Tindersticks, de las lágrimas a las palmas
Conciertos / Tindersticks

Tindersticks, de las lágrimas a las palmas

8 / 10
Rafael Marchena — 24-10-2012
Sala — Teatro Central / Sevilla
Fotografía — Rafael Marchena

El anterior miembro de la banda y multi-instrumentista Thomas Belhom -su relación con Tindersticks se remonta a la grabación "The Hungry Saw", en la que se encargó de la batería- animaba el ambigú en la noche en la que el Teatro Central de Sevilla inauguraba la temporada. Éste se encontró ante un público reticente y enfrascado en otras cosas, y acabó destilando en apenas 20 minutos su propuesta llena de matices, siendo difíciles de captar ante la poca receptividad del personal que ansiaba el plato fuerte de la noche.

Y es que asistir a un concierto de Tindersticks es, en si mismo, un ejercicio de purificación del alma y lo es más aún, si la audiencia y la ejecución funcionan prácticamente al milímetro.
Los británicos salieron a escena con la puntualidad que se les exige, ante un aforo de unos tres cuartos de entrada, bastante considerable teniendo en cuenta el día de la semana y el precio de la entrada.

Venían a entregarnos su “The Something Rain” (Lucky Dog, 2012) y en él se centró prácticamente la mayor parte del set. Desde la densidad de su spoken-word envolvente “Chocolate” a la intensidad creciente que es esa belleza lírica “Frozen” y la predominancia de los xilófonos, en el que quizás sea el mejor tema del disco ,“This fire of Autumn” pasando por la calidez de “Medicine” y es que un grupo que cree fielmente en lo que hace no necesita nutrirse de una ya de por si consolidada trayectoria de mas de 20 años para demostrar a su público que aún puede transmitir (y vaya si lo hace). Aun así hicieron memoria con “If you´re looking for a way out”, corría 1999, demostrando que ambos repertorios se acoplan a la perfección y haciendo que el concierto fuera un todo, modulado a la omnipresente voz de Stuart, un viaje con los pies en el suelo.

Fluyó de tal manera la energía que acabó todo en un suspiro, aunque el público se encargó de hacer volver al grupo a base de palmas (de sevillanas maneras) haciendo esbozar las primeras sonrisas después de tal carga de emotividad. Un epílogo que hizo notar en las primeras filas todo lo que siente Stuart, ojos cerrados... guitarras elípticas y su mano temblando de emoción, indescriptible.
Al final todos a casa, pero esta ciudad nunca fue inmune a aquellas cosas imperecederas y que realmente merecen la pena, y lo demostró haciendo caer sus lagrimas (en forma de lluvia) justo al finalizar el concierto. ¿Casualidad? Creo que no.

Un comentario
  1. ¿Pero qué catastrofe sintáctica es esta? Hay una frase tan ininteligible y larga que no puedo ni citar en este comentario porque no cabe. Para escribir decentemente no es necesario ser cursi (vaya conclusión no apta para diabéticos) basta con saber un poco de sintaxis.

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