¿Cómo han surgido estas canciones que forman el epé?
A finales del año pasado, en el otoño del 24, estuvimos con el disco nuevo de McEnroe, nos fuimos a una casa de campo y lo grabamos. El proceso de grabación y de mezcla está siendo muy largo. Yo tenía estas canciones sin terminar. Me gusta mucho la transformación que tienen las canciones desde que las compones hasta que las vas completando con la banda y finalmente las terminas. Eso es muy bonito, pero también siento nostalgia de cuando las hago en casa, que están desnudas, suenan más crudas… Me gusta también ese rollo de atrapar la esencia cuando las haces. Aprovechando este tiempo de mezclas del disco de McEnroe, decidí llevarlo a cabo. Ha sido un proceso muy rápido: tenía la idea, tenía las canciones y antes de que estuvieran muy machacadas, llamé a Saúl y las grabamos en una toma, en directo, intentando captar la esencia de cuando las tocaba en casa. También es la idea de los conciertos que estoy haciendo últimamente en acústico, solo con mi guitarra. Una vez que estaban grabadas, se me ocurrió la idea de acompañar cada una de ellas con un instrumento que hiciese un solo detalle.
Publicas discos con McEnroe, con McEnroe y The New Raemon, como Ricardo Lezón, como RLezón y Limousin… ¿Por qué estas las firmas con tu propio nombre?
Bueno… Yo ya grabé el disco de Esperanza bajo mi propio nombre. Luego se han ido cruzando otras cosas… No presto mucha atención, no tengo muy claro cómo salen. Estas son canciones mías, estoy yo solo y lo que me llamaba era poner mi nombre. Quería que fuese la continuación de Esperanza. No me gusta nada el término “mi carrera”, pero bueno, digamos que mi camino en solitario está abierto, sigue vivo, y esto encajaba aquí.
Tienes idea de grabar una continuación de este epé dentro de unos meses. ¿El hecho de no esperar y grabar un disco completo es para preservar esa inmediatez de la que hablabas?
Este va a ser un año eminentemente de McEnroe, vamos a sacar disco después de casi siete años. Tenía muchas ganas de sacar estas canciones, porque yo sigo haciendo mis giras en solitario y me apetecía presentarlas. También por lo que te he dicho antes, no me apetecía que estuviesen mucho tiempo paradas y volver a meterme en un proceso de un año, de grabar todas… Tampoco quería sacar un disco completo de Ricardo Lezón, sabiendo que en noviembre o así saldrá el de McEnroe. De todas formas, todo esto que te cuento, en realidad, es bastante improvisado. Soy muy malo haciendo planes. Me apetecía que fuese algo así, como relámpago. Como sale solo en digital, no era complicado hacerlo así. Tampoco tengo decidido el resto del canciones que irán en el disco.
El título, "Canciones mínimas", hace referencia a todo esto, ¿no?
Sí. Puede llevar a engaño en el sentido de que parezcan canciones más pequeñas o menos importantes, pero no es así. El título hace referencia a la mínima distancia que quiero que tengan respecto al momento en el que las compongo y las toco en casa yo solo.
O sea que son mínimas, pero no menores.
Eso, exacto. Mínima, pero no menor… bueno, eso de menor es un poco lío, sería un poco trabalenguas… (risas). Pero no son de menor tamaño ni importancia. Tenía la ilusión de ver lo que me pasaba a mí con ellas al verlas publicadas. Lo estoy disfrutando mucho.
Y dentro de esta inmediatez, ¿has tardado también menos en escribirlas? Quiero decir: ¿les has dado menos vueltas que en otras ocasiones para que no perdieran la frescura inicial?
Bueno, me ha costado mucho escribirlas. Nunca llamaría esfuerzo a lo que hago para componer canciones, es placentero. En lo que he dedicado menos tiempo ha sido en darles vueltas y, sobre todo, en el estudio. Eso fue lo más bonito: encontrarme con Saúl, explicarle lo que quería y casi antes de terminar de hablar, ya estábamos grabando. En componerlas he tardado lo mismo que siempre, en el estudio sí que hemos estado menos tiempo.
Están grabadas en directo y creo que en muy pocas tomas. De hecho, se puede escuchar algún pequeño fallo, ¿no?
Sí, esa era la idea. Saúl lo entendió perfectamente, no hemos retocado nada. No hemos hecho más de tres tomas de ninguna canción. Las escuchábamos y cuando veía que estaba ahí el espíritu y la sensibilidad que buscaba en cada una, la dejábamos. Muchas veces, lo que se llama fallos son precisamente las virtudes de una canción.
Otra idea que tenías clara era la de la sobriedad instrumental, aunque, dentro de ese minimalismo, hay variedad. Cada canción tiene un arreglo diferente: fliscorno, pedal steel, armónica y la voz de tu hija.
