Incombustibles
Entrevistas / Mudhoney

Incombustibles

Daniel F. Marco — 16-09-2008
Fotografía — Archivo

Simple y directo hasta el envoltorio. “The Lucky Ones” (Sub Pop/Popstock!), el octavo disco de la que probablemente sea la única banda grunge auténtica que jamás existiera (o al menos, la única que sobrevivió al auge y la caída del hype), no se prodiga en excesos musicales o estéticos.

Unos trazos de pintura conforman la portada, una inescrutable foto retrata al grupo, y la galleta y el interior de la carpeta desplegable vienen ocupados por la imagen de cientos de tumbas anónimas. Le pregunto a Steve Turner (guitarra y miembro fundador del grupo) si “the lucky ones” somos nosotros o los que descansan bajo las lápidas, y él se ríe. “El título y el tema homónimo son cosa de Marc (Arm, el otro Mudhoney fundador), así que no sabría decirte. Pero te aseguro que tanto él como yo nos sentimos afortunados de estar entre los vivos”.

"Hace diez años que Mudhoney no nos da para vivir, no vendemos un puto disco"

Algo que se nota en las composiciones: rezuman insalubridad, pero palpitan. “Es un disco mucho más básico, va al grano, es agresivo y teníamos varias razones para que así fuese”. Razones que, o son alto secreto o, a tenor de lo obtenido en el interrogatorio, se reducen a una. “No teníamos ninguna necesidad ni la más mínima gana de hacer un disco tan elaborado y espeso como los dos anteriores”. La agresividad vertida ¿obedece a alguna razón concreta? ”Las razones son puramente musicales. Queríamos volver a sonar como una banda de punk rock, como cuando empezamos a tocar música. Y creo que lo hemos conseguido, el disco suena por momentos a un álbum de hardcore americano de los ochenta”. Su filiación punk les viene de cuna; Mark y Steve llevan desde los albores de los ochenta militando en la tradición ruidista americana, y no todo el mundo puede encararse a un tema de The Damned y salir airoso del lance. Pero más que al hardcore ochentero, a quien rinde tributo este disco -quizá más que ningún otro de Mudhoney- es a The Stooges. “Bueno, esa influencia es una constante en nuestra carrera, no es premeditado que en este disco esté más o menos presente”. Otra de las aristas del grupo, esa cadencia oscura y asfixiante que estilan a veces, está especialmente presente en el nuevo compacto, pringándolo como un vertido de crudo y revistiendo algunos cortes con un ambiente de pesadilla. Turner se mofa. “Joder, tampoco te lo tomes muy a la tremenda (risas). No es que hayamos buscado intencionadamente hacer un disco que transmita mal rollo. Estas cosas salen un poco solas, ¿no? Eres más o menos consciente de lo que haces y lo que quieres que sea el disco, pero al mismo tiempo te dejas llevar por lo que te pide el cuerpo, que al final es un poco lo mismo. Pero no es un disco amable, desde luego; sentíamos que era lo que teníamos que hacer. Y el resultado nos ha dejado muy satisfechos”. Pues me alegro, porque es su mejor pieza en años, algo doblemente de agradecer considerando que la página reservada a Mudhoney en el libro del rock americano ya está escrita: el grupo tocó techo hace tiempo. Probablemente nada más salir, con “Superfuzz Bigmuff”, que, por cierto, esta de nuevo a la venta en reedición de luxe (para que te lo compres otra vez) al mismo tiempo que “The Lucky Ones”. Steve dice no tener ni puta idea de las ventas de ninguno de los dos, pero asume que “seguramente se esté vendiendo muchísimo mejor la reedición”. Lo dice con una especie de resignada satisfacción; veinte años dan para ir y estar de vuelta. “Cuando en 1987 pusimos en marcha Mudhoney, lo último que pensamos fue si en otros veinte íbamos a estar aún tocando o tan siquiera vivos. Es la última cosa que se te pasa por la cabeza cuando eres adolescente. Y ahora tampoco es que el tema me quite el sueño, pero a veces sí que miras atrás y dices...’vaya, no está mal, ¿eh?’ (risas). Nada mal, desde luego. Y sí deben entrarle ganas a uno de mirar atrás de vez en cuando si se tiene en cuenta que “hace diez años que Mudhoney no nos da para vivir, no vendemos un puto disco. Viene más gente a vernos en directo de la que compra nuestros discos”. ¿Y cómo se gana la vida un grunge de mediana edad? “Vendo discos por eBay. No está mal, curro desde casa, estoy con mis hijos...”. Sólo queda esperar que se dignen a presentar su nueva obra por estos pagos; su anterior descarga madrileña aún sigue grabada en la retina y los tímpanos de muchos. “Estuvo de puta madre, sí, nos lo pasamos en grande. Por cierto, que ese show va a ser editado en DVD (-por Munster Records-). En cuanto a si volveremos a Europa, no lo sabemos aún, de momento no hay planes. Vamos a girar intensamente por Estados Unidos, que es algo que llevamos bastante tiempo sin hacer. Nos gustaría ir a Europa, pero en plan relajado, sabes, como el año pasado, unas semanitas, conciertos esporádicos...de momento sé que vamos a tocar en Londres y en algún festival en Noruega, pero no te puedo decir si haremos más fechas o no. Ojalá pasemos por España, porque Barcelona es una de nuestras ciudades favoritas”.

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