“Pagar para sufrir se me hace muy raro”

La Perra Blanco es la reina del genuino y puro rock’n’roll. Lo demuestra en discos como el reciente “Get It Out” (Folc/Maldito Records, 24), pero sobre todo sobre los escenarios. Y en los próximos meses vas a tener muchas oportunidades de entregarte a su causa.

El torbellino La Perra Blanco sigue arrasando allá por dónde pasa. Uno, que ha estado en uno de sus conciertos, no concibe no caer rendido ante su propuesta de genuino y puro rock and roll. El que sale de las entrañas. El concebido para alegrarnos una vida que, a veces, nos lo pone difícil. Y así concibe Alba Blanco, la mujer detrás del personaje, su propia carrera. “Sin ánimo de hablar mal de ningún compañero, pero es que es mi manera de concebir la música: como algo divertido, que te entretiene. Y creo que eso es lo que llama la atención de nosotros. A veces ves artistas con conciertos muy largos y temas muy densos, que llegas a casa y dan ganas de suicidarte. Y no lo crítico, pero igual no es algo para ir a ver en directo. Ya son ganas de pagar para salir de un concierto hundido. Yo lo veo más como algo para divertirte y, en nosotros, ves una banda que se deja el pellejo, ya no en cada bolo, sino en cada canción. Nuestra actitud es esta, de hecho. Respeto todo lo demás, pero reconozco que no lo comprendo. Pagar para sufrir se me hace muy raro. Tío, es que a veces parece música para muertos directamente. La podrías tocar en un cementerio”. Esas premisas no son ajenas a su último trabajo, “Get It Out”, publicado una vez más por Folc Records. “Es algo que te permite mantener la independencia un poquito en todo. Además, es que Gerardo, capo de Folc, es un amor. Llevamos mucho tiempo trabajando juntos, y aunque ahora hemos cambiado de empresa de promoción, le debemos muchas cosas y nos parecía justo sacar el disco otra vez con él”.

"Nadie puede abarcarlo todo y yo no voy a ser la primera, lo tengo claro"

En cuanto a lo musical, debe ser el puñetazo en la mesa de La Perra Blanco, el disco que por fin la consagre como el facto factótum del rockabilly patrio, aunque en el disco haya mucho más. “Creo que hemos conseguido transmitir más cosas en el disco. Es evidente que nuestro sonido está ahí, nuestra fuerza, nuestra manera de encarar las canciones… Pero durante mucho tiempo he estado haciendo una especie de ejercicios de estilo con el rockabilly blanco, sin prestarle mucha atención a la música negra, en cuanto a incorporarla a nuestro estilo. Y eso quizá fue un error, o no. Son fases. Creo que en ‘Get It Out’ está más presente el rhythm and blues, por ejemplo. Hay también más contrastes entre algunas canciones. Eso que los productores llaman más dinámicas, aunque al final la fuerza esté ahí”.

Sorprende que pese a su juventud, la gaditana tenga tan claras las cosas y que no tenga rubor en afirmar quien mueve los hilos del cotarro. “La banda es vital, claro. Tengo dos músicos maravillosos que, además, son amigos, algo esencial cuando has de pasar tantas horas juntas. Pero al final todo lleva mi nombre, yo compongo las canciones, yo las canto… Sería intentar engañar decir que lo siento como un proyecto de grupo, pero sí que es un trabajo en equipo en el que ellos son de una vital importancia. No voy a vender motos”. De eso no nos queda dudas. Alba es una mujer valiente que además expresa lo que siente, casi sin filtros, cosa que te da titular tras titular en sus palabras. Porque es sencilla, o todo lo sencilla que puede ser un ser humano. Y por eso no concibe escribir sobre algo que no sea ella misma y lo que le rodea, dando siempre a sus canciones un punto biográfico. “Yo no me veo mirando por la ventana y explicando la historia de un tío que pasa por la calle y al que no conozco de nada. Me es más cómodo, y es lo que me sale, hablar de las cosas que me han pasado. Siempre hay, claro está, una dosis de ficción. Has de adornar los temas, no estás escribiendo un diario. Pero ese es el punto de partida. Supongo que, como dices, eso convierte mis discos en autobiográficos, pero para mí, la exposición pública también forma parte del trabajo del artista”.

Algo que parece transmitir la portada de “Get It Out”, en la que las manos de Alba parecen cruzarse ¿o descruzarse sobre su rostro? “Puedes interpretarlo de las dos maneras, con el misterio o con todo lo contrario. Yo tenía claro que quería que fuera un retrato y esa postura, que se ha repetido millones de veces, me parecía que tenía esa doble interpretación que dices que me gustaba. La mía es que me estoy abriendo, estoy descubriéndome, pero mola que se le pueda dar la contraria. Al final el oyente también interpreta todo lo que ve y oye como quiere. Es parte del juego”. Y parte también lo es descubrir otros artistas “aunque en eso reconozco que voy muy pez. No escucho nada posterior a los setenta, y sé que es un debe, y que me pierdo cosas guays. Solo si me envía algo algún amigo y me dice ‘Escucha esto’, lo hago. Pero es que hay tanta música en esa etapa de los cincuenta, los sesenta y los principios de los setenta que no te hace falta nada más. Bueno como en todas, claro. Escuchar música es un placer, como te decía de los conciertos, y no quiero agobiarme por tener que estar al día de todo. Me pongo lo que me apetece, lo disfruto y ya está. Nadie puede abarcarlo todo y yo no voy a ser la primera, lo tengo claro. Ahora estoy escuchando mucha música negra de los sesenta y mucho jazz, que también me flipa”.

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