Vuelve a sonar la campana
Entrevistas / Logh

Vuelve a sonar la campana

Jesús Sáez — 04-09-2003
Fotografía — Archivo

"Every Time A Bell Rings, An Angel Gets His Wings" de Logh fue uno de los discos más representativos del año pasado en el tratamiento de texturas y ambientes, en el manejo de silencios, vamos, en eso que se empeñan en llamar post-rock. Apenas un año después tenemos nueva entrega del cuarteto sueco: "The Raging Sun" (Bad Taste/Discmedi, 03).

A pesar del corto espacio de tiempo, en "The Raging Sun" hay un desmarque de la paz que reinaba en su trabajo anterior. "Este trabajo es mucho más agresivo que el anterior, tanto en lo que se refiere a la música como en las letras", responde Mathias Friberg, cantante y guitarrista del grupo, que responde mis preguntas junto a Mathias Olden, bajista. Incluso durante este año pasado han llegado a regrabar el disco. "Odiábamos lo que habíamos grabado, algo se había perdido entre todo ello, pero es difícil especificar el qué. Cuando volvimos a comenzar, después de un mes en el estudio, teníamos un concepto mucho más claro después de haber fallado la primera vez". Un trabajo que abandona ese tópico que suele atribuirse a la música de ambientes: la cinematicidad ("Creo que es porque dejamos un amplio espacio para que el oyente imagine lo que quiera") para abrazar un sonido más crudo y directo, con menos concesiones y una actitud más política en las letras.

"En este disco hemos conseguido más una sensación de banda, un sonido más personal e íntimo"

"No hay un compromiso detrás de ello, pero la actitud es una necesidad en la música. El contenido político no lo es. Las letras en este álbum están más orientadas políticamente, en efecto, y hay palabras muy duras en ellas aunque procuro no mencionar nombres. No me gusta dirigir mis letras a una gente determinada o ser demasiado directo". Y un buen ejemplo es "The Contractor And The Assassin". "Trata de la caída de un imperio. En ella se trata la cuestión de qué o a quién culpar por dicha caída y cuáles son los motivos de las personas y de las instituciones. La conclusión es una imagen amarga de los lamentos de la naturaleza humana". Con afirmaciones de este calibre las invitaciones a sumergirse en este álbum difícil, de esos que sólo las escuchas van dando su justo juicio, son ya amplias. "En este disco hemos conseguido más una sensación de banda, un sonido más personal e íntimo". De todos modos, a pesar de la mucha actividad desarrollada durante este último año, en el que incluso no han parado todavía de actuar, Logh fue un grupo que comenzó su andadura allá por 1995, pero su primera presencia en formato oficial no llegó hasta "Every Time A Bell Rings..." el año pasado. "Al principio era algo muy experimental, no teníamos ni idea. Con los años nos hemos ido dando cada vez más cuenta de lo que queríamos hacer". Un camino que prácticamente no cobra sentido hasta la aparición del mencionado álbum del año pasado, y que con este nuevo paso se nos antoja en un camino abierto hacia algo que con el tiempo puede llegar a ofrecernos algo grande. Muy grande.

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