“Hoy en día la mayor parte de la población está con un tratamiento mental”
Entrevistas / Manolo Kabezabolo

“Hoy en día la mayor parte de la población está con un tratamiento mental”

Jesús Casañas — 27-05-2024
Fotografía — Archivo

El pasado viernes, 17 de mayo se estrena en cines comerciales Manolo Kabezabolo: Si te kedan dientes es ke no estuviste ahí”. Un documental rodado a conciencia por el cineasta J. Alberto Andrés Lacasta, quien como buen aragonés ha sido seguidor del cantautor punk desde sus inicios.

A lo largo de cuatro años, entre Manolo y Lacasta han conseguido una ingente cantidad de material inédito que, una vez compactado en hora y media, nos acercará de una forma original y amena a la vida y obra del músico zaragozano: sus canciones, sus éxitos, sus giras, sus inquietudes… Sin esquivar el tema de la salud mental, pero tratándolo de una forma natural y normalizada, exenta de amarillismo. Todo coincide además con la gira de cuarenta aniversario de Kabezabolo, para la que ha preparado unas cuantas sorpresas. En la trastienda de una famosa librería de Madrid, ambos contestan a mis preguntas.

Alberto, leí que eres fan de Manolo de toda la vida. De ir a sus conciertos, oír sus discos… ¿Ha sido Alberto quien ha buscado a Manolo, o Manolo a Alberto?
(Manolo) Ha sido él.
(Alberto) He sido yo el que le tiró los tejos e intentó seducir. Y lo conseguí. Tuve la iniciativa para llamar, en la pandemia. Estuvimos hablando del planteamiento que yo tenía a propósito del documental, él accedió, cuatro años y ya estamos aquí.

Supongo que tendrías alguna estructura previa, pero que habrás ido montándolo según los materiales que hayas conseguido.
(Alberto) Exacto. Tenía una estructura previa para ir montando el proyecto, la financiación… Pero a medida que empezamos a trabajar, a hablar, a convivir, a hacer las primeras entrevistas, el modo y la forma cambian. Una cosa es el preconcepto que tienes de él, y otra cosa es convivir con él. Ver cuál es su manera de hablar de sus temas, de defender todo lo que ha sido su carrera profesional, su vida personal. Evidentemente te vas adaptando, vas viendo cómo puedes armar toda esa narratología que te está presentando. También con unas premisas, que pasaban por no hacer un homenaje, y por no ser excesivamente editorialista, sino que fuera el personaje el que fuera contando su verdad, y poco a poco ir armando todo el conjunto del relato. Ese periodo de conocimiento mutuo, de trabajar en paralelo y de estar hablando de las cosas que a él le importan, poniendo la cámara donde se podía y, cuando no, pues había que retirarla, es lo que ha ido conformando el documental, junto a otra gran parte que es el material de archivo.

“No había bar en España que no tuviera una cinta con canciones mías”

Hay muchas grabaciones personales, supongo que eran de Manolo…
(Manolo) No, mías no. De vídeos y eso no tenía nada.

También entrevistas para distintos medios, las propias canciones, videoclips, el corto donde sales con el sombrero mexicano… Conseguirlo habrá sido un currazo.
(Alberto) Sí, una arqueología bastante fina. Cuando estábamos empezando a ver material de archivo particular nos encontrábamos con que el noventa por ciento estaba colgado en YouTube, y además ya estaba muy quemado. Lo que hicimos fue meternos en redes sociales del mundo punki y pedírselo a la gente. En un mes teníamos casi cuatro terabites de material inédito. Gente que había ido a sus conciertos, que había hecho fotos, bares que tenían cámara y habían grabado dentro y fuera… Además nos abrió puertas a gente que tenía otras documentaciones y materiales, coleccionistas muy frikis que tienen material de Manolo que nosotros no sabíamos ni que existía.

