debe hacer uno cuando tiene un, digamos, defecto? Reconocerlo, trabajarlo y solventarlo.

Dicho y hecho. El sevillano ofreció en La Riviera un excelente concierto donde acalló todas las dudas referentes a sus directos. Avalado por una vigorosa carrera discográfica rebosante de grandes canciones de ayer y hoy, del pasado y del presente, que hicieron vibrar a las casi dos mil personas que acudieron al último concierto de su gira. #ElúltimomatedeLebron, una gran despedida en la que a él se le vio disfrutar tanto o más que al público.

Y junto a él Dj Nexxa y su incondicional Shotta, disfrutando del éxito de Tote como sólo un hermano sabe hacer. El pequeño de los de Alcántara hizo los acompañamientos, pero también tuvo su papel protagonista en canciones de los discos que comparten, con especial mención a Final de Liga, creada para reventar un escenario, y Poesía urbana, aquel tema con el que empezó a destacar su carrera en 2002 y uno de los grandes momentos de la noche. Dieciocho años han pasado desde aquel Tu madres es una foca, y los hermanos Rodríguez siguen sonando igual de fresco.

Pero no fue el único cantante que subió al escenario de La Riviera, ya que una destacada nómina de colaboraciones acudieron a mostrar a Tote su cariño y respeto. Entre ellos hay que destacar a Xhelazz, de quién aún se sigue esperando ese segundo disco que le ponga en el lugar que le corresponde; a Waor, demostrando que la nueva generación entiende lo que Tote significa el hiphop; a El Canijo de Jerez, aportando guitarra en mano un toque flamenco a los bombos y cajas; a Ceerre y Lone con ese potente No Love que puso a sala del revés; a la inconfundible voz de Swan Fyahbwoy y su aporte dancehall; y a Easy-E, quien pronto sacará su primer disco que, como el propio Tote vaticinó, hará saltar la banca.

Y entre medias, uno tras otro fueron sonando todas las grandes canciones que han convertido a Tote King en uno de los cuatro grandes de la historia del rap en castellano. El sevillano, sabedor de que las despedidas deben tener un sabor especial, interpretó canciones de todos su discos haciendo un repaso a su dilatada trayectoria. Con temas como Matemáticas, Ni de ellos ni de ellas, Robocordones, Tonto o Vete a casa (si hubiesen aparecido Kase-O y Falsalarma ya se hubiese derrumbado La Riviera). Así hasta completar dos horas de concierto, que hubiesen podido ser tres si hubiese querido seguir soltando canciones que su público se sabe desde la primera hasta la última palabra.

Llegando así al desenlace de un concierto que apenas tuvo momentos de relajación y que dejó para la parte final otra de las grandes colaboraciones de la velada. Morodo, a quien le une una amistad especial con los hermanos sevillanos, apareció en el escenario para unir su voz a Todos el día barras, del álbum 78, y a Felicidad, una canción perteneciente a Shotta pero perfecta para ir echando el telón de un directo que no dejó insatisfecho a nadie. Fueron los últimos mates de Lebron (seguramente le hubiese cambiado el nombre por Kobe si el concierto se celebrase hoy) y de una gira que le ha devuelto a Tote King su trono.

¿Y qué le espera ahora al inquieto Tote? Lo próximo que sabemos que va a publicar es un libro, Búnker (Memorias de encierro, rimas y tiburones blancos), en marzo. Y después seguro que seguirá regalándonos canciones y rimas con su inigualable acidez lírica. Y quién sabe, quizá un nuevo LP. Lo que sabemos seguro es que ya no es necesario que siga trabajando en mejorar sus conciertos.