Laura Gibson, terapéutica candidez
Conciertos / Laura Gibson

Laura Gibson, terapéutica candidez

8 / 10
Chus Rodríguez — 21-10-2011
Sala — La Iguana Club
Fotografía — Luis López Rey

A algunos de ustedes les pasará lo que a mí, que a golpe de noche oscura y punzada en el estómago, se les revelarán escenas pasadas que no son capaces de aseverar si pertenecen a la realidad o a la dulce fantasía… Eso ocurría anoche en La Iguana, cuando rescataba planos secuencia de algunos conciertos especialmente intimistas con que fuimos obsequiados este año en nuestra comunidad (Neil Hannon, Jose Gonzalez, M Ward,…). No sé si será la crisis de valores o la personal, la financiera o la del cambio sistémico, pero cada vez es más el menos, lo menos es más. Y a pesar de que suelo escribir sobre estas manifestaciones artísticas en solitario que es difícil, arriesgado y hasta exhibicionista o pornográfico, llenar un escenario con su sola presencia, también reconozco el arte de quien posee algo más que ego y valor y disfraza su humildad de timidez con risa nerviosa… Ella es Laura Gibson .
Si alguien pretende un ciclo de “Voces Femeninas”, no podrá concebirlo sin la presencia de la dama de Portland. Por fin, tras algún que otro intento fallido, los responsables de este coqueto festival –que se celebrará el último fin de semana de Noviembre entre Vigo y Ourense- lograron atraer a la pelirroja y a su guitarra.

Mucho habrán de aprender esas “cantautoras” españolas que me vienen a la cabeza, acompañadas de grandes bandas, con más preocupación por combinar bien la blusa de cuadros de guiño folk con el taconazo “Manolo”, de la señorita de Oregon que, susurrando, pedía disculpas por haber tomado algo más de vino español y su castellano esperaba que no fuese “muy terrible”; de la humildad de quien abre el concierto, en su desnudez de guitarra a solas, con una canción de otro –nunca imaginé que “Leadbelly” de Nirvana pudiera tener esos preciosos matices-; de quien espontáneamente confiesa la gracieta de su sobrino de 7 años que jugó a ser realizador debutando con un gran vídeo casero para su canción, mi himno, “Hands in Pockets”; de quien es capaz de componer la canción de su muerte –“Funeral Song”- con la misma entereza que le canta a la vida, ¡a “La Grande” vida!. Y mención especial merece el corte que da título a éste su último trabajo discográfico (editado, por supuesto, en Hush Records, y con colaboraciones insignes como las de Calexico o The Dodos, percibiéndose esa latinidad en su atmósfera), pues en el concierto de anoche, la señora Gibson solicitó nuestra colaboración para hacer los coros de “La Grande”. Se hizo el silencio y sólo se escucharon los ecos de nuestras voces a coro, acompañando a la Gibson en armónica unidad, mientras ella dirigía la intensidad de nuestra voz. Así fue como me perdí, tras el galopar de los caballos, en mitad de la noche, sintiendo esa punzada en la boca del estómago, que me reveló instantes amargos, saboreando la sangre entre mis dientes, tragándola, mientras cerraba los ojos y me envolvía “La Grande” y me marchaba para siempre con ella.

Algunos precisan trajes de luces, grandes orquestas, alfombras rojas… Laura sólo viste una guitarra y una voz y todo lo inunda de candidez terapéutica.

3 comentarios
  1. "Mucho habrán de aprender esas “cantautoras” españolas que me vienen a la cabeza, acompañadas de grandes bandas, con más preocupación por combinar bien la blusa de cuadros de guiño folk con el taconazo “Manolo”, de la señorita de Oregon" ... Claro que sí!

  2. "Mucho habrán de aprender esas “cantautoras” españolas que me vienen a la cabeza, acompañadas de grandes bandas, con más preocupación por combinar bien la blusa de cuadros de guiño folk con el taconazo “Manolo”, de la señorita de Oregon" ... Claro que sí!

  3. No empezó con "Leadbelly" de Nirvana, empezó con "Where did you sleep last night?" , una canción tradicional de EEUU que también versionaron Leadbelly y Nirvana...

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