Luego están las entrevistas que has hecho a terceras personas que no son Manolo. ¿Cuál ha sido el criterio a la hora de buscarlas?
(Alberto) En primer lugar, que fuera gente cercana a Manolo. Sobre todo desde el punto de vista artístico, que hubieran colaborado con él y que hubieran formado parte de su entorno, del mundo en que se movía: la música punk, el rock… Una vez que hicimos nuestra lista, empezamos a llamar y desde el primero hasta el último todos dijeron que sí rápidamente. Con un respeto profesional y una admiración personal hacia Manolo y hacia una trayectoria ya de cuarenta años que era bastante venerable. Una vez que nos hicimos con un buen montón de testimonios lo que hicimos fue aligerarlos mucho y componer como un coro que simplemente apostillara o aportara luz o rédito a lo que era el relato de Manolo. Y evitando también el sentimentalismo, que a todo el mundo le salió, pero no lo hemos metido (risas).

Claro, al final Manolo es el protagonista. Están sus aportaciones, sus escenas de la vida cotidiana, esas animaciones que habéis hecho bastante simbolistas… Y luego hay que dejar todo eso en hora y media.
(Manolo) Ha sido complicado. Yo no me he enterado mucho, porque eso no lo llevo, pero he entendido que había cerca de seis horas de material, o sea que…
(Alberto) El primer montaje en línea eran seis horas, ya desbrozado. Luego vas quitando, vas quitando… Cuando has hecho una cosa que le has dedicado cuatro años, que le has metido tantas horas, cada corte es un dolor. Es como para un músico quitar un tema de un disco. Pero cuando ya llegamos a ese aquilate nuestro distribuidor nos decía: por favor, no estéis por encima de los noventa minutos. Y ha tenido noventa y dos.

Una de las cosas que contáis es cómo Manolo se hace famoso a través de las cintas de casete, de grabar y regrabar. Yo me acuerdo que aquello lo viví y que gustaban a todo el mundo: en el pueblo, en el instituto, a punkis, a bakalas, a heavys y a pijos. A ti la piratería, que aquello ya era piratería pre internet, te vino bien…
(Manolo) Pero que muy bien. En las carátulas de las maquetas que sacamos lo poníamos: si te gusta grábaselo a tus colegas y haz que esto rule por ahí. Y lo hicieron, vaya si lo hicieron. Yo recuerdo que no había bar en España que no tuviera una cinta con al menos un par de canciones mías. Íbamos a tocar a cualquier sitio y no pasaba un cuarto de hora sin que viniese alguien a decirme: “¡Hombre, Manolo!”. Recién sacado el primer disco, que era difícil que te conocieran. Yo siempre he estado a favor de la piratería en ese aspecto. Es una manera de que tu música y tu trabajo lleguen a gente que a lo mejor por otros medios no se podría permitir adquirirlo.

Otro grado de fama es cuando te empiezan a salir leyendas urbanas: que si te habías muerto no sé cuántas veces… Recuerdo leer en tu ficha de la Wikipedia que te habías hecho budista y que te habías ido a vivir a Japón.
(Manolo) [Risas] Sí, que me había casado con una japonesa… Unas cosas muy raras. No sé de qué cabeza saldrá eso, pero me hacía mucha gracia.
(Alberto) Pero lo cierto es que era uno de los temas que más nos preocupaba a la hora de afrontar el documental: las leyendas apócrifas a propósito de su vida, de sus andanzas… Unas afirmaciones de lo más peregrinas, que parecía que habían sentado una jurisprudencia a propósito de la vida de Manolo.
(Manolo) Y que en realidad no tenían nada que ver con la realidad.

“Si viene un colectivo de apoyo a los patos zurdos de no sé dónde Manolo se apunta”

También he descubierto cosas que no sabía de ti, como esa gira por Estados Unidos. ¿Qué tipo de público iba a verte?
(Manolo) Casi todo gente inmigrante. Chicanos, sudamericanos… La gente que venía yanqui, yo ni papa de inglés [risas]. Cantando en castellano con la guitarra malsonante que me caracteriza, en los conciertos que no había gente inmigrante era muy extraño. Hicimos un concierto en una sala en Brooklyn que vinieron dos personas y porque les habíamos invitado [risas]. Así fue la cosa. Como solíamos compartir cartel con grupos de allí pues sí que venía gente de todo tipo, pero ya te digo, era muy difícil sin entender el idioma ni nada pues conectar bien con el público de allí.

