“Las redes sociales mataron a la estrella DJ”
Entrevistas / Nin3S

“Las redes sociales mataron a la estrella DJ”

Fran González — 11-09-2023
Fotografía — Archivo

Si entendemos la música electrónica como un arte, y no tanto como un mero divertimento de masas, en seguida comenzaremos a comprender, apreciar y respetar la generosa cantidad de matices y detalles que subyacen en una producción de origen sintético y digital.

No son pocos los proyectos internacionales que durante décadas han peleado por sacar a flote la cara más sofisticada del género por encima de las vertientes más facilonas del mismo, y con orgullo podemos decir que en España tenemos a uno de esos artistas que desde la trinchera hacen batalla por lograr que la electrónica sea apreciada y comprendida de una forma distinta.

Manu García, DJ y productor con una longeva trayectoria sobre sus hombros y alter ego de NIN3S, firma conAbstract View” (23) uno de los discos más depurados de nuestra electrónica actual, donde la frontera de los géneros queda completamente diluida en favor de ofrecernos una mirada caleidoscópica y expansiva que huye de caprichos vanidosos y apuesta por una experiencia inmersiva de la que querremos ser partícipes desde la primera escucha. Con el fin de conocer más sobre su reinvención profesional, la naturaleza de su propuesta y las opiniones y puntos de vista que sustentan su actual sino creativo, nos damos cita con el propio Manu en las ondas de una videollamada que sirve de puente entre España y su hogar en la actualidad, la cosmopolita Nueva York.

¿Tienes presente el momento en el que decides dejar de ser UNER y empezar a firmar tu música como NIN3S?
Recuerdo que hice la transición cuando me miré al espejo y no logré verme a mí mismo. No era tanto cuestión de que fuera pedo [risas], sino más bien de dejar de sentirme cómodo con lo que hacía. Recuerdo una entrevista de hace muchos años a un futbolista, donde éste decía que lo primero y lo último en lo que pensaba en el día era en el balón, y eso le hacía sonreír. A mí me pasaba eso con lo que hacía, hasta que la sonrisa se convirtió más bien en un pesar. Fue un proceso largo, no fue cosa de un día para otro, pero llegó un momento en el que de forma natural el cuerpo me hizo ver que había que “tancar la paradeta”. Allá por 2014 comencé a sentir ya la pulsión de querer hacer algo distinto, pero al estar inmerso en la rueda de la rutina, tampoco podía pararme demasiado a pensar. En 2015, sin embargo, murió mi padre y eso supuso para mí un antes y un después a la hora de valorar mi relación con la realidad, con todo aquello que me estaba perdiendo, y con la fugacidad de la vida.

"Te diré que para mí NIN3S no es tanto un alter ego, como sí un proyecto sin rostro ni presencia física que hace música. Lo principal es la experiencia"

¿Tu cambio de residencia influyó en esta ecuación?
Sí y no. A partir de 2017 ya sí que escuchaba más fuerte que nunca la llamada de la selva, -o más bien, la llamada para salir de la selva [risas]-. Fue una etapa marcada por muchas idas y venidas a Estados Unidos, hasta que en 2018 decidí afincarme definitivamente aquí con la que ahora es mi mujer. Actué por última vez como UNER el 6 de septiembre de 2019 y a partir de ahí supe que era el momento de hacerle caso a todas esas voces internas que durante años me habían sugerido cambiar de registro.

Un registro nuevo.
Un registro que supusiera hacer música sin pensar en la gente, sin pensar en los bolos, en los tours, en Ibiza… y en definitiva, un registro que supusiera para mí una liberación. Fue como quitarse una mochila llena de piedras. Y además, de la noche a la mañana y sin demasiadas ceremonias. Únicamente se lo comuniqué a mi pareja y a mi madre, que en cierto modo son las únicas personas a las que a día de hoy les debo explicaciones de mis acciones.

Da la sensación de que los años previos a NIN3S fueron todo epifanías hasta llegar aquí.
Bueno, y hay más. En 2018, cuando ya andaba barruntando esta decisión cada vez con más claridad, subí a un vuelo España-EEUU en el que estaban proyectando el documental de Avicii… Y, salvando las distancias, por supuesto, llegué a la conclusión de que no quería llegar nunca a verme en esa tesitura, donde odiar lo que hacía y ese ritmo de vida podría incluso costarme hasta la salud. Todo estaba viniéndome de cara para que me largara.

Ahondando ahora en tu música, es curioso ver como rescatas bajo la electrónica géneros tan variados como el soul, el jazz, el rock, la música neoclásica, y hasta el tango. ¿Crees que el futuro de este tipo de géneros pasa por mezclarse con la electrónica, en aras de evitar que desaparezcan?
Tampoco diría que si no se reinventan van a desaparecer, porque mira, llevan ahí toda la vida y luego hay subgéneros de la electrónica que en dos años desaparecen, ¿sabes? Pero sí que es cierto que la electrónica ha logrado que los artistas tengan una visión diferente a la hora de tocar, componer y desarrollar un género musical. La idea de NIN3S era coger todos esos géneros que me gustan tanto y que son tan distintos unos de otros y encontrar entre ellos un nexo común. Y si no lo tienen, ya lo desarrollo yo a partir de la electrónica. Un velcro en el que lograr que cohesionen todos esos estilos. El proceso interno de cómo se gestiona todo en la electrónica te permite llegar a unos efectos y a unos matices que de otra manera sería mucho más complicado o directamente imposible.

