“Ha llegado un momento de mi vida que ya me he cansado de cagarme en lo que pasa"
Entrevistas / Vecinos

“Ha llegado un momento de mi vida que ya me he cansado de cagarme en lo que pasa"

Mirentxu Palomar — 30-03-2024
Fotografía — Archivo

Suena música en la redacción y Martin (cantante) y Miguel (bajista) de Vecinos se acomodan en la sala de cristal. Ya han hecho alguna que otra entrevista, pero nunca sobre papel. Las palabras no parecen intimidarlos. Vienen a charlar sobre epés como “Siempre saludaban” (22) o “Parecen majos” (Mount Ventoux, 24).

¿Qué sucedería si en el ascensor o en el cruce de las escaleras de tu piso, en vez de intercambiar un simple “buenas” con tu vecino (y hablo de aquel vecino que suele llevar una guitarra en la espalda y la música demasiado alta en los auriculares) te atrevieras a soltar un “I love The Smiths, I said I love the Smiths”? Bueno, quizás eso no, pero podríamos empezar con un “¿tocas la guitarra?” y continuar con un “te paso unos temas a ver qué te parecen” para acabar formando una banda, que a los pocos meses estaría tocando en escenarios de la península con temas costumbristas y coreables. Quizás no te hayas atrevido a hacerlo, pero Isma y Martín sí, y ahora disfrutan de sus virtudes y obstáculos bajo el nombre de Vecinos.

Para la sorpresa de muchos (y para sorpresa de la banda) Vecinos llevan tan solo un año rodando por aquí y por allá, más por allá que por aquí, llenando las salas del circuito underground de Madrid, Euskadi, Burgos y Galicia. El grupo nace por algo tan azaroso como los encuentros en la portería, el ascensor y las escaleras del mismo edificio en el que Martin e Isma siguen viviendo. “Coincidimos algunas veces cargando la guitarra, nos saludábamos y poco más. Un día iniciamos una conversación que se acabó convirtiendo en un intercambio de maquetas”. De esa primera correspondencia nace “Ministro de Interior”, “Lo que se de ti” y “Valerón Tristán”, tres singles que definen el sonido del grupo y la intención del proyecto: la ironía, el guitarreo y, ante todo, un fuerte costumbrismo. A las pocas semanas, una amiga de Isma les ofreció tocar en directo, a lo que Martín se apunta sin dudarlo, pese a no tener aún nombre ni banda. “Llamé a Iñaki, que es colega de mi hermano y sabía que tocaba la batería. Por aquel entonces no conocía a Miguel, así que llamé a un colega bajista que vino solo para ese bolo”. Tras un debut fresco y atrevido, Vecinos publicaron tres temas en las dos semanas siguientes y al poco tiempo Miguel Trias de Bes se une a la banda. “Estaba en un bar hablando con una amiga y de repente apareció Martin y dijo que se habían quedado sin bajista”. Miguel se ofreció a unirse al grupo, sin tener un bajo propio por aquél entonces, pieza que pudo cubrir la noche antes del primer ensayo con un viaje nocturno a Lleida, donde le esperaba una oferta tentadora que había encontrado por Wallapop.

“Me encanta la energía que se desprende en los temas"

Aunque Vecinos nacen de la necesidad de hacer ruido en una época de reclusión casera a causa del Covid, lo que realmente une a la banda es la complicidad y amistad entre los miembros. “Nos hicimos colegas de una forma muy cercana muy rápido. Eso en los inicios importó más que tocar. De hecho, ensayábamos a las nueve de la noche, así que nos pasábamos tres horas en el bar charlando, y eso nos unió mucho”. Con la amistad consolidada y los temas cada vez más pulidos, Vecinos lanzaron su primer single “Lo que se de tí” con el sello madrileño Mont Ventoux, y en febrero del 2022 ya tenían listo el EP debut “Siempre Saludaban”. “Nosotros decimos que no llevamos ni un año tocando. Hemos tenido suerte, pero también hemos sido muy echados para adelante y no hemos dicho que no a casi nada”. Este primer epé puso a la banda en el punto de mira del panorama independiente nacional, aunque el objetivo principal de la grabación era crear música para el directo. “Grabamos los temas para que la gente después los cante, eso es lo que más nos motiva”. El proyecto busca crear una experiencia compartida, de la misma manera que los miembros de la banda han disfrutado de la magia de los conciertos desde muy jóvenes, ahora quieren continuar con este legado y devolver lo que otros les brindaron con su música. “Los cuatro vamos a muchos conciertos y nos encanta cantar sea el genero que sea, creemos que conectar con el directo es lo más importante”.

