Entrevista con Neo Sora por "0pus", grabación del último concierto de Ryūichi Sakamoto
Especiales / Neo Sora

Entrevista con Neo Sora por "0pus", grabación del último concierto de Ryūichi Sakamoto

Carlos Pérez de Ziriza — 23-04-2024
Fotografía — Archivo

Solo Ryūichi Sakamoto (Tokio, 1952 – 2023) y su piano. Nada más. “Opus” (24) es la austera pero conmovedora grabación del último concierto que el maestro nipón ofreció en otoño de 2022, solo seis meses antes de fallecer a causa de un cáncer.

Estreno este viernes 26 de abril en salas de cine de la mano de Filmin y Elastica.

“Opus” es un documento testimonial, grabado y dirigido por uno de sus hijos, el cineasta Neo Sora (Nueva York, 1991), que tiene –por buscar un parecido– una factura muy similar a la de Idiot Prayer (20), de Nick Cave. Aprovechando su estreno en nuestro país, Neo Sora me atiende, con una palestina anudada al cuello, a través de la pantalla del PC, para hablar sobre este delicado tributo a su padre, uno de los más grandes músicos del siglo XX.

¿Esta película fue idea de tu padre o tuya?
Fue idea de mi padre.

¿Y cómo se sintió? No me puedo imaginar cómo debe ser afrontar un concierto sabiendo que va a ser el último.
Es difícil conocer cómo se siente alguien sabiendo que va a fallecer en poco tiempo. Obviamente, él quería vivir más, así que no creo que supiera que iba a ocurrir tan pronto, aunque luego sí pensé que se le pasaría por la cabeza que sería el último concierto. Cuando le diagnosticaron el cáncer en 2021, escribió en su diario que se sentía triste y que era consciente de estar en la recta final de su vida, pero no sé si esa era su sensación en el momento de la grabación… Tampoco le pregunté demasiado, pero había postergado el tratamiento de su cáncer para poder dar el concierto y eso le hizo sentirse especialmente fatigado.

“El legado de mi padre será lo que sus oyentes decidan”

¿Te dijo algo acerca de la selección de canciones? Tampoco creo que fuera fácil elegirlas, más aún cuando hablamos de cincuenta años de carrera.
Seleccionó originalmente veinte, en orden aleatorio. Yo le sugerí que la iluminación del concierto fuera diurna y se fuera haciendo poco a poco nocturna, para representar el paso del tiempo en un solo día, y en base a este concepto creó arreglos nuevos a algunas canciones para que encajaran en ese esquema. Pero no supe exactamente nunca en qué estaba pensando cuando dio forma al setlist. Creo que intentó dar con un equilibrio entre algunas canciones dramáticas, muy emocionales, y otras que no lo fueran tanto. Un equilibrio en toda la actuación. Teniendo en mente que debía ser música que diera una panorámica de su carrera, y escogiendo algunas que nunca había tocado solo al piano, para darles una perspectiva nueva.

El enfoque es muy minimalista. Solo música, sin entrevistas ni palabras pronunciadas por nadie. ¿Qué querías transmitir con ese tratamiento?
Mi trabajo fue sencillo. La intención primeriza era intentar recrear un concierto como una experiencia para cada uno de los integrantes del público que la vayan a ver. Obviamente, si hubiera sido un concierto normal, hubiera habido interacción con el público. Aquí no la hay. Solo hay cámaras. Sin zooms ni enfoques lejanos, que es lo habitual. Para capturar el sentimiento subjetivo del concierto utilizamos los movimientos de cámara, para que el espectador se sintiera totalmente involucrado. Y así es también como yo disfruto de los conciertos, olvidándome por momentos de que estoy rodeado de gente. Sintiendo como que estás solo ante el intérprete. Eso quería transmitir. Personalmente, prefiero las películas, en general, ya no solo musicales, que no te dan explicaciones ni interpretaciones, que solo te muestran algo. Creo que es muy poderoso, porque te libera de aquellos conceptos que pueden nublar tu visión o reescribir tus recuerdos. Eres solo tú ante la imagen y el sonido. Eso da libertad al público y le permite tener sentimientos muy diferentes. Hay gente que lo encuentra aburrido y se duerme, pero también está bien: yo también me quedo dormido en algunos conciertos. Valoramos en un principio la posibilidad de incluir entrevistas, pero al final pensamos que cuanto más sencillo, mejor.

