Rompiendo límites

Oceans Ate Alaska nos dejaron con las ganas tras la cancelación de una gira Route To Resurrection con Emmure el año pasado. Esta vez venían a Barcelona de la mano de Entire Music, en un tour con la banda de metalcore vecina Our Hollow Our Home, para presentar su nuevo disco, “Hikari”, y algunos temas de “Lost Isles”.

Para acompañar a las bandas extranjeras, dos grupos locales se prestaron para abrir el espectáculo. El cuarteto A Monster Under My Bed dio el pistoletazo de salida como un ronco bocinazo en la oreja. Sorprende la juventud de la que hacen gala, lo que explica su inexperiencia en las tablas, pero se ve compensada por un entusiasmo que se refleja en un público entregado a la violencia de sus breakdowns continuos. Astray Valley fue el siguiente grupo en el escenario. Presentan “Unneth”, su nuevo álbum aún por lanzar al mercado. Con ellos el nivel virtuosismo comienza a destacar y se establece como una constante en el show que acompañará la noche. Bases disparadas, riffs acelerados y sobre todo buen hacer en escena es lo que más destaca en una banda que empieza a despuntar en el ámbito local.

Ahora ya es tiempo para los protagonistas de la gira. Our Hollow Our Home (foto inferior) entran en escena para sacar jugo a su nuevo disco, “Hartsick”, el paradigma del metalcore con una ligera intención por modernizar el estilo, aunque el resultado es algo un poco más convencional de lo esperado. Con el metalcore pasa como con el nu metal o con el revival emo de los 2000, hay una sobresaturación en el mercado que ha hecho que el estilo cada vez vaya perdiendo más adeptos. En directo, Our Hollow Our Home poseen ese aire cautivador de las bandas seguras de sí mismas. En canciones como “Karmadillo” se hicieron notar mucho los coros del público, que se entregó con violencia eufórica a el circle pit que caracteriza a esta escena. A pesar de profesar un estilo bastante manido, por lo general, consiguen atrapar con su facilidad para las melodías pegadizas.

Oceans Ate Alaska es el plato fuerte y se nota en el ambiente. El tecnicismo alcanza el clímax de la noche cuando la batería de Chris Turner desencadena una serie interminable de ritmos desmembrados y acompasados únicamente a su mirada perdida y extremadamente concentrada. El nivel de virtuosismo de éste batería es prácticamente inalcanzable. Los chicos de OAA acertaron con la mezcla exacta en “Hikari”. Una complejidad brutal se encierra dentro de fraseos melódicos y voces pegadizas, consiguiendo, a pesar de no ser una música fácil de escuchar, atraer a la mayoría de los adeptos a movimientos más simples como el metalcore. Podríamos decir, de hecho, que ellos llevan a cabo una versión exageradamente más virtuosa (sirva “Hansha” como ejemplo).

El único y verdadero problema de este tipo de bandas es enfrentarse a terrenos en los que no pueden explotar todo su potencial. Disfrutar de “Escapist” en una sala que no responde es un auténtico gatillazo. A pesar de todo, el sabor de boca es bueno y alegra saber que los nuevos horizontes del metal se expanden en direcciones tan distintas e innovadoras.