Vecinos cuenta con cierto bagaje en el mundo de la música, ya que Isma, Iñaki, Martin y Miguel ya habían pasado por otros proyectos previamente. Estas primeras experiencias parecen haberles aportado cierta ventaja en la construcción del grupo. “Tener un pasado dentro del mundo de la música nos ha enseñado a tener paciencia, a no querer hacerlo todo ya, a ser conscientes de que todo es un proceso y, sobre todo, a tener los pies en el suelo”. El hecho de venir de circuitos y gustos tan distintos también ha fomentado un sonido ligeramente ecléctico. Martin crece con los inicios de Novedades Carminha, Los Nikis y Mujeres, Isma viene de un mundo más rockero y oscuro, a lo que se contrapone Iñaki, que estudia batería jazz en el Taller de Músics. Miguel, en cambio, habla del hardcore como última fijación. “Me encanta la energía que se desprende en los temas, sea por la actitud, por los sonidos, por la velocidad. No he podido llevarlo al grupo del todo, aunque intento replicar pequeños detalles sin que estos se den cuenta”.

Con el primer single “Lo que se de tí”, Vecinos se presentaron con un sonido cálido y accesible, pero no por ello superficial. “A primera vista puede parecer un grupo divertido, pero si rascas en los temas te das cuenta de que Martin está bien torturado”. Martin es el letrista principal de la banda, quien se atreve a sincerarse con lo que le sucede, vive y observa en el día a día. “Soy muy costumbrista, no solo en la forma que tengo de escribir sino en el razonamiento y en mi manera de ser” . Vecinos dicen cagarse en todo pero desde el humor y la ironía, convirtiendo en divertidas o empáticas las desgracias propias o ajenas, pero siempre con actitud. “No me gusta recrearme en mis movidas para mal. Ha llegado un momento de mi vida que ya me he cansado de cagarme en lo que pasa, prefiero espabilar y echarle morro”. Cuando la banda se pregunta qué es lo más costumbrista la respuesta es clara: la pegatina de una naranja. Aquí entra Juan Millet, diseñador y amigo habitual del grupo, quien crea el adorable logo de la banda, inspirándose en ese pequeño detalle que todos hemos tenido alguna vez sobre el plato de la mesa.

“Cuando los proyectos empiezan, es importante marcar una estética común"

Si nos adentramos un poco más en el imaginario de las canciones de Vecinos, daremos con un batallón de personajes algo colgados, una frecuente apología a la industria farmacéutica y ciertas batallas con el amor. “La intención de la banda es recrearnos en nuestras realidades, sea desde el triunfo o desde el fracaso”, y en el caso del amor parece más recurrente lo segundo. “El amor es muy fácil, pero a la vez es muy complicado, es la dualidad llevada a la máxima exponencia. Sufrimos bastante de amor y nuestro antídoto es reírnos y ridiculizarlo”. El antídoto, según Miguel, también consiste en sacarle provecho. “Si se sufre, se monetiza. Aquí se saca provecho de todo, y de lo triste aún más”.

Siguiendo con la discografía del grupo, “Carlos Baute” esconde la esencia de la banda, no por la temática, ni por la letra, ni por el sonido, sino más bien por la confusión que ha generado en su público, haciéndoles creer que la banda idolatra al cantautor, cuando se trata de todo lo contrario. “El hecho de que la gente piense que nos gusta Carlos Baute, cuando nos estamos burlando de él, es muy Vecinos. Que no entiendan el mensaje es muy nosotros”. “Una vez una mujer me dijo que su hijo iba a clase con el hijo de Carlos Baute y me ofreció pasarle el tema y yo le dije que lo hiciera, imagínate, quizás acabamos tocándola con él”. La historia de Carlos Baute con el grupo no acaba aquí, y es que cuando una busca en Google “Carlos Baute-Vecinos” no hay rastro de la canción y lo único que aparece son clips de “Mis Adorables Vecinos”, una serie de Antena 3 del 2004 en la que actuaba Baute. Por lo que la conexión entre el artista y la banda parece ser algo predestinado.

“Todo buen tema debería ir acompañado de buenos vídeos”. En el caso de Vecinos, nos encontramos con Miguel al mando, quien, tras haber trabajado para grupos como Pinpilinpussies, El Diablo de Shanghai o Rodriguez Rodriguez, esta vez vuelca su pasión audiovisual con un enfoque más punk premeditado. “Cuando los proyectos empiezan, es importante marcar una estética común sin dejarse una pasta. Invertir en grabación cuando acabas de empezar es un error, porque al final te va a escuchar la misma peña”. Miguel decide alejarse de la luminotecnia, los objetivos alquilados y los platós con horarios estrictos para apostar por algo tan cercano como la recreación de las conversaciones del grupo acompañadas de vídeos de viajes registrados por el quinto miembro de Vecinos: una handycam de segunda mano. “El objetivo era crear una sitcom con herramientas muy sencillas y con ese tono irónico que define las canciones”.

En cuanto a directos, últimamente se les ha visto compartiendo escenario con Sidonie –con todas las entradas vendidas en Razzmatazz– o cerrando el Cruïlla Tardor con Pinpilinpussies, una banda compañera que ha sido una pieza fundamental para el arranque del grupo. “El apoyo de Raquel y Ane es esencial en la evolución de Vecinos, tener una banda amiga es súper importante y nos han abierto muchísimas puertas”. Ahora solamente les falta cumplir el sueño de Miguel, el de tocar en Granada e ir al bar de Eric. Y eso pasará más pronto que tarde. Estoy segura.

 

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