Niño y Pistola, sin levitar
Conciertos / Niño Y Pistola

Niño y Pistola, sin levitar

7 / 10
Don Disturbios — 12-04-2013
Empresa — Ernie records
Sala — Sidecar, Barcelona
Fotografía — Gustaff Choos

Nada resulta común en el universo de estos gallegos. Mientras medio mundo trata de engañar al otro medio y los grupos juegan al gato y al ratón con los críticos, ellos editan un cuarto disco en el que confiesan que nada de esto hubiera sido posible sin la existencia de Stephen Stills, Neil Young, Robbie Robertson..etc. Y lo mejor del caso es que lo escriben en los créditos, detallando incluso los diversos homenajes sin esconder nada, sin intentar pretender que lo suyo ha sido fruto de una originalidad fuera de toda duda. Pero la cosa no acaba aquí. Podríamos decir que Niño y Pistola han hecho el camino inverso al que realizan la mayoría de grupos. Por lo general uno empieza emulando a sus héroes, y va ganando en una confianza que incluso le hace pensar que suena original. Niño y Pistola no. Ellos pretendieron ser originales en aquel lejano “Como un maldito guisante”, su primer disco de 2006, para acabar sonando como las bandas de folk-rock estadounidenses a caballo entre las décadas de los sesenta y setenta. Pero como lo hacen la mar de bien, no es que se lo perdonemos, no hay nada que perdonar, al fin y al cabo cada uno hace con su música lo que le viene en gana, pero para los que somos fans del sonido que el tito Neil Young logró en discos como “After The Gold Rush” (1970) o “Zuma” (1975) es un verdadero placer adentrarse en uno de sus conciertos para dejarse llevar sin pensar demasiado.

Todo esto viene a cuento para prologar el hecho de que un servidor disfrutó de lo lindo de la puesta en escena del último trabajo de los gallegos “There’s A Man With A Gun Over There” en una sala Sidecar de Barcelona que, pese a no presentar una gran entrada, acogió con calor a una banda que hizo un concierto más que correcto, aunque sin despeinarse demasiado. El encaje de la guitarra acústica con la eléctrica, el colchón de los teclados, la estupenda, sedosa y ensoñadora voz de Manuel Portolés, nos ofrecieron un espectáculo digno, al que solo cabe reprochar un poco más de garra. Un soltarse el pelo y destripar hacia la psicodelia y, porque no, la improvisación. Ahora lo bordan, pero van demasiado pendientes de la claqueta. Y es una pena porque si se dejaran llevar, empujados por la fuerza de sus propias notas, podrían lograr que todos los presentes saliéramos elevados un palmo por encima del suelo. Aunque para llegar a ese poder hipnótico, todavía les quedan muchos kilómetros que trazar, suelas que gastar y unos cuantos vals más para bailar .

Un comentario
  1. totalmente de acuerdo, fué un concierto correcto pero les faltó salirse un poquitín más del guión e imrpovisar. Se les vió cansados en comparación a las anteriores visitas a bcn.

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