El carisma de la lírica
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El carisma de la lírica

8 / 10
Pepa Ferreiro — 06-02-2024
Fecha — 03 febrero, 2024
Sala — Nave 9, Bilbao
Fotografía — Pepa Ferreiro

Cuando ves gente de menos de 30 años levantar los cuernos y hacer continuos headbangings durante dos bolos completos, crecen tus esperanzas por el rock. Cuando de entre unas 100 personas ves formarse un wall of death a escala y unos pogos profundos y solemnes, crecen considerablemente tus esperanzas por el rock. Esto es lo que pasó el sábado en la sala Nave 9 de Bilbao gracias a la banda catalana Periferia que pisó por primera vez Euskal Herria para presentar su debut discográfico "Fortuna o Discordia" acompañados por los navarros The Lio.

La contra programación rockera de aquel sábado en Bilbo fue poderosa con sold out de Soziedad Alkoholika y Hamlet en la Santana 27. El target aunque rockero, es posible que se diversificara por generaciones. Dentro de la nave acristalada se generó una atmósfera aterciopelada muy agitada con gente en general, bastante joven que pareciera que pisaran pinchos y lanzaran algunos y algunas, sus gargantas más allá del escenario.

Los conciertos y las pruebas de sonido empezaron con retraso pero estas últimas nos hicieron mirar cara a cara la fuerza vocal y técnica de The Lio que abrió el set list con “Eta ni kalean” de su disco homónimo y referencias a bandas como Brigade Loco. Cuando aparecieron con cierta fanfarria pusieron alto el listón. En la primera impresión, su punto fuerte es la intensa, rasgada y bien equilibrada voz del cantante pero poco a poco los matices atrapan de manera sensorial. Con “Gutxinaka” me pareció ver que se rompió una cuerda de guitarra y los siguientes temas demostraron que los detalles son importantes para el sonido de los navarros. Trabajan bien las melodías dejando sorpresas sonoras en las líneas de bajo y batería. Los riffs de guitarra profesionalizan temas como “Más que nadie” y “Errailetatik at”. Al público (con excepciones) le costó calentarse. En “Jodido azar” empezaron con solo de batería para procesar el sonido completo. Los fallos técnicos o de afinación fueron casi imperceptibles. El bolo se acababa con “Un puto día más” y un gran juego de armonías en los coros. “Berandu da”, no beste bat y fin.

Entra en diferido una voz de mujer mientras las luces bajan y la banda protagonista de la noche poco a poco se coloca en el escenario. El público ha cambiado. Ahora las mujeres ocupan la primera línea del público. Las camisetas y sudaderas de Periferia se repiten entre el fandom. La última persona en subir a escena es Berta, la cantante de la banda que aparece con fuerza saludando: ¡¡Hola Bilbao!! El público grita. Abrieron con “El niño que no sabe” de su mencionado debut discográfico "Fortuna o Discordia" pero los primeros minutos del bolo estuvieron tocados por fallos técnicos en guitarras y batería. Es necesario mencionar positivamente el papel de la carismática front woman que en todo momento mostró calidez, cercanía e interacción con el público. Cuando presentó “Opúsculo para cobardes” en mi cabeza se reflejó la inequívoca referencia de Marea. El espíritu de Kutxi Romero en las profundas e importantes letras sobrevoló el espectáculo pero también los sonidos de otras bandas de rock nacional en el color de los pedales de guitarra y de los ocasionales blast beats de batería. Pero esta banda tiene más de lo que parece. Revuelven las etiquetas del punk rock, melódico, pop y hardcore con esencia poética y preciosa en las letras y en los arreglos.

El público está entregado y pese a la corta vida de la banda, cantan sus canciones con puntos y comas. Berta coge la guitarra acústica y se pone a cantar sola como parte de una trabajada puesta en escena donde incluso insertan samples en el directo. El ambiente empieza a cortocircuitar cuando siento a mis espaldas el primer tímido pogo. Tocan “Mi vacío” explicando que es una canción dedicada a la auto superación, a volar alto, hay brindis y el público interactúa en catalán. El buen ambiente está en el aire. El empaque del sonido de la banda fue uno de los puntos fuertes del show y el público supo apreciarlo. Apareció la homónima canción en el set list y explicaron que están dispuestas y dispuestos a equivocarse una y otra vez. Sonó “Cada peca de la luna” y la fusión de la banda con el público se hizo paso en Nave 9.

Sorprendieron de nuevo los gritos sucios y guturales insertados en melodías rock y como comentaba al principio de esta crónica, la esperanza por la longevidad del rock sacudió mis entrañas cuando en un espacio muy pequeño de la sala se abrió un círculo perfecto durante unos minutos. No lo podía creer. Estaban tocando el primer gran éxito de la banda “De alas rotas” y ese círculo perfecto colapsó en un pogo corto pero intenso. Cerraron con “Aprender de lo vivido”, otro éxito que dejó al público en todo lo alto. Intuyo que esta banda se formará poco a poco en los directos pero el trabajo que ya está hecho se vio amortizado muy positivamente el sábado pasado en la sala Nave 9 de la capital bizkaitarra. ¡Oso ondo eta gero arte!

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