Dentro de la música que he escuchado durante toda mi vida está la que suena así. Para mí no es extraño. Escucho mucho a Damien Jurado, a Townes Van Zandt, Blaze Foley… Tenía ganas de hacerlo de esta manera, un poco también mediatizado por el hecho de estar grabando el disco con McEnroe, que al final van a pasar más de dos años desde que escribí las canciones hasta que salgan. Quería minimizar ese tiempo. Además, encuentro mucho placer al escuchar música, no necesito que las cosas cambien, me epaten, den giros ni me sorprendan. Me gusta la música desnuda, la que tienes que buscar los matices en las letras o las melodías. El hecho de meter otro instrumento me pareció bonito. En los discos de McEnroe, a veces metes tantos detalles que algunos pasan desapercibidos.
“Sigo tocando en acústico y tengo mucha ilusión con el disco de McEnroe, que yo creo que saldrá en noviembre. Pensé que nunca más íbamos a volver a grabar, pero la vida te sorprende”
El fliscorno de "La colonia Roma" remite al jazz y también a la primera canción de tu primer disco en solitario, Esperanza, que se titulaba Chet Baker e incluía metales.
Me gusta mucho Chet Baker y creo que la canción lo pedía. Es un recuerdo de México, ese momento en el que hice la gira por allí, que escuché mucho a Chet Baker. Le dejé toda la libertad del mundo a Oskitz, siempre me ha gustado trabajar así. Hizo un par de tomas y fue una maravilla. Había escuchado muy pocas veces la canción, pero lo cogió en seguida. Luego lo pensé: Esperanza empezaba hablando de Chet Baker, pero sin ninguna trompeta que sonase apagada, porque las que metimos sonaban más estridentes, más agudas. Tiene gracia que en esta no se mencione a Chet Baker, pero suene más a él.
¿Y cómo se te ocurre meter un fliscorno? No es un instrumento muy habitual en el pop ni en el rock… Jesús N. Gómez, productor de muchos discos de éxito de los ochenta, dijo que cuando les propuso a los Gabinete Caligari meter un solo de fliscorno en "Cuatro rosas", estos se sorprendieron muchísimo, pero cuando escucharon el resultado les encantó.
No sabía que había un fliscorno en esa canción. Es un instrumento que se utiliza mucho en las fanfarrias y ese tipo de cosas populares. Es una belleza, tiene un sonido muy melancólico. No es para todos los momentos. En este caso fue parecido a lo que dices. La idea fue mía y de Saúl, queríamos probar a ver si encajaba. Recuerdo que, cuando me la mandó, yo estaba de viaje y me quedé flipado. Habíamos dado en el clavo.
Lo que también se mantiene, como es habitual en tus textos, son las referencias a lo que lees y escuchas: en este caso, López Velarde, Tonino Guerra.
López Velarde fue porque el hotel en el que nos alojábamos Mario (de Galerna) y yo estaba en frente de su casa. Era un poeta del que tenía referencias lejanas, no lo tenía muy controlado. Visitamos su casa y me impresionó mucho las explicaciones que nos dieron, los poemas, el relato de su vida… Hablamos mucho de eso y se me quedó muy marcado. La canción habla de aquel viaje y López Velarde tenía que aparecer. Tonino Guerra aparece porque uno de los versos de la canción se lo robé a él; me inspiró mucho, sobre todo su libro La miel, y se lo tomé prestado. Quería hacerle alguna referencia, citar que el verso era suyo, pero pensé que el mejor homenaje era titular la canción con su nombre.
Hablamos de tus referencias, pero tú también eres referencia para ortos artistas, como por ejemplo Galerna, grupo al que apadrinasteis llevándolo de telonero en una gira de McEnroe; creo que también intercedisteis en su fichaje por Subterfuge.
No me gusta mucho la palabra apadrinar. Yo lo conozco porque somos de Getxo, hemos hablado mucho, han grabado alguna maqueta en mi casa… Nos seguían y eso para mí es un orgullo. Es muy bonito ver que están saliendo grupos de Getxo con un discurso propio y mucha personalidad, como ellos y como Marban, que siguen la tradición de bandas. Galerna tiene mucha personalidad y, si les hemos influido algo, ha sido sin querer. A mí me gustan mucho.
¿Qué planes tienes para los próximos meses? ¿Vas a hacer muchos conciertos con este disco?
Llevo un año y medio dedicándome en exclusiva a la música, mirando a ver si suena la flauta, nunca mejor dicho, o la guitarra, y puedo vivir de esto. Estoy metido en un never ending tour, como el de Bob Dylan, pero a mi medida. Sigo tocando en acústico y tengo mucha ilusión con el disco de McEnroe, que yo creo que saldrá en noviembre. Pensé que nunca más íbamos a volver a grabar, pero la vida te sorprende. Hasta noviembre seguiré preparando lo que será la segunda parte de Canciones mínimas y, a partir de noviembre, será tiempo de McEnroe. También tengo otros proyectos de escribir… Lo que llevo haciendo estos últimos años.
Vamos, que no paras.
- Eso es (risas). Bueno, ahora vienen dos meses de festivales y como yo no encajo ahí, se presenta un verano como los de antes, con dos meses para hacer otras cosas.

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