VIVIR
Entrevistas / Leftfield

VIVIR

David Broc — 06-09-1999
Fotografía — Archivo

En menos de lo que canta un gallo, los grandes nombres de la electrónica más populista, la que se acerca al pueblo menos dance y más rock, han decidido regresar al unísono. Pero ni Orbital, ni Underworld, dos de los cabecillas, han conseguido arrancar una mínima mueca de admiración para con sus respectivos trabajos. Está bien, pero, ¿qué pasa con Leftfield?

Lo cierto es que, pese a ser incluidos en ese grupo milagroso (Underworld, Orbital, Prodigy y Chemical Brothers), Leftfield siempre fueron la oveja negra del grupo. Ni gozaron de la catarsis comercial de los tres últimos ni encandilaron a dos sectores tan dispares como los del indie pop y los del dance, como sí hicieron los primeros. Con la edición de «Leftism», su ópera prima, Paul Daley y Neil Barnes, sus dos integrantes, no coparon tantas portadas, ni imprimieron su nombre en camisetas negras, ni tan siquiera han sido mencionados por Kirk Hammet o cualquier otro ídolo caído del rock en busca de sus cinco minutos de modernidad. Ellos siempre condujeron por la izquierda. Y ahora lo vuelven a hacer con un disco, el segundo, notable, si echamos un vistazo a sus coetáneos. Paul Daley lo detalla. «Es un disco que sigue siendo Leftfield. Es un disco bastante caliente. Creo que la mayor diferencia radica en el hecho de que en este tiempo he escuchado otros tipos de música y también he empezado a ver la música electrónica de otra forma». Un disco que, al igual que el de sus ‘amiguitos’, se ha hecho esperar. De hecho, han tenido que pasar cuatro años y medio para asistir a su publicación. ¿Vagancia o pánico al regreso? «De hecho, le hemos dedicado dos años al disco. Tampoco teníamos mucha prisa por publicar, la verdad. No íbamos cada día, pero sí cada semana. Al final hicimos bastantes canciones, y el proceso de selección (al final nos quedamos con diez) también nos llevó mucho tiempo y muchos dolores de cabeza (risas). Después del tour nos quedamos muy cansados, yo hice muchas sesiones como DJ y eso te acaba afectando de alguna manera». «Rhythm And Stealth» es un disco que, sin alejarse de los parámetros clasicistas del propio mundo de Leftfield (ya saben: concatenación de estilos y discursos bajo un mismo techo ideológico), propone algún indicio de progresión estilístico-compositiva. Por ejemplo, la primera canción, «Dusted»: un esputo en formato hip hop con las prestaciones vocales del rapper británico Roots Manuva. «No sé, nos apetecía hacer algo de este tipo. La primera vez que escuché a Roots Manuva me quedé flipado: era la perfecta mezcla entre raggamufin’, trip-hop, rap; en ese momento ya quise trabajar con él. La canción era, a su vez, una manera de demostrar que el hip hop también supone una fuerte influencia para nosotros». Nuevas partituras, nuevas notas, nuevas propuestas para un mensaje musical que, para su rentreé, ha decidido dar descanso a las incipientes cadencias ragga que poblaban su debut. «Sí, eso es verdad. No sé por qué ha ido de esta manera; en todo caso, no había nada premeditado. La verdad es que tampoco queríamos abusar de nuestras influencias de la música étnica, africana, jamaicana. A lo mejor es que en el primer disco, esa presencia podía llegar a ser pesada. Este es un disco más electrónico, más duro, quizás; pero a su vez también es un disco muy caliente, como te decía antes. Sí que es cierto que mucha gente me ha comentado que se trata de un álbum más bailable, más propio de la escena de clubs». Un trabajo, en todo caso, que se intuye más accesible e incluso comercial que su puesta de largo. Además, ahora el panorama no es el mismo que el de hace cuatro años. «Sí, probablemente sea más accesible. Pero no sólo porque nuestro disco lo sea, sino porque también la mentalidad del público ha cambiado, y las posibilidades de la música electrónica son mayores ahora». Más duro, más bailable, más accesible: más ecléctico, en una palabra. Y de ese eclecticismo, vivo, dinámico, eficaz y, sobre todo, armónico, surge una mixtura que hace de Leftfield y, concretamente, de este «Rhythm And Stealth», un disco que, más que techno, electro o dub, es puro freestyle. ¿La etiqueta definitiva para el campo de la izquierda? «Nunca me han gustado las etiquetas. De todas maneras, sí que estoy de acuerdo en que Leftfield no impone ningún límite en su música; si a eso se le puede llamar freestyle, entonces estoy de acuerdo. Es una etiqueta que me gusta porque se define indefiniendo». Claro. Ahí está la gracia. Leftfield vendría a ser algo parecido: su mezcla de estilos (electro, hip hop, dub, ragga, techno…) nos lleva a terreno de nadie, y a partir de ahí todo nos resulta mucho más cómodo. Y eso es algo que sí consigue «Rhythm And Stealth». Definitivamente, ellos sí han sobrevivido. «Rhythm And Stealth» está publicado por sony.

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