El Otro Lado
Cine - Series / Berto Romero, Javier Ruiz Caldera, Alberto De Toro

El Otro Lado

8 / 10
Fran González — 21-12-2023
Empresa — Movistar +
Fotografía — Cartel de la serie

Muchos son los motivos por los que podemos y debemos aplaudir lo que Berto Romero y su equipo han hecho en “El Otro Lado”, la última producción original de Movistar+ y el nuevo salto entre estilos ejecutado por el célebre cómico de Cardona. Para empezar está lo de esa osada apuesta por romper con su registro más convencional y abandonar oficialmente la autoficción en favor de una propuesta puramente de género. Y luego, claro está, lo de su aún más ambiciosa voluntad de profundizar en una de sus históricas pasiones (el ocultismo y el mundo paranormal) sin renunciar a la chanza y el puntual alivio cómico. La consecuencia de esta audacia catódica no es otra que un maravilloso juego de espejos donde el humor negro, el costumbrismo, los tropos del cine fantástico y el metalenguaje televisivo se terminan encontrando con coherencia y a lo largo de seis fugaces episodios de formidable disfrute. En su día Berto ya abonó el terreno de la sorpresa y la expectativa con la entrega de las tres temporadas de “Mira lo que has hecho” (su debut en la ficción seriada y el ensayo que le valió para foguearse en ruedos extraños).

Contando con un elenco parejo al de este citado proyecto (entre otros guionistas, repite en la dirección Javier Ruiz Caldera, a quien se le suma Alberto de Toro tras su éxito conjunto en Malnazidos), Romero mueve ficha y eleva sus galones a un siguiente nivel, capitaneando el texto bajo el demacrado y barbudo semblante de Nacho Nieto (parapsicólogo en horas bajas cuya integridad le ha sentenciado a vivir en un piso lóbrego lleno de recuerdos en VHS y chalecos de tergal rancio) y exhibiendo matices de su vis interpretativa absolutamente inexplorados hasta el momento.

Su trama no inventa la pólvora, y de hecho desde fuera se pueden distinguir fácilmente los hilos de un dispar número de cintas de género que nutren y conforman sus respectivos referentes (a mí se me vienen a la cabeza, por ejemplo, “Poltergeist”, “Verónica” y “Al Final de la Escalera”, pero pueden ser otras perfectamente). Sin embargo, y donde “El Otro Lado” se desmarca de sus antecedentes y logra ganar identidad propia es en la progresiva entrada y desarrollo de sus personajes. Un surtido de carismáticas voces que logra emocionar, hacernos reír, acojonarnos, y hasta exponer de forma velada una encomiable crítica a la masculinidad tóxica, representada a diferentes escalas pero sin caer en la caricatura bruta. Así es como a lo largo de su metraje la miniserie nos cautiva con personajes como el del Dr. Estrada (Andreu Buenafuente), el maestro y mentor de Nacho (a lo mejor lo de la auto-ficción no se ha abandonado del todo) que está del todo dispuesto a ganarnos a golpe de burrada patriarcal y chascarrillo del siglo pasado (el perfecto desengrasante para que la trama respire). A esta nada desdeñable salida de la zona de confort por la puerta grande que se gasta el popular presentador y cómico se le suma el apoteósico papel de Nacho Vigalondo, alter ego del histriónico y populista Gorka Romero, un telepredicador de bronceado artificial, tupé y extremo centro que se encargará de encarnar la cara más deshumanizada de la caja tonta (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia). Pero sin duda las responsables de traernos el verdadero misterio al relato son Eva (María Botto) y Juana (Eva Ugarte), quienes respectivamente sufrirán en sus carnes las consecuencias del auténtico y estremecedor otro lado y le regalarán a la audiencia algún que otro susto (además de una brillantísima evolución de sus sendos roles).

Con un considerable despliegue de recursos y un innegable cuidado en sus fascinantes pormenores (aquí hacemos un especial inciso en esa música original de sintetizador alienígena, obra de Javier Rodero Villa, y a la genial manera de ensamblar ésta con el uso del icónico “Sirius” de Alan Parsons Project), los responsables de “El Otro Lado” sortean con éxito los riesgos de la parodia ridiculizante y terminan convenciéndonos de verdad con su simpática unidad y su catálogo de renovadas dotes, homenajeando desde el respeto y el honor a un subgénero del terror hasta la fecha carente de representantes que le hicieran justicia en la ficción patria.

 

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