Rock & roll castizo en el Botánico
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Rock & roll castizo en el Botánico

7 / 10
Sergio Ariza — 19-06-2022
Empresa — Noches del Botánico
Fecha — 15 junio, 2022
Sala — Jardín Botánico Universidad Complutense / Madrid, Madrid
Fotografía — Víctor Moreno

Hay que reconocer el acierto de las Noches del Botánico al emparejar a dos de las bandas más carismáticas de la historia del rock madrileño. Y es que juntar a Los Enemigos y a Burning (pronunciado con “u”, por favor) en un mismo bolo es más castizo que un bocata de calamares y un "relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor", también es más rock & roll que mover las caderas desde el jergón, en septiembre en un sitio como este.

Abrieron Los Enemigos porque alguien tenía que hacerlo, si hacemos caso al medidor de las camisetas, había más público con la sardina y el porrón de los de Josele que con el mítico logo de los de Johnny (las siguientes más representadas eran las de Leño/Rosendo, que de haber tocado también hubiera producido un cortocircuito cheli en el espacio tiempo y nos tendríamos que haber colocado y quedarnos al loro), pero cuando ya sobrepasadas las más de tres horas de rock & roll sonó eso de "mujer fatal, siempre con problemas" y lo corearon hasta las chicas de veinte años que vendían bolsas de patatas (un tipo de público muy escaso ayer), entonces quedó claro que era Johnny y sus renovados Burning los que tenían que cerrar la velada. Como dijo el propio Josele, no es moco de pavo que Johnny lleve desde antes de muerto Franco haciendo rock & roll por el foro.

El caso el que esto escribe se emocionó con Los Enemigos, es cierto que la voz de Josele ya no está para berrear en esos agudos imposibles de muchas de sus canciones, pero se nota que la incorporación de David Krahe les ha dado un nuevo impulso, también la aparición de “Bestieza”, un discazo casi a la altura de sus grandes clásicos con el que han conseguido el primer número uno de su carrera. Les dio igual, decidieron que el concierto era especial y una celebración de su carrera, no la presentación postergada por el Covid de su último disco. Desde el momento en el que Josele agarró su Telecaster y dijo eso de "éste es mi fusil y esta es mi pistola" y comenzó a sonar el avasallador riff de “John Wayne” aquello se convirtió en una celebración de toda su carrera, Josele, Fino, Chema y David se lo pasaban en grande uniformados mientras en las pantallas se mezclaban las imágenes del Duque con las de "La chaqueta metálica", la película que inspiró la canción.

Sin tiempo para reponernos ya estaban tocando uno de sus mayores clásicos, "Septiembre", coreada por todo el público, en la que se puede ver como Josele canta ya en otro tono, luego se disfrazaban de barbaridad y arrojaban otro riff imparable con "Me sobra carnaval”. Por si faltaba algo, llegó el momento del "Brindis" con la primera de las cinco canciones de “La cuenta atrás” que sonaron. Las mismas que de su gran clásico, "La vida mata", un título que va perfecto para el junio infernal que se está viviendo por Madrid.

No se dejaron nada por el camino, sonaron potentes y roqueros con ese guiño al rock sureño que es "El gran calambre final", sonaron sucios y descarnados con ese trallazo que roza el punk y que se llama "Dentro", también con su faceta más lírica y calmada con dos de las mejores canciones de su carrera, "La otra orilla", con un Josele adaptándola perfectamente a su nueva voz, y la inmejorable "Desde el jergón".

Al final llegó ese homenaje de blues rock vacilón a sus inicios que es “Complejo” y se despidieron con "Quillo (He vuelto a nacer)" y "Paracaídas" sobre esos amigos que te pueden librar de soñar al (ardiente) sol. Antes habían sonado "Océano", cantada por Fino, y "Siete Mil Canciones", demostrando que “Bestieza” también va a dejar varias canciones a la altura de sus grandes clásicos.

Eso es lo que busca el inconmensurable Johnny Cifuentes con su nueva encarnación de Burning, una de las bandas más importantes del rock (en) español. Tras un comienzo en el que tuvieron que parar por acoples, Johnny demostró sus tabas y presentó a una banda que suena como un tiro, hay que aplaudirle la valentía de salir con un grupo de ocho personas en el escenario que tienen marcado a fuego el ABC del rock. Dos guitarras, teclas, bajo, sección de vientos con saxo tenor, barítono y trompeta, batería y percusión, todos con una misión divina, a lo Blues Brothers, enseñar el evangelio del rock & roll, del Dios padre, Chuck Berry, a sus principales discípulos, los Rolling Stones.

Empezaron con “No pares de gritar” y rápidamente metieron el tema con el que vuelven, "Algo está ardiendo", lo que no puede ser una metáfora más clara de este Madrid a 40 grados y del ambiente que consiguieron en su concierto. Johnny y los suyos siguen siendo fieles a los ‘Chuck Berry Fields Forever’, y este seguro que les guiña un ojo desde donde quiera que van las leyendas del rock cuando se mueren. No estará muy lejos suyo Pepe Risi, el espíritu más presente siempre en los conciertos de Burning.

Eso sí, la huella más evidente sigue siendo la de los Stones, con canciones como “Jack Gasolina”, a un paso entre el tributo y la copia. Eso sí, Johnny no ha seguido los pasos de Jagger y Richards en otros asuntos, por ejemplo, estos han retirado de la circulación la polémica “Brown Sugar”, mientras que Burning sigue cantando las andanzas de esa bala perdida llamado "Jim Dinamita", eso sí, por si acaso, Jim ya no viola a una guiri al salir del talego, ahora “solo” se la tira. También hubo tiempo para su canción más inmortal, "¿Que hace una chica como tú en un sitio como este?", con esos coros sacados del “Femme Fatale” de la Velvet, casi como los “Oh, Jim” de la anterior, que también tienen deuda con Reed.

Para el final se guardaron un póker de ases absolutamente infalible, "Esto es un atraco, nena", la versión del “Give Him A Great Big Kiss” de las Shangri-La's, por camino de Johnny Thunders, que ellos transformaron en "Es especial", la insuperable "Mueve tus caderas", la mejor canción de los Stones de la Elipa, y el emocionante final con "Una noche sin ti", una maravilla de Pepe Risi que daba en el clavo con el público mayoritario del concierto de ayer, hombres de más de 40 años a los que se nos empieza a ver el cartón, "dan las seis, sintonizo a los Stones, recuerdos del pelo largo, viejos blues, queridísimo Eric Burdon". Imposible contener la lagrimita, aunque fuera más castiza y chula que un ocho...

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