La película ya ha pasado por un montón de festivales y certámenes. ¿Cómo está siendo la acogida?
(Manolo) Pues muy buena. En Barcelona, que fue donde se estrenó, fueron dos días de emisión y fueron sold out, se petó las dos veces. Y lo que decían los del festival, que eran de los pocos documentales que la gente se quedaba cuando se acababa para ver la charla que había después. En Bilbao también, la aceptación está siendo muy buena.
(Alberto) En todos los sitios por donde hemos pasado ha sido espectacular la acogida. Muy contentos con cómo ha entrado la película, cómo la han recibido, las cosas que nos han dicho a propósito de lo que les sugería, de la idea que todo el mundo tenía de la vida de Manolo. Y del propio tratamiento de la enfermedad mental, que era como: ¿Hay término medio con esto? Pues claro, la naturalidad es el término medio, hablar de las cosas sin tapujos, sin aspavientos y sin amarillismos. En la medida que rebajas esa inflamación y que dices las cosas como hay que decirlas, sin más, pues ganamos en cercanía, en naturalidad, y Manolo de eso va sobrado. Lo que no tiene es ego, es la combinación perfecta para que el mensaje quede y que mucha gente se sienta identificada. Todo lo que tiene que ver con el estigma, con hablar de las propias negruras de pasar una mala época. Ya está, es lo que hay, no tenemos que esconderlo.
(Manolo) Y sin entrar en el morbo ni en el sensacionalismo. Con naturalidad.

Sí, una cuestión de normalizar.
(Manolo) Claro. Si hoy en día tristemente la mayor parte de la población, por unas cosas o por otras, está con un tratamiento o con otro. Es una exageración.

Este viernes llega a cines, y luego no sé si va a ir a plataformas. ¿Qué recorrido le queda a la película?
Alberto: Ahora vamos a aprovechar el circuito cinematográfico. Ya sabes que los documentales tienen un recorrido limitado. Vamos a aprovechar mucho el recorrido cultural: festivales, cinetecas, actividades paralelas o complementarias… En plataformas sí, estamos con conversaciones. No sé cuál será, pero alguna será porque sí que han mostrado interés, pero vamos quemando etapas. Vamos a ver hasta dónde llega la cosa, y luego pues ya la haremos accesible a todos. Además, también la peli tiene esa vocación, o sea que si por h o por b algún día las plataformas no la quieren, nosotros la zamparíamos en YouTube gratis, porque también forma parte del espíritu de Manuel y de cómo él es, de cómo tiene que ser. Manolo puede estar como sea, pero si viene un colectivo de apoyo a los patos zurdos de no sé dónde Manolo se apunta [risas]. Cuando hay que cobrar se cobra, con todas las letras, pero cuando hay que apoyar una causa que valga la pena ahí está, esté como esté él. Es decir, que si no le falta ninguna mano y está tranquilo, estoy seguro que tocará.

El estreno coincide con la gira de cuarenta aniversario. Entre otros sitios vas a tocar en mi pueblo, en Leganés, el 7 de junio en el Egaleo. ¿Qué vamos a ver?
(Manolo) Básicamente un repasillo a la discografía completa, sobre todo los temas de siempre. Y también unos cuantos temas nuevos que están por salir, ya vamos a empezar a presentarlos.

¿Vas a ir solo o con banda?
(Manolo) Solo, solo. Guitarra, voz y lo que venga.

Siempre hay un feedback entre tú y el público: “Manolo, tócate la de “Papel morado”, la de “Spiz amarillo””…
(Manolo) [Risas] Sí, eso es más fácil yendo en solitario. Es más fácil acceder a las peticiones del público, porque si vas con la banda y hace que no lo preparas equis meses ya es más complicado.

¿Te has planteado grabar un disco en directo con todos tus temazos?
(Manolo) Pues de momento no me lo he planteado nunca, hacer un directo. Ahora estoy con un doble disco que queremos sacar, consta de veintidós temas, empezaremos en breve un crowdfunding para financiarlo. Hay colaboraciones de todo tipo de artistas, para finales de año imagino que ya estará.

¿Lo vas a grabar también tú solo con tu guitarra?
(Manolo) Sí, hago yo guitarra y voz, y luego las personas que colaboran pueden meter otra guitarra, hay temas en los que van varios músicos, algunos temas un poco con banda, pero la mayoría son dos guitarras y voces.

 

 

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.