Y, precisamente por esa gran personalidad, a veces puedan resultar tan específicos como esa receta que te gusta preparar, pero sólo a veces. Aunque Clinic dan espectáculo y su par de ideas funcionan, por mucho que siempre echemos en falta una tercera. Pero me temo que a Ade Blackburn (mascarilla y voz), y a Brian Campbell (batín verde y guitarra) les trae al fresco mientras sus discos no vendan mal y haya quien les desvista de la gravedad con la que se les está pintando. (Blackburn) “Queremos que nuestra música sea siempre un espectáculo y no solamente algo aburrido con otro grupo subido encima de un escenario tocando sus canciones. Un concierto debe ser desafío y provocación”. Pues ahora una definición del grupo vendría al pelo. Sobre todo si me dicen lo que tienen de punk y lo que tienen de arty. “Hay un lado punk en Clinic, pero es más importante que hay una parte pop fuerte y marcada. Y no me gustaría añadir el término arty, porque querría pensar que lo que hacemos es más fácil de escuchar, aunque sea un poco experimental, pero igual que los Residents o la psicodelia, siempre con una buena dosis de sentido del humor”. 

Empieza a parecer claro que Clinic no son un grupo demasiado serio, aunque no todos piensen así en este país de entender poco a los grupos y darles un sentido nuevo. Tendremos que pensar, entonces, qué sería de Clinic sin su lado circense y canalla. “Nos apoyamos en el rock´n´roll y en las estructuras pop para crear unas canciones que queremos pensar que son distintas, y eso se debe notar siempre en los primeros diez segundos de cada canción. Lo que empieza después ya tiene que ver con la ironía y el sentido del humor”. Ahí es a donde quería llegar, a que después de quince años parece posible encontrar de nuevo unos cuantos grupos británicos que vuelven a mirar hacia América para buscar sus raíces. “No, mira, para nosotros esas raíces son igual de importantes que Can, los Sex Pistols o Serge Gainsbourg, y si alguien quiere que digamos que sonamos como los Strokes, que se joda, porque en todo caso sonaremos como una extraña y nueva traducción de Jesus And Mary Chain”. Naturalmente, un británico no dará nunca su brazo a torcer, pero mira que dan juego a cambio. En fin, que uno no ha nombrado el santoral del hype, y sin embargo querría hablar de lo enfadados que se ponen algunos en cuanto un grupo íntegro de los de la guía del buen indie aparece en un anuncio de vaqueros. “La integridad en la música es una idea pasada de moda. Hoy en día todo está pagado por alguien y es estupendo. Los grupos que grabamos música lo hacemos para que nos escuche cuanta más gente mejor y si nos ponen en un anuncio o nos meten en un festival poco adecuado, mejor porque nos escuchará la gente que no lo hace normalmente”. Pues vamos con su nuevo álbum, “Walking With Thee”, del que ya se han apresurado a decir que tampoco se diferencia mucho de “Internal Wrangler”. “Sabiendo que casi todos los grupos de guitarras piensan que algo es diferente simplemente si suben un poco la ganancia o si meten un pequeño violín, creo que estaría muy feliz si nuestros dos álbumes fueran exactamente iguales, porque al menos ya serían originales”. Pues que nos explique, al menos, algo de eso que parece que los que se toman en serio a Clinic es porque no les entienden: “Nos parece divertido que haya letras que sólo añadan ritmo a la cadencia de la canción, que sean una lucha constante entre el optimismo y el pesimismo, y que no haya ningún tipo de juicio moral, de modo que la gente pueda escuchar a Clinic fácilmente, sin tener que estar pensando en lo que proponemos”. ¿Será por eso por lo que se ha llegado a decir que Clinic son un grupo original que no tiene canciones? Ade ni se inmuta. “Eso me toca los cojones porque tampoco queremos ser un grupo complicado, ni que nos busquen las vueltas. Si quieren canciones o baladas, ya tienen a No Doubt y sus estribillos convencionales de los que nosotros no tendremos nunca. Pero no puedo creer que hayan dicho eso”. Lo han dicho y lo han escrito, pero, claro, nunca os hemos visto la sonrisa debajo de las máscaras.

