Viaje al fondo del corazón
Conciertos / _Juno

Viaje al fondo del corazón

9 / 10
Arturo García — 16-02-2021
Fecha — 13 febrero, 2021
Sala — Centro Cultural Caja Granada
Fotografía — JM Grimaldi

_Juno, el proyecto a pachas por Zahara y Martí Perarnau ya ha tomado cuerpo en el escenario. Seguramente Julio Verne hubiera ideado una nave así para viajar al fondo de nuestro corazón. En Granada ambos tripulantes consiguieron prender la llama de nuevo. Con ellos el incendio interior está asegurado.

Víspera de San Valentín, recibimos a pecho descubierto uno de los flechazos del año. Regalo en forma de caja gigante y diáfana. La que conforma ahora el Teatro Cajagranada, la que acoge un aforo reducido, sentado y distanciado en cuerpo, porque en almas se nota en el ambiente que pese a la hora, cuatro de la tarde, va a ser una noche especial. En el centro espera esa mesa de operaciones, preparada para descifrar el particular enigma que han codificado conjuntamente Zahara y Martí. En el momento de verlos aparecer me viene a la cabeza una imagen. He de reconocer que en los últimos conciertos de Zahara en el verano de 2019 se me ocurrió el ejercicio de separarlos a los dos (que me perdone el resto de la banda) e imaginar cómo serían ellos solos, enfrentados, cara a cara. Pues aquí los tienen. El resultado no tiene que ver con la diosa romana del matrimonio, con el modelo de Roland, con la historia que protagonizó Ellen Page, o quizá sí. Zahara y Martí se han puesto el mono de trabajo para crear un universo donde escapar de ellos mismos. Y así irrumpen en el escenario, rebosantes de felicidad, de amor mucho amor en _Juno y muchos nervios, no paran de hablar por ello, dicen. Bueno ya los conocen a los dos.

Despega la nave hacia esa coordenada _Bcn626 que da título al primer álbum de _Juno y a su al primer tema de un repertorio estructurado en dos bloques. Vuelve a mi mente eso de “yo ya te dije que esto pasaría”. Las canciones se suceden como haikus no hay charla entre medias, solo el clamor de un auditorio enamorado desde los primeros compases. He visto cosas y A dos metros esos que separan cada pequeño palco, se suceden y sí, se puede ver la luna reflejada en el cielo del teatro, oscuridad total que refuerza esa sensación de caja de música y luciérnagas. El proyecto es un escape, un exilio para estos dos viajeros a lugares comunes para ellos de un tiempo a esta parte. Exile de Taylor Swift uno de ellos. Que acierto comentan entre sillas. Luego se disponen a cerrar la primera parte con Los Otros. Ya podemos decir que quizá estas canciones sean esa vida que ambos llevaba esperando para encontrarse. Zahara salta a la plataforma y se produce ese momento que casi todo llevamos una vida esperando. Éxtasis y descanso para tomar aire. Ellos pueden.

_Juno han conseguido que los cacharros se muestren orgánicos, que la cocina en la que se instalan rodeados de fogones a 48 beats caldeen de verdad el ambiente. Premeditado o no, el show se adapta a las circunstancias con una naturalidad que nadie diría que era algo gestado antes de todo esto. El segundo acto se inicia con Déjame entrar, y sí, las canciones de _Juno te abren la puerta de una habitación donde los sentimientos caen como motas polvo. Crestas y valles dibujan la gráfica del sonido que se distribuye en más veinte pistas -nada de LR-. El concierto viaja hacia El Infinito y para entonces ya podemos visualizar ese árbol de raíces profundas y ramas donde perderse en ese laberinto de microsonidos. Pero si de algo se alimenta _Juno es de la melomanía de sus protagonistas, caprichosa hasta localizar un punto de encuentro entre Extremoduro y Alicia Keys. So Payaso versus Fallin. Crónicas ambas de una rendición, de una entrega incodicional. Debo adivinar que la gente está con la boca abierta. La tarde, la hora, el espacio más que a sábado recuerda a domingo, para ellos Domingo de Resurrección. Te vienen a la mente canciones que aún no han sido escritas o sí, algo familiar en esos cantos de ballena que Martí y Zahara fuerzan con el sintetizador. Me suenan pero no sé a qué, eso de be ser bueno.

Llega la hora de subir a la superficie, a ese espacio terrenal que en La Aseguradora de Incendios nos identifica a cada una de las parejas que ocupamos el patio. Seamos quienes seamos. Parejas, amigos, amigas. La llama prende de nuevo en las cabezas y lo hace gracias a esta ocurrencia, de sentarse frente a frente y a ver qué pasa. Los espíritus de la Casa Murada se quedaron en la sala, esperamos volver antes de que se hayan desvanecido.

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