Tira y afloja
Conciertos / León Benavente

Tira y afloja

7 / 10
Alberto Bonilla — 21-02-2022
Empresa — EMERGE
Fecha — 17 febrero, 2022
Sala — Zentral
Fotografía — Javier Escorzo

Contaban los propios León Benavente en una entrevista publicada en este medio que “Era” (Warner, 2022) es un álbum que habla del pasado, un trabajo que supone un punto de inflexión que rompe con lo anterior sin que ello suponga caer en la nostalgia. Ese desprendimiento, ese avance sin mirar de reojo, se erige como un aliado de un contexto social en el que la ciudadanía necesita un soplo de esperanza tras meses de absoluto caos e incertidumbre. Y es con esta alianza, con este pacto social no pretendido, que la presentación de este nuevo trabajo sirve de ventolin para una masa que hasta parece haber olvidado ya qué era eso de bailar.

Y así, con ese característico cartel de banda total en directo, se presentó el cuarteto en la sala Zentral de Pamplona nostálgicamente repleta, como antaño. Con una escenografía sobria y liderazgo horizontal, iniciaron su show con los acordes de “Líbrame del mal”, uno de los singles de su último trabajo que estuvo acompañado por las tres letras luminosas que dan título al disco. La banda, acompasada y con un sonido impecable, logró despertar a los más cercanos generando dos espacios bien diferenciados en la sala: unas primeras filas de baile prepandémicas y un segundo sector cauto y rezagado. Conscientes del buen funcionamiento de los temas del nuevo álbum, continuaron su directo dando rienda suelta a los sintetizadores por medio de “Di no a la nostalgia” o “Persona”, con un espíritu más reposado, previo al primer gran aplauso de la noche. “Como la piedra que flota”, de su anterior trabajo, sirvió para que el respetable sustituyera la aterciopelada voz de Maria Arnal por unos acompañamiento y coros mucho más festivos.

Hasta ese momento, la banda se había mantenido al margen del diálogo con la audiencia. Fue entonces, al desplegar “Estado provisional”, cuando Abraham Boba cogió el micro para realizar un análisis fácilmente visible pero no por ello común en estos tiempos: “Por fin estáis bailando”. Y esa sentencia fue el detonante de la primera gran comunión entre público y banda en la reciente “Canciones para no dormir”, con una amalgama de brazos y saltos que sirvieron para desmentir lo de que faltan hits en este último trabajo. Cómo sonó y cómo fue correspondida.

Como en un ‘coitus reservatus’, los León Benavente bajaron las velocidades en “Todas las letras”, con un protagonismo especial para el maestro de ceremonias Abraham Boba, antes de otro enérgico empujón en “Amo”, que fue recibida como un clásico por una masa entregándose al hedonismo. Ésta última fue un punto de inflexión en un directo que se encaminó a toda velocidad hacia un final en alto. “Te comes mi corazón” y “La gran muralla”, dos de las grandes melodías de su último trabajo, sirvieron de antesala para otra dosis de juego, de dar y recibir, por medio de la a veces tranquila, a veces explosiva “La Ribera”, “La canción del daño” y “La cámara de ecos”.

Fruto de ese deseo por seguir experimentando sin acomodarse, destacó “Mítico”, con esa utilización del vocoder que queda sepultada por un estribillo trepidante que acabó llevando de un lado a otro a la sala. Reventó, y fue cuando supimos que nos acercábamos irremediablemente a esa parte baja del setlist que termina con los últimos alientos. La extraña euforia de “Gloria” y el homenaje a Rafael Berrio con la retahíla de “Niño futuro” precedieron a la crítica de “Viejos rockeros viejos”, de la que poco más cabe explicar.

Esperado, seguramente, pero no por ello menos deseado, llegó el momento de “Ser brigada”, acompañados de Cristina Martínez (El Columpio Asesino), que no solo se ha convertido en la canción con más predicamento de su streaming sino también ya un himno pamplonés. Para los bises se guardaron el mágico estribillo instrumental de “Tipo D”, esa canción hecha para el directo que sin embargo suena mejor en estudio, y “Ayer salí”, como epílogo de un deseo y una imperiosa necesidad.

Fue un directo impecable por parte de la banda, pero todavía se nota. Se nota que cuesta volver a los hábitos festivos de antaño tras un tiempo de muchísimas limitaciones. La Música, con mayúsculas, está con ganas de quedarse; ahora solo falta que el público corresponda.

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