Lo barrocamente inabarcable de “Djesse”, esa genialidad dividida en cuartos hoy tiene como vecina en el estante discográfico del inglés a la belleza desnuda (que no simple) de este nuevo trabajo en el que Collier explora la guitarra acústica con total propiedad. De lo complejo y colaborativo a la máxima intimidad. “Exactamente, eso es. Ha sido un proceso. De trabajar solo a luego enamorarme profundamente de la colaboración, viajar por todo el mundo, conocer gente y vivir experiencias que te llenan, y luego traer todo eso de vuelta a la habitación y volver a anclarlo en ella. No creo que vaya a quedarme en la habitación de ahora en adelante, pero este álbum lo siento como un regreso a algo que fue importante para mí de niño. Y creo que todos los artistas necesitamos a veces volver a ese espacio solitario y descubrir quiénes somos, cómo sonamos y qué nos importa. Fue un poco como volver a esa zona de soledad definitiva”, comenta Collier, sonriente y enérgico como siempre.
"Todos necesitamos encontrar nuestra propia manera de vivir en esas respuestas"
Verlo en directo a menudo representa una inyección de inspiración fuera de lo común. Hay en su forma de dirigir sus shows y en su manera de alternar instrumentos algún tipo de alquimia muy propia de su musicalidad. Cuando se le pregunta qué tan mágica puede ser una simple guitarra acústica o cualquier otro instrumento “normal” (tanto musical como no), le brillan los ojos. “Esa es una pregunta hermosa. Como multinstrumentista, no toco los instrumentos como se supone que deben tocarse. Me interesa más la música que un solo instrumento. Por ejemplo, toco el piano un poco como una guitarra, o como una batería, o como un bajo, o incluso a veces como un sintetizador, o como una orquesta. Creo que con la guitarra siento lo mismo, para mí es un lugar muy divertido para explorar la música. Y me encanta esa sensación de tomar un instrumento y pensar: ‘¿Cuántos colores puedo sacar de él?’. En este álbum a veces solo rasgueo, pero a menudo hago cosas bastante decorativas, o cosas que se parecen más a percusión o piano. Además, supongo que lo que pasa con esta guitarra es que es una tenor, una guitarra poco convencional ya que tiene cinco cuerdas. En realidad siempre soñé con tener una quinta cuerda en mi guitarra de cuatro cuerdas. Es otra razón por la que suena un poco diferente a una guitarra normal”.
Ya sea en formato más es más o apelando a su clásico “minimalismo conflictuado” la música de Collier es capaz, según la sensibilidad del oyente, de presentar interrogantes de lo más variados. En contraposición resulta interesante saber si a él su propia música le provee respuestas. Sus ojos vuelven a brillar, aún más intensamente. “¡Esa es una gran pregunta, tío! ¡Es una pregunta fantástica! Creo que las respuestas están sobrevaloradas, en general. Creo que las preguntas son definitivamente más geniales que las respuestas. Mis artistas favoritos tienden a hacer más preguntas de las que responden” Y sigue, reflexivo,
“Definitivamente creo que hay momentos creativos en los que encuentro una respuesta. Y pienso: ‘Oh, qué sensación tan buena es saber que esto es posible’. Ojo, que no es una respuesta en plan: ‘Vale, ahora lo sé para siempre y estoy seguro de ello’. En todo caso, creo que las respuestas que encuentro en mi música son que está bien no estar seguro de algo, ¿sabes? Es como: creas algo, o resuelves un problema, o... Creas un mundo. Y piensas: ‘Bueno, la respuesta es que ahora puedo vivir en este mundo, pero no sé cómo voy a vivir en él’. Así que creo que si hay alguna respuesta que espero presentar con mis canciones o mi trabajo a la gente, es dar a saber que las cosas son posibles. ‘Esto es para ti, y es posible’. Todos necesitamos encontrar nuestra propia manera de vivir en esas respuestas, en las posibilidades, pero creo que sabré que he hecho un muy buen trabajo si también tengo preguntas al respecto”.
Una de las grandes preguntas que trajo “Djesse Vol. 4” (24), sobre todo después de escuchar guiños musicales como el breakdown metalcore de “100.000 Voices” fue qué relación tiene Collier con el metal o el rock agresivo. “Me encanta. Siempre me ha interesado mucho la intensidad. ¿Cómo se puede crear algo intenso? Puedes hacerlo siendo súper silencioso, realmente directo, emotivo. O puedes serlo con una letra, o con... solo capas. Pero para mí, no hay nada tan intenso como el heavy metal. Siempre me ha atraído mucho, me ha dado curiosidad y cuando impacta, es impresionante. Sabes, recuerdo la primera vez que escuché “Bleed’ de Meshuggah… ¡Me cambió la vida por completo! Entonces quise ver la forma de llevar algo de eso a una de mis canciones. También aunque sin ser tan heavies siempre adoré la forma en que Queen cruzaban las guitarras distorsionadas con esas armonías o los ritmos de Frank Zappa ¡Todos esos compases salvajes y extraños que parecen venir de sistemas matemáticos locos!”.

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