He leído una entrevista en la que dices que, cuando murió tu padre, te sentiste tan abrumado por los obituarios y los reportajes que leíais sobre él, que era como si estuvieran hablando sobre otra persona distinta a la que tú conociste, como una narrativa distinta. ¿Fue otro factor para preservar la naturalidad?
Sí, pero eso fue más a posteriori. La película ya estaba editada cuando murió. Pero sí que me alegró el hecho de no haber incurrido en ninguna explicación ni subrayado cuando leí las necrológicas, porque eso me había permitido recordar justo aquello que quería recordar de él, sin que me influyera ningún discurso de nadie más. Leyendo lo que se escribía sobre él llegué a tener la sensación de empezar a olvidarme de quién fue, como si mis recuerdos fueran reescritos. Todos tenemos alguna vez esta sensación de estar viendo una vieja foto, saber a qué momento pertenece pero al mismo tiempo recrearlo en nuestra memoria de un modo distinto, y eso me pasaba a mí también: llega un punto en el que no sabes si ese recuerdo es realmente tuyo o de otro. Cuando vi la película terminada pude redescubrir mis propios recuerdos porque nadie me estaba condicionando. Y estoy muy contento de que la película fuera así, en gran parte por eso.

"A mi padre le hubiera cabreado mucho lo que está ocurriendo ahora en Palestina, hubiera odiado ver a tanta gente bombardeada a diario"

¿Por qué en blanco y negro?
Todos los elementos estilísticos, entre ellos ese, proceden de la esencia de la película, que es la búsqueda de la fisicidad. Era lo más importante, que fuera físico, porque al estar enfermo era importante plasmar cómo su cuerpo interactúa con la música. Mi padre siempre fue un tipo físicamente fuerte: se tiraba la noche componiendo, luego salía y bebía con amigos y volvía a estar en el estudio a la mañana siguiente como si nada, y ese ritmo de vida lo llevó durante cuarenta años. Solo cuando tuvo que aceptar que su cuerpo le estaba fallando se dio cuenta de que no podía seguir haciendo todo eso. Grabar en blanco y negro encajaba con esa idea, porque algunos detalles de su piel y de su rostro reflejaban su estado, sus facciones combinaban con el blanco y negro de las teclas del piano, el formato permite apreciar todo eso. También creo que la información que transmite el blanco y negro te permite centrarte más en la música por sí misma.

Te he leído decir hace poco que la gente en su país, Japón, no entendía que tu padre se pronunciase tan a menudo sobre cuestiones políticas.
Me sorprendió mucho, porque yo nací y me crie en Norteamérica, y tanto aquí como en Europa es muy normal que la visión del artista revele un compromiso político. Y decirlo en público. En Japón te dicen que si eres músico no te debes meter en política. Que son cosas distintas y todo eso. Creo que es absurdo. Él fue muy famoso en Japón y siempre fue consciente de cómo podía utilizar su fama para defender las causas que creía justas. Fue activista antinuclear, medioambiental, pacifista… Antes de morir le afectó mucho la guerra de Ucrania e incluso en su lecho de muerte le escribió una carta a la gobernadora de Tokio para protestar por la tala de árboles planificada con el único objeto de rediseñar la ciudad con ánimo gentrificador, sin preservar su biodiversidad. Siempre se pronunció políticamente. La película no lo puede mostrar, claro. Pero sí que es verdad que su visión política influyó en su música, y ese es uno de los motivos por los cuales, aunque le encantaba la música clásica occidental, era al mismo tiempo muy consciente de cómo el mundo occidental le había marcado y también había marcado el mundo con su imperialismo y colonialismo, y eso siempre le hizo ser muy crítico y querer estudiar las músicas de todo el planeta, y emplear los sintetizadores de un modo distinto a como lo había hecho el mundo occidental, sin dejar de ser consciente de cómo el capitalismo había dado forma a la música electrónica. Él siempre estaba luchando con todas esas problemáticas, tanto en su música como en su vida personal. No podía separar lo musical de lo personal. Le preocupaba la dignidad humana, al tiempo que pudo cumplir sus sueños como artista, y yo le admiro por ello. Le hubiera cabreado mucho lo que está ocurriendo ahora en Palestina, hubiera odiado ver a tanta gente bombardeada a diario.

Siempre te has dedicado al cine. ¿No tuviste nunca la tentación de seguir sus pasos?
Me interesó mucho la música cuando era un adolescente, la escuchaba y la interpretaba, pero mis padres siempre me recomendaron no dedicarme a ella porque es un mundo muy complicado [risas], y es un mundo en el que nunca me introduje en serio, la verdad, porque no ensayaba a diario. Siempre me gustó el cine, y eso también vino de mi padre, porque siempre me estaba descubriendo películas. Me gustan la música, la literatura y la filosofía, y el cine es también una forma de combinar todos esos intereses.

¿Podrías resumir el legado de tu padre en una sola frase?
Mucha gente me lo ha preguntado, y es difícil porque creo que él es el primero que no hubiera tenido mucho interés en hablar sobre su herencia. Creo que no le importaba mucho. Quizá sí cuando era joven, pero cuando era mayor la música solo era algo que salía de él de forma natural, sin poder evitarlo. Una cuestión de humanidad, quizá, porque es posible que la música sea anterior al lenguaje. Yo me lo creo. La música es tan fundamental en la vida de los hombres que también lo fue para él. Por eso lo hizo, no necesariamente por querer probarse nada a sí mismo. La música y él eran inseparables. Así que no sé qué decir sobre su legado, más allá de que será solo lo que sus oyentes decidan.

 

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.