Sevilla Shoegaze
Conciertos

Sevilla Shoegaze

9 / 10
Marcos Gendre — 20-02-2025
Fecha — 15 febrero, 2025
Sala — Sala X / Sevilla, Sevilla
Fotografía — Amaya Granell

En ocasiones, resulta complicado describir el alto grado emocional alcanzado a través de conciertos que, literalmente, rompen nuestras defensas y nos embullen en una miasma de sensaciones siempre a flor de piel. Uno de esos casos extraños tuvo lugar en la segunda edición del Sevilla Shoegaze, en honor al queridísimo Paco Arenas, miembro original de Blacanova, que hace tres años y medio nos dejó súbitamente, aunque, con milagros como el aquí narrado, queda claro que nunca se ha ido del todo y que su semilla ha arraigado fuerte en ideas como este mini-festival, que viene a cubrir una gran carencia en nuestro país al respecto de propuestas que invoquen al pop onírico en sus más diversas formas.

Con el fin de subrayar dicho embrujo, la noche arrancó con Magic Gardening Club, trío realmente inspirado en directo, con una propuesta que enraíza con los sagrados proverbios del minimalismo pop atmosférico del primer LP de The XX, pero que también suma acordes cristalinos de la escuela New Order/The Cure. Lo suyo duró cuarenta minutos que fueron de menos a más en una actuación soberbia, de equilibrio perfecto entre las referencias abordadas y la rúbrica personal de una formación que sublimó sus pruebas discográficas mediante una generosa dosis de pop onírico altamente infeccioso, con esa pátina tan particular que recuerda a hitos como The Radio Dpt y a los grupos pertenecientes al sello Captured Tracks.

Lo que vino a continuación fue una demostración de poderío poshardcore, sencillamente, colosal. Porque lo de Tanhäusser no se debe equiparar a la moda post-rock, sin más, cimentada en los años noventa por formaciones como Mogwai y compañía. No, lo suyo fue una hazaña colindante a la intensidad demostrada por grupos como Lisabö, aunque, en su caso, por medio de vías secundarias que derivan en ADN kraut y, sobre todo, a la forma de canalizar monstruosidad eléctrica tal como lo hacían gurús del punk desértico como Rodan o June Of 44. Catarsis total para una muestra inequívoca de cómo ir más allá de las clásicas matemática centradas en el paso de la calma a la tempestad, y viceversa, que el cuarteto andaluz sabe derivar con gran intuición hacia picos de belleza incendiaria, que dejó al personal en un estado de trance total.

Con el pulsómetro a tope, fue cómo llegamos al momento más emotivo de la noche, la reunión de Blacanova bajo el nombre tan apropiado de Los Santos Oscuros. Subrayo lo de apropiado porque lo suyo fue como invocar luz entre las sombras. Magia en estado puro canalizada a través de un repertorio que picó de todas sus etapas y que mostró a una formación en pleno estado de forma. Una demostración de por qué ha sido, y es, el grupo más fascinante que nos ha proporcionado la ortodoxia shoegaze en este país. Asistir a su continuo juego de contrastes alcanzó momentos realmente sobrecogedores, con clásicos de su repertorio como “Checoslovaquia”, en los que Armando e Inés sedujeron con sus enigmáticos cruces vocales, al mismo tiempo que la estructura rítmica ponía raíles a las tormentas de shoegaze cristalino que escupían un par de guitarras templadas desde la materia gris del corazón.

Lo de Los Santos Oscuros fue, sin duda, el mejor final posible para cerrar una noche memorable que, ante todo, nos recordó la grandeza de Blacanova, lo cual quedó constatado en un público extasiado, dentro de una sala que rozó el lleno, lo cual vino a refrendar la necesidad que tenemos de más eventos con este cariz estilístico.

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