Ya puedes ver al completo las charlas de Mondo Sonoro en el Espacio Fundación Telefónica
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Ya puedes ver al completo las charlas de Mondo Sonoro en el Espacio Fundación Telefónica

Elisa A. Serrano — 31-10-2019

Durante los días 29 y 30 de octubre, una serie de profesionales de la industria nos acompañaron en el Espacio Fundación Telefónica para debatir cuestiones sobre el devenir de la música Pop en el panorama actual. Hoy, estas charlas están disponibles para su visionado completo en el canal de YouTube del Espacio Fundación Telefónica.

A lo largo del último año, y con motivo de nuestro 25º aniversario, en Mondo Sonoro hemos tenido diversas oportunidades para echar la vista atrás y recordar de dónde venimos. Pero como la publicación viva que es, Mondo Sonoro siempre ha aspirado a aprehender aquello que todavía está por llegar. Y esa es la razón de ser de “Fantasmas del futuro. Encuentros sobre futuros posibles en la música presente”, dos jornadas que se desarrollaron los días 29 y 30 de octubre en el Espacio Fundación Telefónica.

La primera jornada se inauguró con "Industrias posibles", un coloquio entre Joe Pérez-Orive y Nacho Gallego, moderado por Esther Al-Athamna, en el que se plantearon diferentes incógnitas de futuro en la industria y la comercialización de la música partiendo de un presente postcapitalista y globalizado. Con el dominio de plataformas como YouTube, red número uno para el consumo de vídeos musicales, y Spotify, caballo ganador en el streaming (casi la totalidad de la sala levantó el brazo cuando Joe Pérez-Orive preguntó por quién tenía una cuenta premium en esta plataforma), se han modificado los hábitos de consumo en los oyentes y también las lógicas de la creación. Por un lado, Joe Pérez-Orive sostiene que "estas plataformas nos dan la sensación de que podemos escucharlo todo, pero en verdad hay una dominación de lo mainstream, de las listas del top 50, que marcan las tendencias y están dominadas por las majors".

Y en cuanto a la creación, dice que se ha favorecido el "oír" las canciones sobre "escuchar", que ya nadie presta atención a las letras porque oyes música en un ordenador o dispositivo móvil mientras haces seis otras cosas al mismo tiempo y que esto, indefectiblemente, va en detrimento del creador. En cuanto a la transformación de la industria musical global, impera el DIY (Do It Yourself), "ahora cualquiera pueda ser productor si tiene un software en su casa o director de un videoclip porque puedo grabarlo con su iPhone", pero este no es el camino. Hay que aspirar a una sustitución por un Do It Together para no caer en la autoexplotación sin la generación de beneficio. Joe Pérez-Orive acaba con una última sentencia "los criterios de calidad no deberían basarse en los likes y en las reproducciones".

Por contra, Frankie Pizá y Silvia Bianchi, quienes cerraron la primera jornada "MMMMM (Música, Medios, Moda, Mainstream, Millenials y Más jóvenes)", inciden en el imperativo de la imagen y la identidad visual en el proceso creativo. Silvia Bianchi ha trabajado produciendo la identidad de iconos del urban como C. Tangana, la Zowi, o Sticky MA y cuenta la anécdota de que una vez al acabar un concierto se le acercó alguien para decirle "pero es que est@ no canta". Bueno sí, pero es que el paradigma ha cambiado. Cuando vamos a un concierto no buscamos que nuestros ídolos canten, queremos sentirlos cercarnos, compartir emociones además de una situación física con alguien que ya sentimos como cercano porque le seguimos diariamente a través de su Instagram y sus stories.

La producción también se ha visto afectada por estos nuevos hábitos de consumo de la generación Z, y prevalece el despiece de la obra visual (un teaser de unos pocos segundos en el feed de Instagram) sobre el producto final (el videoclip completo). Un claro ejemplo, apunta Pizá, es el último single de Omar Montes con Bad Gyal "Alocao", del que obtuvo más visitas el teáser que el videoclip. Resumiendo, Bianchi habla de dos paradigmas en el proceso de creación: la expectación (material visual promocional) y el lanzamiento, en el que el tiempo de disfrute abarca muy poco. Por eso lo que define la capacidad de producción de un artista es que pueda crear nuevo material en muy poco tiempo, lo que se ve favorecido por la idea de que todo es perecedero, de que no tengo que publicar algo bueno porque si no lo es, pronto caerá en el olvido.

