Akelarre eléctrico
Conciertos / Joseba Irazoki ...

Akelarre eléctrico

8 / 10
Pedro M. García Riesco — 25-01-2021
Empresa — Bloody Mary
Fecha — 23 enero, 2021
Sala — Amaia Antzokia / Irun
Fotografía — J.A. Areta Goñi "Juxe"

Irun, 18:00 h del sábado 23 de enero de 2021, fin de semana lluvioso y poquísima gente por la calle. En la taquilla del Centro Cultural Amaia sin embargo se observa movimiento para disfrutar de un concierto en el que las expectativas parecen altas tanto por la calidad sonora del local como por la cercanía geográfica de la banda principal, los beratarras Joseba Irazoki eta lagunak. El público comienza a entrar ordenadamente en la sala, perfectamente señalizada y con suficiente personal para acomodar a los espectadores más despistados. En el escenario no se encuentran demasiados instrumentos, tan sólo una guitarra, batería y una inmensa pedalera repleta de accesorios. Música alemana tétrica, oscura y apocalíptica en el previo a la entrada al escenario de Pelomono, grupo formado por los granadinos Antonio García y Pedro de Dios que hacen su aparición con las máscaras que dan identidad al proyecto experimental que vienen desarrollando los últimos años al margen de su actividad en Guadalupe Plata.

Comienzan con sonidos de caja y chaston, muy rítmicos, constantes, desarrollando loopers y delays de guitarra mezclados con melodías sencillas generadas con un sintetizador retro de bolsillo táctil, que se acompasan entre sí al ritmo del primer gorila percusionista que se ha visto por Irun en mucho tiempo. Parcos en palabras, presentan casi del tirón gran parte del tracklist de su último disco, "Gibraltar" (2020). Blues 79, "Sin Rumbo", "Gnosiene", "Tarántula", "Mono Rabioso", "Malagueña" y "Jack the Ripper" forman parte de la primera tanda. A lo largo de ellos se intercalan momentos de sonidos de guitarra limpios con distorsiones de palanca y efectos de distorsión que se acentúan sobretodo en la parte final de los temas. El público acompaña constantemente los ritmos pegadizos con palmas, contagiándose rápidamente de forma generalizada. La variación de intensidades y el juego con los efectos de guitarra y percusión (platos, maracas, pandereta y un sinfín de tipos de baquetas y mazas), provocan gran expectación haciendo que la experiencia musical sea muy excitante, especialmente para percusionistas y guitarristas aficionados sumidos en la complejidad de una composición que tan sencilla parece en su desconocimiento. Por otro lado esa máxima atención de unos, viendo golpear el mástil de la guitarra a Pedro y generando distorsiones tan especiales y personales, parece contrastar con el desconocimiento técnico de otros espectadores que se distraen en mayor medida con la variación de los ritmos. "Transilvania Country", "Sonido Amazónico", "Waaarg", "Cortocircuito en la Selva", "Bala Perdida", "Big Billy Bronzy", "Parece Bueno", "Pink Room" y "Mingus" forman parte de la segunda mitad del show, representando los temas de su anterior y primer trabajo, "Pelo Mono" (2013).

Se encienden las luces y en el escenario, el propio Joseba Irazoki junto con el resto de la banda acomodan sus instrumentos tras varias idas y venidas que el público aprovecha para distraerse o levantarse para ir al servicio. Los saludos en la distancia con los conocidos se han convertido ya en una costumbre de la “nueva normalidad” y el formato obligado para todo tipo de eventos socioculturales. En mi caso sigo sin acostumbrarme a este distanciamiento, la verdad, pero hay que reconocer y agradecer el esfuerzo de las instituciones, en especial las de ciudades pequeñas como Irun, por mantener la agenda cultural viva en esta temporada tan difícil con la que toca convivir. Entre aplausos hacen su aparición en el escenario Joseba Irazoki eta Lagunak: Felix Buff (batería), Jaime Nieto (bajo) e Ibai Gogorza (guitarra). Comienzan la actuación con Lucio, tema enérgico del disco "Zu al zara?" (2018). Desde el primer momento se observa una energía descomunal en las guitarras con un marcado estilo rock que en directo impera aún más propiciando momentos de gloria e improvisación para Joseba. Impresiona ver de cerca el sentimiento que impone en todo momento a sus acordes y punteos, entregándose en cuerpo y alma a la sonoridad. El recital continúa a contrarreloj, apenas sin pausas entre canciones. No hay duda de que la banda no se quiere dejar nada en el tintero. Se observa cierta complicidad con el público, sin ser excesiva y haciendo honor al rudo carácter vasco navarro de La Comarca del Bidasoa, jadeando los nombres de los músicos constantemente en los pocos silencios que se dan entre canciones para poder recuperar el aliento.

Tras "Gezurrezko Bizia" y "Gose Naizelarik ", comienza a sonar "Lehiakortasuna", donde Felix Buff demuestra su calidad alternando chaston y bombo en el comienzo del tema, a la par que el bajo de Jaime cobra cada vez una mayor presencia en la canción. Es de destacar el trabajo impecable de Felix a lo largo de toda la actuación y la tranquilidad que da a cualquier banda tener un batería de tantísimo nivel para establecer las bases rítmicas, con una constancia y pegada perfecta combinada con arreglos y detalles de un gusto exquisito. El concierto continúa con Empate Batekin Aski y una versión improvisada de "Dantzarik Zailena" en la que Jaime abandona el bajo por momentos para jugar y experimentar con sonidos de sintetizadores. Acto seguido vuelve el más enérgico rock con "Zu al zara", ofreciendo una complicidad de guitarras excepcional entre Ibai y Joseba. Ritmo en aumento y empleo magistral del pulgar en la primera cuerda. No todos los días se ve una exhibición de técnica similar en los guitarristas vocalistas, y no es exagerar el decir que sin duda Joseba Irazoki sigue siendo uno de los mejores músicos a nivel nacional en cuanto a técnica y sensibilidad. El cansancio se manifiesta tras este tema con un suspiro de Joseba y una pequeña pausa para hidratarse tras ocho temas tocados prácticamente del tirón. Tras "Salbatzaileak" y "Zigorra" la banda toca el bis sin abandonar el escenario, y para ello hace su reaparición en él Pelomono que les acompaña poniendo la guinda a la tarde, en un largo tema donde la improvisación entre guitarras hace crujir de emoción la tarima del Amaia. A destacar también la presencia de Pedro de Dios en este bis llamado "Zaldi Dantza" (Baile de Caballos), que se hizo un Liam Gallagher en toda regla, maracas en mano. Una tarde repleta de animales, en definitiva.

El tiempo se echaba encima, y pese a la insistencia del público que exigía “bertze bat” se dio por concluida la actuación que conmemoraba el 30 aniversario de Bloody Mary, tienda de discos y productora local Irundarra que siempre ha apostado por la música alternativa de calidad siendo fiel a la “old school” del formato vinilo. Tras la intensidad del concierto no podemos sino felicitar a los organizadores y al Centro Cultural Amaia y sus trabajadores que mantuvieron eficazmente la seguridad en la sala recordando las medidas obligatorias que puntualmente a algunos pocos se les olvidaron en los momentos de mayor emoción.

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