También tienen un papel importante en tus creaciones las imágenes que acompañan tus canciones, ¿verdad?
Te diré que para mí NIN3S no es tanto un alter ego, como sí un proyecto sin rostro ni presencia física que hace música. Lo principal es la experiencia. Ver, sentir, y escuchar. Para lograr esto, trabajo con un artista visual que se llama Iván, y con él busco explorar la idea de crear un universo paralelo de diseño sonoro a partir de imágenes que sustentan y acompañan las historias que hay en mi música.

Es cierto que “Abstract View” se siente muy cinematográfico, hasta el punto de que has colaborado incluso con Amir-John Haddad, guitarrista asiduo en trabajos de Hans Zimmer. ¿Cómo surge esta sinergia?
Pues mira, me llamó Hans y me dijo “Manu, tío… me tienes que hacer un favor” [risas]. ¿Te imaginas? Nah, verás, yo trabajo también produciendo cine, y uno de mis compañeros del sector conoce a Amir. Me propuso contactarle y ofrecerle una colaboración, ya que a mí me gustaba mucho la idea de verle tocando en una de mis producciones, sacando su lado más rockero. Le pareció estupendo y así surgió todo. El tío, además, es un flecha, todo un virtuoso.

Pero más allá de este bonito cameo de las seis cuerdas, el disco gira en torno al piano, tu instrumento fetiche.
Llevo tocando el piano desde que tenía cuatro años, así que, imagínate. No soy en absoluto un virtuoso, pues mi intención con el instrumento nunca fue puramente interpretativa, sino establecer una conversación privada con el mismo y expresar mis emociones a través de él. Con los años he logrado poder hablar con el instrumento sin ningún tipo de filtro. Poder mirarlo, y saber al instante dónde tocar para lograr que éste suene como yo quiero. El primer álbum de NIN3S lo grabé en un estudio de Nueva York, pero para este segundo disco quería que la conversación con el piano fuese aún más privada. Por eso mi mujer encontró un Fischer de 1936 a través de pianoadoption.com, que es con el que está compuesto todo el disco. La gente me suele preguntar a menudo cómo logré ese sonido tan clásico, y es que el propio piano ya me lo dio de por sí.

Dirías que esta formación profesional tuya, ¿ha hecho que seas más exigente con aquello que compones?
Ha habido mucha evolución respecto a ese tema. Un gráfico de subida y otro de bajada, te diría. Con NIN3S siento que he desaprendido toda esa exigencia que en el pasado me echaba encima y he vuelto a conectar con la sencillez. A lo mejor solo hace falta una nota o un acorde bien puesto para tener la canción idónea que consiga emocionarte y no hace falta perseguir con tanto ahínco la perfección. Con UNER estaba más limitado en cuanto a aquello que proponía, pero con NIN3S he terminado actuando sin filtros. Ya no tengo ninguna atadura que me obligue a tergiversar el discurso o buscar metáforas. Todo lo contrario. Ahora busco lo sencillo, sin matices.

¿Crees que la electrónica menos generalista tiene esperanza en España?
Todo es cuestión de cómo cada oyente sea capaz de ver la electrónica. A menudo, cuando hablas de electrónica, parece que a la gente solo le venga a la cabeza la figura del DJ, la fiesta, el club… Yo he vivido la evolución del DJ desde el principio. Desde que pensaran que eras un muerto de hambre hasta que creyesen que tu vida son jet privados y despelote. Ahora, simplemente piensan que eres uno más de los cientos que se autodenominan DJs. Se podría incluso hacer una versión del clásico ochentero que fuera “las redes sociales mataron a la estrella DJ”. Te compras fans, subes de números, que es lo único que por desgracia le importa a muchos promotores, y ya estás en el meollo. Y por desgracia, se ha ligado la electrónica con eso. Pero si te sales de la fiesta privada, del pedo, del vídeo para redes y del confeti, te darás cuenta de que la electrónica es mucho más. Es ya cuestión de qué visión cultural quiera cada uno darle a la electrónica. Si le queremos dar la visión del confeti y del despiporre, pues no iremos a ningún sitio. Por suerte, continuamente vemos mucho cambio social a nuestro alrededor y tengo la esperanza de que eso haga en algún momento que empecemos a vivir y sentir la música electrónica como algo diferente y que ésta se desligue por fin del simple hilo musical que escuchamos cuando salimos de fiesta un sábado por la noche. Esa es tan solo una parte muy pequeña de la música electrónica.

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