“Nuestra música siempre ha sido una catarsis”
Entrevistas / Sleater-Kinney

“Nuestra música siempre ha sido una catarsis”

Carlos Pérez de Ziriza — 24-01-2024
Fotografía — Archivo

Sleater-Kinney han recuperado la urgencia, la agresividad, la combinación de fiereza y dulzura que hacía de ellas, entre ochos muchos atributos, una de las bandas de rock más relevantes de las últimas dos décadas.

Carrie Brownstein y Corin Tucker pueden presumir de un decimosegundo disco tan sobresaliente como "Little Rope" (Loma Vista/Music As Usual, 2024), sobre cuya gestación cayó a plomo el repentino fallecimiento de la madre y el padrastro de Brownstein en accidente de tráfico mientras hacían turismo por Italia. El estado del mundo que nos rodea tampoco es precisamente como para tirar cohetes, así que esa combinación de duelo, angustia y rabia, en la que lo personal también acaba siendo político, y viceversa (como en cualquiera de sus discos previos), bombea con fuerza en estas doce vibrantes canciones, producidas con mano firme (y sabia) por John Congleton, experto en el diseño de texturas que funden crujido eléctrico con crepitar digital, y que llegan cuando ambas bordean los cincuenta años y cumplen treinta como Sleater-Kinney. Hablo de todo ello con las dos a través de la pantalla del PC.

Este disco tiene la urgencia, la rabia y la mordacidad que quizá no tenían los dos anteriores. ¿Lo veis así?
Corin Tucker: Sentimos que es muy personal y emocional, muy de corazón.
Carrie Brownstein: Sí, creo que después del último disco, que grabamos durante la pandemia, y que tenía una connotación más insular, como de aislamiento, queríamos hacer un álbum que desprendiera más ansiedad. Canciones que te cogieran por las solapas, con guitarras más agresivas. Más salvajes, más furiosas, más identificables con lo que siempre ha sido Sleater-Kinney. Esa era nuestra intención.

"Intentamos mirar a nuestro alrededor y reflexionar sobre el mundo en el que vivimos"

John Congleton os produce por vez primera. ¿Era la opción ideal para ese sonido?
Carrie Brownstein: Estuvimos hablando con John (Congleton) durante un par de años sobre la posibilidad de trabajar juntos. Bueno, en realidad desde 2015, cuando publicamos "No Cities To Love". Creo que lo que nos gusta de él es que sabe cuáles son las virtudes de Sleater-Kinney y queríamos que obtuviera un buen resultado en base a nuestra forma de tocar la guitarra y de cantar… nos gusta lo bueno que es a la hora de obtener la mejor tonalidad de las guitarras, es muy hábil a la hora de sacarle un sonido crujiente, y no tiene miedo de explorar una paleta sónica que sea ligeramente fea, incluso a veces manifiestamente ruidosa, porque sabe cómo dar con un equilibrio entre eso y cosas que son más bonitas y melódicas. Es muy bueno creando paisajes sonoros inmersivos. Y pensamos que este puñado de canciones le irían muy bien. Hay alguna como “Say It Like You Mean It”, que es muy pegadiza, con sus sintetizadores, pero también otras como “Six Mistakes” o “Untidy Creature”, que están muy basadas en las guitarras, y pensamos que John (Congleton) sería capaz de darle una cohesión a un material tan dispar.

Hace poco leí una entrevista en la que Corin (Tucker) le definía como un talento tridimensional.
Corin Tucker: Lleva las canciones a un lugar distinto. Añade texturas sónicas. Al principio de “Hell”, por ejemplo, a la que le imprime un paisaje sonoro intimidante, con un sonido muy atmosférico. Añade pequeños detalles a cada canción, y eso las eleva a otro nivel. Y refuerza su impacto.

