Patrick Hetherington, cantante, teclista y guitarrista de la formación, saluda al otro lado de la pantalla, rodeado de trajes de aire retro a su izquierda y un sinfín de instrumentos a la derecha. Esta es una declaración de intenciones nada intencionada, pero cargada de simbolismo. “Loved” ha sido grabado a caballo entre Berlín, Byron Bay, Sydney, Oaxaca y México City, algo diametralmente opuesto a lo que fue “Day/Night” (21). “La grabación ha sido muy lenta”, confiesa Hetherington desde Berlín y prosigue: “Entre medias también íbamos dando conciertos, así que ha sido un proceso raro. Empezamos a grabarlo en Berlín, luego dos de nosotros nos quedamos un tiempo en Australia y ahí empezamos a sacar cosas y al final las últimas sesiones con toda la banda fueron en Sydney. En dos semanas allí surgió lo que sería el setenta o el ochenta por ciento del disco. Si lo llegamos a saber, ¡nos juntamos antes y así no hubiéramos tardado un año y medio!”, asegura entre risas. La “eficiencia” no forma parte de la ecuación de este “Loved”, sino más bien la urgencia de tener espacio y tiempo “para conectar con lo que necesitábamos”. ¿Y de qué se trataba? “Decidir la dirección musical del disco. Somos tres los que escribimos las canciones y nos gustan tantos estilos distintos, tantos géneros, que ha sido el reto más grande”.
"La gente conecta con esa nostalgia sonora por la manera en la que nosotros también saltamos de género en género"
El título del disco, con tintes mesiánicos y post-new wave, vuelve a los orígenes del quinteto: melodías discretamente infecciosas (“Tobeloved”, “Yougotmefeeling”), armonías vocales suaves como el terciopelo de sus trajes (“Sorry”, “Leaveyourlove”) letras coreables y coreadas sin espacios en sus títulos (“Thinkaboutit”, “Leaves”), orgánicas y cercanas, pero con una vueltita de tuerca más. Las pretensiones no vienen en forma de disco doble con aspiraciones algo forzadas de banda sonora, aunque incorporan todo el bagaje sónico que supuso ese “Day/Night”. Como decíamos al principio, Parcels han vuelto y lo han hecho siendo más Parcels que nunca.
“Odio publicar nuevos discos”, confiesa el cantante y añade: “Estaría feliz componiendo música y que se quedara ahí. Es mía, que nadie la escuche, no la quiero ni grabar”, reconoce con una media sonrisa. Empieza a sonar como el protagonista de “Alta Fidelidad” de Nick Hornby. Si escuchamos las letras con atención de “Loved”, también podríamos añadir la célebre frase de “¿Escucho canciones pop porque estoy triste o estoy triste porque escucho canciones pop?”. “No la había oído nunca. ¡Me encanta!” responde Hetherington, ahora sí, con una amplia sonrisa. “Escribimos las canciones de manera individual, aislada, y por eso son tirando a tristes, pero cuando nos juntamos todos te contagias de la positividad del grupo, de estar con tus amigos. Es algo catártico". Es como una terapia: Canciones tristes con un giro vitalista, marca de la casa. Un disco de alegría, de joy, entendido como gozo, pero también como acto de honestidad. Decían que su segundo trabajo era el más libre hasta el momento, sin estar sujeto a ningún tipo de filtros. ¿Son Parcels de los que reniegan de los discos anteriores? “Ahora escucho ‘Day/Night’ y veo que soy una persona distinta, pero también que se empapa de distintos lugares. Con espacio y tiempo entiendo qué significa cada álbum para mí. Es verdad que fue un disco muy libre a su manera, que nos permitió experimentar muchísimo más, en un proceso más profundo y llevar nuestros límites más allá”. ¿Tenías algo que probar después del aclamado debut? “No lo sé, es una mezcla compleja. Ahora hemos canalizado la energía de banda en directo, unida, que fluye de manera natural, sin pensarlo demasiado. Si bien es cierto que nos aburrimos muy fácilmente, así que para que todo siga siendo emocionante necesitamos cambiar y experimentar”. Aunque eso pueda significar perder a parte del público… “Nuestro debut tenía un aura de funk y disco, por tanto para el siguiente queríamos probar otras cosas, así con suerte nuestro público esperará cambios con cada nuevo trabajo y nos acompañará en este viaje”, relata el cantante.
Cuando Parcels publicaron su debut homónimo en 2018 –ylostítulosdelascancionessinespaciosporquesehabíarotolabarraespaciadoradesuordenador– buena parte del público que los auspició venía hambrienta de ese sonido revival nostálgico de electrónica disco funk. Su historia está ligada a la realeza sonora, es decir, a Daft Punk y a una generación que vibraba al son de Jungle, L’Impératrice, Laurel, Leisure o Neil Frances. ¿Sigue existiendo ese apetito por parte de la gente en 2025? “La gente conecta con esa nostalgia sonora por la manera en la que nosotros también saltamos de género en género. Pero desde hace unos años es imposible predecir el consumo o qué gustará a tu público. El mainstream ya no existe. No hay una sola cosa, sino múltiples direcciones y eso es desquiciante porque no sabes qué les gustará y esa incertidumbre a la vez es altamente liberadora. Así que nos hemos pasado al otro lado y disfrutamos de una libertad total porque no tenemos ni idea de lo que gustará. Aunque sí que siento que el público busca la autenticidad. En un momento en el que todo son filtros y redes e inteligencias artificiales, la gente quiere algo real, sentir la humanidad. ¡Tras una semana de comer comida basura, te mueres por una manzana!”, comenta el cantante con una amplia sonrisa. “Loved” es tu plato preferido, el que te hacía tu abuela cuando te quedabas con ella entre semana, cargado de amor, con un punto consentido y de mimo, lleno de sabores naturales. En resumen, eso es así porque Parcels siguen siendo cinco amigos australianos que cambiaron temporalmente el sol de Byron Bay por el cemento de Berlín y consiguieron fusionar ambos mundos en un proyecto atemporal, liviano y contagioso. Y “Loved”, sus nuevas flamantes once canciones; eufóricas a momentos, satinadas de decadencia de piano bar, de días mejores a otros, llena de armonías vocales preciosistas, arreglos vitalista y las ganas de querer formar parte de su universo retro.

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