Ecologist provienen de las islas británicas, acaban de publicar su primer larga duración, «Hot Filth» (Moksha/El Diablo, 99) y son unos tipos raros. Y es que, con Ecologist, las cosas resultan más complejas de lo imaginable. Mientras tengo claro que Tom Ecologist es el alma matter del combo británico y lo tengo así por las buenas, por la impresión que me dan tanto su protagonismo como sus palabras, también ando convencido de que Tom considerará que los dioses o algún movimiento estelar le han colocado allí. Su mixtura musical, capaz de pasearse por los postulados de Teardrop Explodes, Baby Bird, Beck o Regular Fries, se debe a las mentes de John Hall («él es el productor, el genio, el astronauta y el gordo bastardo»), el ya citado Tom Ecologist («yo solamente grito») y sus compañeros Shaman Bob («se encarga de la guitarra, los rituales, los sampleados, los platos, la trompeta…») y Ross Diamond («es sencillamente el batería»), aunque nuestro protagonista carga las tintas en otros aspectos. «Sonamos tan variados porque estamos locos. Nosotros tenemos que ver con Beck o Super Furry Animals, gente que se acerca a muchos estilos. Aunque si hemos conseguido editar un disco y varios singles anteriores ha sido por el amor de su majestad Charles y al dinero de la Lotería Nacional». Curiosas respuestas las que me brinda el británico, algo poco sorprendente si tenemos en cuenta que reconoce haber dado forma a «Hot Filth» entre orgías de drogas y alcohol. «Desde que empecé a beber he estado a punto de convertirme en un alcohólico… Cuando era joven tomaba hongos alucinógenos cada día, pero nunca en exceso. De esa forma me mantenía siempre en buen estado, hasta que un día caí y puse muchos en una sopa y empecé a oír caballos. Shaman Bob jamás toma drogas, pero yo creo que son buenas si puedes tomarlas sin sentirte jodido. La heroína y la cocaína son como caballos desbocados. He vivido en barrios llenos de yonkis y les he visto actuar. Por eso todas las drogas deberían ser legales. Así se eliminaría el espectro criminal que las rodea. Las drogas serían puras y no esa mierda que la gente compra en las calles. En las escuelas deberían dar alguna clase sobre las drogas y cómo consumirlas, enseñar lo que son y cómo usarlas. Además, casi todo puede ser una droga en nuestra sociedad». Visto está que me va a resultar ciertamente difícil hablar de música, así que mejor lo dejo y hablamos de Tom Ecologist el personaje. Cómo evitarlo, teniendo en cuenta que anda de cabeza con infinidad de proyectos. «Soy pintor desde hace unos quince años y aún estoy aprendiendo. También estoy escribiendo una novela de ciencia ficción en la que los protagonistas están totalmente fuera de control. Y escribo poesía, hago esculturas y escribo en las paredes de mi apartamento en una forma pura de arte». Por si no hubiese suficiente, pertenece a una curiosa religión japonesa llamada tenrikuyo. «Uno de mis mejores amigos se casó con una japonesa que practicaba esa religión. Ambos se ofrecieron para llevarme al Japón y enseñármela, así que no podía negarme… Durante mucho tiempo estuve trabajando en una empresa con una prensa hidráulica y con pegamento. Un día estaba desayunando un sandwich colocado por la cola, me sentí iluminado y descubrí que música y espiritualidad eran una misma cosa». Y para ponerle la guinda a su peculiar pastel, incluso se atreve a presentarse como candidato a la alcaldía de Londres. «Me presenté para ser alcalde de Londres, pero me han echado, aunque hay otros músicos que se presentan como Malcom McLaren o Buster Bloodvessed. Todo se ha convertido en un circo para los medios de comunicación y como yo no tenía el suficiente dinero para competir me echaron. Así que va a ser una lástima para la agradable gente de Londres». De locos vamos. Eso sí, su disco sigue pareciéndome interesante.