Sueños psicodélicos de una noche de verano
Conciertos / Alhautor

Sueños psicodélicos de una noche de verano

8 / 10
David Pérez Marín — 13-08-2022
Fecha — 04 agosto, 2022
Fotografía — David Pérez Marín

Como cantaría Anni en el Vuelve a oscurecer de cierre, “quiero volver” y ¡volvimos! Esta vez sin mascarillas ni distancias, con ganas acumuladas de reencuentros y respirar música a pleno pulmón. De nuevo el ciclo Alhautor nos ofrece un menú que rezuma magia y fantasía fuera de carta, dejando atrás los raíles del circuito repetitivo de festivales veraniegos y haciendo que la velada inaugural del jueves vuele libre y nosotros con ella.

“Bien, lo primero que ocurrió fue esto: Apareció un Conejo Blanco corriendo, con mucha prisa; y precisamente, al pasar junto a nosotros, se paró y sacó su reloj del bolsillo…”. Psicodelia y sueños de una noche de verano, adentrándonos, como Alicia, en una suerte de país de las maravillas sonoro donde “flotan elefantes en pompas de jabón” y todo puede suceder, rodeados de flores y árboles en el marco inmejorable de la finca malagueña “El Portón” de Alhaurín de la Torre. Así comienza nuestro viaje, corriendo tras el conejo blanco y cruzando al otro lado del espejo de la mano de Los Estanques y Anni B Sweet, que desgranan en su totalidad el flamante y sobresaliente Burbuja Cómoda y Elefante Inesperado (22).
Inicio a fuego lento, meciendo la luna con las cuerdas vocales de Anni y las teclas de Íñigo Bregel en “He bebido tanto (que...)”, seguida del estallido multicolor “(...estoy) muerto de sed”, con cuenta hasta tres y desaparición colectiva de problemas y preocupaciones. Estamos ya del revés y terminan de acelerarnos las pulsaciones y centrifugarnos por dentro con una “Bla, bla, bla” en la que el quinteto al completo echa chispas y recoloca estrellas en el cielo a su antojo.
Si el disco es una adictiva y magnética bomba de relojería, en directo fluye y se desborda, canción a canción, la sinergia entre los músicos a la perfección, como si todos los pasos que habían dado en sus respectivas carreras los llevaran irremediablemente a esta suerte de atmosférica encrucijada setentera de rock progresivo y centelleante pop psicodélico. Un genuino cóctel en el que la voz de Íñigo se mimetiza por momentos con el estilo de Anni y, a la vez, el canto de la malagueña se transforma, moldea y funde en el universo de Los Estanques.


Queremos más y, con algún que otro problema de sonido de inicio ya solventado, “nos suben a la nube más alta” bajo los aromas mil de “Tu pelo de flores”, seguida de la cegadora locura de “Brillabas”, en la que nos habríamos quedado a vivir este verano y el siguiente.
Tras el hechizo cañí y lisérgico de “El Sol no ha salido hoy”, cogemos aire en “Tampoco estoy tan lejos”, para no volver a tocar el suelo en las dos siguientes: primero con una deslumbrante “Caballitos de mar” que nos pasa por encima, con la banda cabalgando al unísono y haciendo que se tambalee el auditorio, y luego con la montaña rusa de “Llévame al cielo”, en la que el corazón no se nos sale por la boca de milagro.
Estamos muy adentro y nos acunan en “No te preocupes”, para rematarnos con las dos caras del temido final de los finales, la brumosa y efímera fantasía de teclas y voces de “Vuelve a amanecer”, y la épica y hermosísima “Vuelve a oscurecer” que parece manar, ardiente, del centro de la tierra.

La sesión doble de psicodelia onírica no cesa y la luna continúa deshaciéndose bajo nuestras lenguas, al son de la balacera de hits de Temples. Del repique de palmas inicial de “A question isn’t answered”, al confeti luminoso en vena de “Certainty” o la cegadora y adictiva belleza de una “The golden throne” en la que se para el tiempo y flotamos en otra dimensión.
El vocalista y líder de la banda, James Edward Bagshaw, productor del Universo por estrenar (19) de Anni B Sweet, nos invita a levantar el culo de los asientos y el baile y contoneo de caderas se agolpa delante del escenario y en cada rincón. El cuarteto británico zigzaguea por su discografía y no faltan temas ganadores de Hot motion (19), su último trabajo de estudio hasta la fecha, como “You're either on something”, la pegadiza y espectral “Holy horses” o la titular y bailonga bola de fuego “Hot motion”, con las teclas y cuerdas de Adam Smith dibujando, junto a la guitarra y voz de James, una enredadera de neón que trepamos sin pensarlo, mientras el bajo de Thomas Edison y la batería del elegante Rens Ottink marcan el rumbo a otra galaxia.


No queremos despertar bajo ningún concepto y nos aferramos a la oscuridad resplandeciente de “Keep in the dark”, giramos y giramos en llamas con la brisa fresca e interestelar de “Paraphernalia” y, sin darnos cuenta, terminamos de arder con la esperada y siempre vibrante “Shelter Song”.
El reloj del conejo blanco marca las doce y nos obliga a abrir los ojos y saborear los sueños. Velada corta, pero intensa, dos horas (“una más una”) de lisergia sonora que nos dejan marca y ganas de mucho más Alhautor.

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