Un par de horas antes de sus conciertos en Barcelona tuvimos el privilegio de presenciar la prueba de sonido y de poder entrar en los camerinos para charlar un rato con Carles Caselles, cantante y guitarrista de Smoking Souls. La idea era hacer balance de sus quince años de trayectoria y conocer un poco mejor, en la distancia corta, a una de las bandas más especiales que ha dado la escena valenciana en las últimas décadas.
El primer asunto a comentar estaba claro: los motivos de este adiós definitivo. “Debido al cansancio y a la autoexigencia que reclama un proyecto como el nuestro hemos decidido dejarlo definitivamente. La música nos apasiona, es nuestra vida, pero tener un grupo también desgasta mucho. Por falta de apoyos y de infraestructura bandas como la nuestra, de segunda o tercera división, no pueden aguantar más de diez o quince años en activo. Además, pienso que la música no puede estar ligada al ritmo capitalista de producir/consumir en continuo. Es una expresión artística y una forma de comunicarte que debería funcionar a parte de la rueda capitalista. Nosotros decidimos subir a esa rueda durante quince años y ha llegado el momento de pararla porque ya no podemos más”.
“Los ciclos acaban ya que en la vida nada es para siempre. Eso es inevitable y los grupos tienen que parar en algún momento"
Se entiende perfectamente. Ahora le pregunto sobre estos últimos conciertos que han ofrecido y sobre si preparaban sorpresas para toda la gente que seguro que iba a abarrotar todos los recintos escogidos. “Estos conciertos los hemos preparado con un formato nuevo con el que siempre hemos querido trabajar. Con un teclista y tres coristas que nos acompañan en muchas de las canciones, una parte en acústico y también canciones antiguas de nuestros primeros discos ‘L’espenta’ y ‘Nòmades’”. O hacíamos esto ahora o ya no lo haríamos nunca”. Ese ahora o nunca suena apocalíptico, pero es auténtico y sigue el mismo principio del carpe diem.
Doy fe que los conciertos de Barcelona fueron catárticos y muy especiales: emociones a flor de piel, nudos en el estómago, palabras entrecortadas, bastantes lágrimas, juegos de luces espectaculares y un repertorio larguísimo formado por nada más y nada menos que veintiocho canciones, desde “Soledat” a “Adéu”. Dos horas y media en cada cita para repasar toda su discografía y para despedirse de su gente. El último baile.
Después de estos quince años tan intensos le pido a Carles que haga balance, que me explique con sinceridad si todo este esfuerzo ha valido la pena. Su respuesta no deja lugar a interpretaciones. “Estamos muy orgullosos de lo que hemos conseguido con el grupo. Nuestro mensaje nunca ha sido festivo, es más emocional, metafórico e introspectivo, y aún así hemos conseguido conectar con muchísima gente. Siempre hemos tocado con grupos que hacían música festiva como La Pegatina, Obrint Pas, Aspencat o La Gossa Sorda y luego salíamos nosotros, que éramos los intensos que expresamos sentimientos más profundos. Desde la poesía y desde la vertiente más humanista hemos expresado nuestro mensaje y hemos construido nuestra identidad”.
Pero, como todo en la vida, los primeros pasos no fueron fáciles. A finales del año 2010 la fecha para el concierto de debut del cuarteto de Pego se acercaba y todavía no tenían un nombre para poner en los carteles. Fue una decisión importante que se tomó a medio camino entre la urgencia del momento y la inocencia juvenil, y de la que se arrepentirían poco tiempo después… “Cuando empezamos con veinte años hacíamos versiones de Rage Against The Machine, Foo Fighters o Biffy Clyro. La mayoría de referentes musicales que teníamos en el inicio de Smoking Souls cantaban en inglés, así que por eso decidimos ponernos un nombre en inglés. Corría el año 2010 y todavía no teníamos ese compromiso con la lengua y la cultura valencianas, pero al cabo de poco tiempo nos dimos cuenta de que el nombre no nos representaba correctamente, ni como personas individuales ni como colectivo. Pero ya era demasiado tarde para cambiarlo, porque ya habíamos sacado el primer disco y habíamos hecho bastantes conciertos. El hecho de tener un nombre en inglés ha jugado siempre en nuestra contra porque despistaba a la gente que no nos conocía, así que hemos tenido que demostrar nuestra valía esforzándonos el doble”.
Mi tiempo para estar charlando con Carles se acaba, como todo en esta vida. Es algo normal, natural, pero cuesta aceptarlo en algunas circunstancias. Igual que cuesta asumir que no habrá más música ni más conciertos de Smoking Souls. Tocará buscar nuevos referentes pero ¿dónde? ¿quién recogerá el testigo? “Los ciclos acaban ya que en la vida nada es para siempre. Eso es inevitable y los grupos tienen que parar en algún momento. Algunos incluso se reformulan y vuelven a la carga con otros proyectos nuevos. Ahora está pasando lo mismo porque nuestro fin de ciclo ha coincidido en el tiempo con el de Zoo. Pero la escena musical es un ecosistema vivo en el que los grupos se retroalimentan entre ellos y las bandas más grandes van tirando del carro. Las nuevas generaciones están haciendo música muy interesante, con propuestas potentes y frescas como las de Quinto, Abril, Sandra Monfort o Esther, y personalmente me siento muy orgulloso de que por fin las mujeres hayan ocupado un sitio de liderazgo en la escena. Era una cosa pendiente y muy necesaria”. Por cierto, Quinto fue el artista escogido para telonear a la banda valenciana en estos conciertos de despedida y también han surgido de las tierras pegolinas.
Hay que aceptarlo aunque nos entristezca: Carles, “Bolu”, Marc y Pau ya no volverán a tocar juntos bajo el nombre de Smoking Souls, pero espero que nuestros caminos vuelvan a juntarse en algún momento, en algún lugar del futuro. Ante mi pesar Carles se sincera y me cuenta que “nunca dejaré de componer canciones. Es mi naturaleza, mi refugio y mi herramienta para expresar sentimientos y emociones. Pero no sé qué pasará el día después del último concierto en Pego, no hay ningún plan programado para el futuro; el único plan a corto plazo es cerrar el ciclo de Smoking Souls”.
Llegados a este punto final solo me queda dar las gracias a los cuatro componentes de Smoking Souls por toda la música que nos han regalado, por todas las letras que nos han grabado a fuego en la mente, por todo lo que nos han hecho sentir… Gracias por tanto, y un último deseo por mi parte: que todo les vaya bien a partir de ahora, hagan lo que hagan.

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