¿Fue “Untidy Creature” la primera canción que compusisteis y la que marcó el tono del disco?
Corin Tucker: Fue la primera que escribimos. Pero, honestamente, no sabíamos si la incluiríamos en el disco (risas), porque nos daba la impresión de que nos había salido demasiado fácil. Es una canción muy arquetípica de Sleater-Kinney, con un riff gigantesco y una voz muy expresiva, así que nos la guardamos y trabajamos en ella, pero no estábamos seguras de si encajaría con el resto del álbum. No fue hasta que tuvimos otras, como “Hell” y “Needlessly Wild”, sobre todo, que nos llevaban en una nueva dirección, que repensamos “Untidy Creature” y nos preguntamos cómo podría encajar. Una vez lo hizo, todo hizo click. Una vez la grabamos y la escuchamos junto a las otras canciones, nos dimos cuenta de que era el cierre perfecto para el álbum, porque trata sobre muchas de las cosas que sentíamos. Es muy cruda, pero no deja de ser una pura canción de rock, sin necesidad de disculparse por ello (risas). Y eso es algo que también queríamos hacer en este disco.

"Empezamos por diversión. Como una aventura. Tuvimos la suerte de tener una química natural desde el principio"

Prácticamente siempre hay variaciones en vuestro sonido con cada nuevo disco, aunque siempre sean reconocibles como trabajos de Sleater-Kinney. ¿Sentís esa necesidad de dar siempre un pequeño giro de tuerca?
Carrie Brownstein: Creo que es algo que siempre hacemos. Y admiramos a los artistas que se marcan ese objetivo. Ya sea Nick Cave, David Bowie… gente a la que les gusta experimentar y aceptar riesgos, y que confían en que su público lo va entender. Ya había diferencias entre "Dig Me Out" (1997) y" The Hot Rock" (1999), que eran dos discos salvajemente distintos entre sí en términos de tono y de sentimiento general. "The Hot Rock" (1999) era mucho más suave que "Dig Me Out" (1997). Creo que no hay motivos para repetir algo que ya has hecho. Son canciones que ya están hechas, y siempre podemos volver a buscar en nuestro catálogo y recuperarlas para los directos. Porque, al mismo tiempo, tampoco renegamos de nada de lo que hemos hecho antes. Todo forma parte de nosotras. Y nos sentimos orgullosas de ello. Por eso a veces recuperamos también algunas de sus trazas, y las reconfiguramos en el proceso creativo. Ocurre con este nuevo disco, que tiene elementos de "Dig Me Out" (1997) y "The Woods" (2005), incluso de "The Hot Rock" (1999) y de "All Hands On The Bad One" (2000). Cuando reexaminas el catálogo anterior para dar un paso hacia adelante, nada suena exactamente igual. Son partes de un todo, y cada una tiene su carácter individual.

El disco combina una visión del mundo actual con vuestras propias circunstancias personales. ¿Es una mezcla fácil?
Corin Tucker: Creo que nos esforzamos a la hora de hacer eso. Intentamos mirar a nuestro alrededor y reflexionar sobre el mundo en el que vivimos, y nos esforzamos en contar historias personales en la piel de otras personas, porque pensamos que es la mejor manera de hablar sobre lo que nos ocurre colectivamente. No diría que es fácil (risas). Más bien es algo que intentamos hacer siempre que escribimos.

Dadas las desgraciadas circunstancias personales que afectaron a la grabación, al menos en el caso de Carrie, ¿ha sido este trabajo especialmente terapéutico a la hora de cauterizar algunas heridas?
Carrie Brownstein: Creo que hemos tenido la suerte de que Sleater-Kinney siempre ha sido un contenedor para canalizar emociones intensas y para reflejar momentos de nuestra vida que pueden ser celebratorios y alegres o, por el contrario, intimidantes y dolorosos. Se nota en nuestros primeros discos, y también lo siento en "One Beat" (2002) o en "The Woods" (2005). Siempre ha sido un medio para expresar un sentimiento de lucha y también de los cambios en nuestra vida, para bien o para mal. Obviamente, con este álbum he tenido que enfrentarme a la muerte de mi madre, que llegó cuando teníamos la mitad de las canciones grabadas y aún nos quedaba trabajo por delante. Creo que Corin (Tucker) y yo hemos creado un mundo compartido con nuestros seguidores, un lugar seguro en el que sentir una energía especial, que nos permite huir de algunas cosas y luchar por otras. En cierto modo, Sleater-Kinney es una constante, algo muy estable, con lo que no debe sorprender que la banda sea para mí también una herramienta para explorar todo el dolor por el que estaba pasando y aprender a sobrellevarlo. A nuestros fans también les ha servido nuestra música para lidiar con ciertos aspectos de sus propias vidas. Siempre hay algo de catarsis en todo esto.