En este aceleracionismo, aceptamos la copia de manera orgánica debido a la necesidad de consumir nuevo contenido de manera vertiginosa. Las plataformas sociales y los algoritmos no nos dejan escuchar lo que queremos, sino contenido relacionado con lo que hemos visto o escuchado antes. Es la misma idea sobre la que inciden Joe Pérez y Nacho Gallego, solo que Bianchi y Pizá tienen una idea más adaptativa: "hay que buscar nuevos formatos musicales porque no consumimos nada que no entre dentro del feed". Cuando ese acerca la hora de llegar a uno conclusión sobre hacia dónde lleva esta aceleración en las formas de consumo, Pizá escupe muy crudamente: "pues no lo sé". El antídoto sería tener una capacidad de autoobservación y pararse a pensar: "en qué emoji me estoy convirtiendo". Bianchi anima a buscar información fuera de los canales habituales y a romper con la idea de la producción rápida de nuevo material. Por contra, hay que tomarse el tiempo en pensar en una buena idea que sostenga el proyecto y sobre todo comunicar, ya que la música es emoción.

(Puedes ver el vídeo completo de la primera jornada aquí).

Esta última idea hila muy bien con el motivo de los "Futuros posibles en la música actual" que abre la segunda jornada con Félix Suárez y Javier Blánquez y en la que modera Abel Hernández, El Hijo. "El único álbum que tiene sentido es el conceptual porque la gente ya no escucha un disco entero", dice Blánquez. "El disco de Rosalía es conceptual, luego todo lo que ha ido publicando son singles porque no tiene sentido hacer un disco de canciones como el hit "Fucking Money Man".

Javier Blánquez sostiene que para entender la música de una época hay que entender las circunstancias económicas, políticas y sociales que la rodean. La música que se hace es siempre una respuesta a los problemas del presente. "Este es uno de los defectos de los jóvenes que están haciendo música hoy en día, que están más interesados en la creación en sí misma que en el discurso que hay detrás". En este sentido hay que entender la música presente desde las lógicas de un mundo postcapitalista, globalizado y postmoderno. Antes, cuando se hablaba de futuro, se pensaba en una alternativa utópica al momento presente con el que se estaba disconforme, como pasaba en la música afroamericana en los 80. La idea de futuro iba ligada a la de escapismo. Ahora cuando se habla de futuro lo imaginamos como algo cercano y catastrofista.

En lo referente a la creación musical, Suárez menciona una noticia reciente: el primer fichaje de Warner por un algoritmo. Respecto a la perspectiva de futuro en este ámbito, Blánquez dice que "mientras la digitalización en la creación musical sirva para perpetuar esquemas del pop de consumo, no tiene sentido".

La segunda jornada la cerraron Francisco Contreras, más conocido como Niño de Elche, y Silvia jiménez (Jasss), asturiana afincada en Berlín que viajó desde Barcelona donde está trabajando en una instalación. Dos artistas que no se encasillan dentro de ningún género musical y bajo ninguna etiqueta que los aprisione, fundando así un país musical propio. "Definirme a mí misma no me sirve de nada", dice Silvia. Mientras que Paco sostiene que "las identidades culturales no existen. Yo vengo del flamenco y es my liberador porque es un arte sin origen ni objetivo. Pero también es una tragedia porque sufres el mal del huérfano intentando construir tu propia historia. Los flamencos somos gente desarraigada, pero los discursos nacionalistas vuelven siempre al flamenco, a lo identitario". La charla derivó hacia las nuevas tecnologías, enlazando con esa idea de futuro, y de cómo dan lugar a la homogeneización: talents shows, algoritmos que nos dicen qué escuchar, etc. En contra de esto exigen música marginales dentro del Pop como el folklore asturiano o la música de la tradición gallega combinada con electrónica como hace Baiauca. "Cuando escucho la palabra "marginalización" pienso en algo despectivo o negativo. A mí si me parecen que estos otros tipos de música que se salen del mercado están representados y apoyados en las instituciones". En esta aceleración de consumo, Silvia Jiménez finaliza su intervención con un "a mí me gustaría saber qué es formar parte de algo porque yo no me acerco siquiera un poco a la rebeldía".

(Puedes ver el vídeo completo de la segunda jornada aquí).

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