Aunque para algunos sea difícil creerlo, ¡hay nombres en el cine andaluz más allá de Alberto Rodríguez! Desde la nominada este año al Goya Sandra Romero a los menos conocidos María Pasadas o José Luis Pineda y, por supuesto, alguien que tiene ya un brillo propio en las historias de esta tierra: Laura Hojman. La sevillana debutó con un documental sobre Rubén Darío, “Tierras Solares”, y desde entonces ha explorado a Antonio Machado (“Los días azules”, 20) y María Lejárraga (“A las mujeres de España. María Lejárraga”, 22). Con este último documental fue nominada a los Goya, los Feroz o los Forqué, y se alzó con galardones en los Premios Asecan o los Premios Carmen, por lo que podemos decir que fue su trabajo más aclamado. Hasta “Un hombre libre”.
“Estudié Historia del Arte, quería ser arqueóloga desde que era muy pequeña, me gustaba buscar en el pasado esas cosas que están escondidas y ver qué nos cuentan de quiénes somos hoy en día. Y últimamente pienso que al final sí que acabé siendo arqueóloga”, contaba Hojman en una entrevista reciente. En esta ocasión, vuelve a demostrar su talento para desgranar la memoria abordando la figura de Agustín Gómez Arcos, escritor almeriense prácticamente desconocido en España para el público general, mientras en Francia su obra era leída en los institutos, y Mitterrand pedía que le dedicara sus novelas.
La autora está actualmente escribiendo el guión de una película de ficción, de modo que “Un hombre libre” es su despedida –de momento– del documental, una despedida por todo lo alto (y con banda sonora de Novia Pagana, más Quentin Gas & Los Zíngaros en los créditos). A lo largo del metraje, se nos va narrando la infancia y adolescencia de Gómez Arcos, su crecimiento artístico, los encontronazos con la censura bajo la dictadura que llevaron a su exilio en Francia, y cómo allí publicó sus mayores joyas, empezando fuerte con la impresionante “El cordero carnívoro”, considerado “inadaptable” por el propio Pedro Almodóvar, una de las voces entrevistadas aquí junto a Marisa Paredes, Fernando Olmeda o Paco Bezerra.
Empecé a leer hace unos días “El cordero carnívoro”, y lo de Almodóvar no es una exageración, ni lo es lo que podáis oír sobre un libro que consigue resultar a la vez incómodo y tierno, desolador y bello. Con suerte, Hojman abrirá esa puerta al mundo de Gómez Arcos para muchas más personas cuando vean “Un hombre libre”, donde además se cuentan los esfuerzos de la editorial Cabaret Voltaire para darle a conocer en la población actual, y se leen pasajes de sus obras a través de la actriz Marisol Membrillo, una decisión que casa perfectamente con la rebeldía de Gómez Arcos. Y es que un plano de alguien leyendo es algo capaz de aterrorizar a productores en un momento en el que, como la propia directora comenta, “todo es hiperrápido, hiperrestimulante, hiperconectado, hiperproductivo”.
En la misma línea, Hojman explica su decisión de seguir viviendo en Andalucía y a la vez seguir queriendo hacer cine, aspectos que parecen incompatibles si quieres alcanzar cierta repercusión... repercusión que, en un perfecto círculo vicioso, es indispensable para poder vivir de tu trabajo en un gremio, el de la dirección, bastante 0-100. “La cultura crea identidad y genera relato, y pienso que es importante que ese relato sea diverso. Si las voces llegan solo desde Madrid o Barcelona, resulta todo hegemónico”, cuenta, reconociendo que “venir a Madrid haría todo muchísimo más fácil”.
Cuando le preguntaron a Agustín Gómez Arcos si consideraba que España era ingrata con él, respondió “España no es los editores que no me publican o los políticos que la dirigen. Yo quiero pensar que España es otra cosa. España soy yo”. Y no se aleja mucho de la postura de Hojman, porque la directora no se rinde a 'lo que toca hacer'; en lugar de eso, apuesta por poner su granito de arena, y por decidir que el cine español no va a ser solo lo que dicen unos pocos.
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