Recapitulemos: “Psiquiátrico” es una obra por entregas en la que la francesa Lisa Mandel se sirve de los recuerdos de su madre, enfermera en un psiquiátrico desde sus años mozos, para analizar la brutal evolución que el tratamiento de las enfermedades mentales ha tenido a lo largo de las últimas cinco décadas. Lo hace con una mirada humorística y esperanzada, con la mirada de aquellos jóvenes que un día decidieron convertir su profesión en un acto de servicio a los más necesitados, lo que obviamente no evita que cierta sensación de tristeza y hasta dramatismo se cuele por las rendijas de esta colección de historias breves. En ocasiones cuando menos te lo esperas, a bocajarro y tración que es como llegan siempre las malas noticias, como cuando se describe una en apariencia exitosa reunión de enfermos y enfermeros que termina abruptamente cuando uno de ellos salta por la ventana.
Y eso a pesar de que esta segunda entrega centrada en los métodos que se utilizaron en la década de los 70, refleja cambios revolucionarios en las terapias frente a aquellos oscuros años previos a los que hacía referencia el primer volumen de la serie, “El frenopático”. El enfermo mental deja de ser tratado como una bestia y entre el personal de las clínicas se produce una lucha entre la vieja guardia, defensora de los métodos carcelarios de antaño, y una generación recién llegada que aboga por una mayor libertad para los enfermos y nuevas estrategias terapéuticas por parte de los psicólogos, las más de las veces difíciles de comprender y asumir no ya para los enfermos sino hasta para el propio personal hospitalario.
Mandel vuelve a contárnoslo fiel al libro de estilo de L’Association, tanto a la hora de elegir el tono narrativo como en su apuesta gráfica, en línea con la Santísima Trinidad de la bande dessinée formada por Lewis Trondheim, Joann Sfar y Marjane Satrapi, en una nueva demostración de que también en el terreno del cómic el menos es más.
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