"No nos importa que nos asocien con determinados movimientos o atributos, en absoluto, pero en esencia solo somos un grupo que trata de ir publicando discos año tras año"

¿Pensasteis alguna vez, especialmente tras la marcha de Janet Weiss hace cinco años, que Sleater-Kinney podía tener los días contados como proyecto?
Carrie Brownstein: Creo que tuvimos que volver a comprometernos con el proyecto y reconectar con las razones que nos llevaron a Corin (Tucker) y a mí a formar Sleater-Kinney en 1994. Obviamente, tuvimos que reexaminar todo y vislumbrar un camino. Pero incluso cuando Janet (Weiss) estaba en la banda, cada vez que nos poníamos a trabar en un disco nuevo, solíamos hace un ejercicio de auto indagación y preguntarnos qué es lo que significa Sleater-Kinney, por qué hacemos lo que hacemos y si queremos continuar por esa senda. Así que esa pregunta ha surgido siempre. Cada vez que afrontábamos un nuevo disco nos preguntábamos: ¿tenemos algo que decir? ¿son las canciones suficientemente distintas a las anteriores? Es cierto que cuando Janet (Weiss) se marchó, surgieron otra clase de preguntas. Pero eran parte del mismo proceso mental. De la misma conversación acerca de si necesitamos seguir haciendo esto. La respuesta suele ser “sí”, y por eso seguimos.

Cumplís en 2024 vuestros primeros treinta años como grupo. Supongo que nunca lo hubierais imaginado.
Corin Tucker: No, no creo que lo pensáramos nunca (risas). Cuando empezamos, éramos unas crías. Muy jóvenes. Empezamos por diversión. Como una aventura. Tuvimos la suerte de tener una química natural desde el principio. Teníamos cosas en común con muchos otros grupos, pero siempre intentamos hacer cosas interesantes. Y en cierto modo, esto sigue siendo una aventura.

¿Cómo os sentís sabiendo que sois la única banda surgida del sustrato riot grrrl que aún está en activo y que ha trascendido a públicos mucho más amplios de los que alcanzaba aquella escena?
Carrie Brownstein: Creo que la última parte de tu pregunta es, de algún modo, la respuesta. Sleater-Kinney empezó ya en la escena post riot grrrl, cuando ya todo aquello se estaba desvaneciendo, y aunque la gente aplicaba el término a nuestra música, siempre tuvimos claro que queríamos ser consideradas solo como una banda, sin ningún adjetivo modificador. No queríamos ser vistas un grupo de chicas ni como un grupo del riot grrrl. ¿Cómo lo conseguimos? Publicando discos continuamente, haciéndonos preguntas para que cada uno de ellos sonara distinto, desafiándonos a nosotras mismas. Hemos logrado perdurar gracias a las canciones. Eso es lo que trasciende. Puedes ponerles el adjetivo que quieras, pero al final solo se trata de seguir haciendo música y encontrar un público. Ese ha sido siempre nuestro objetivo. No nos importa que nos asocien con determinados movimientos o atributos, en absoluto, pero en esencia solo somos un grupo que trata de ir publicando discos año tras año.

Estáis a punto de iniciar nueva gira, de momento solo por vuestro país. ¿Cómo resultarán estas canciones junto al material más antiguo?
Carrie Brownstein: Estas canciones mezclarán muy bien con el material anterior, creo que es un disco estupendo para emprender una gira. Ojalá podamos ir a España. En breve anunciaremos fechas por Europa, y la verdad es que tenemos ganas de volver, porque hace ya mucho que no tocamos en España.

 

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