Fumata Lesbiana
Entrevistas / Love Of Lesbian

Fumata Lesbiana

Robert Aniento — 06-05-2005
Fotografía — Archivo

Ellos también. Los catalanes se apuntan a la moda del cambio de idioma y estrenan castellano en su cuarto larga duración, “Maniobras de escapismo” (Naïve). Después Standstill, Deluxe y a la espera de lo nuevo de Sidonie, los lesbianos demuestran que en el idioma de Cervantes todavía tienen mucho que decir. De nuevo, el resultado se salda con un éxito rotundo.

El caldo de cultivo empieza a romper en mil hervores. Después de insistentes promesas y potenciales, la cosecha de pop rock en español de los últimos meses está demostrando un nivel que no se disfrutaba desde hacía mucho tiempo. Tras la consagración definitiva de Deluxe con “Los jóvenes mueren antes de tiempo” y de Astrud con “Performance”, han ido apareciendo piedras preciosas de esférica apariencia a lo largo y ancho del país: Amarillo y su “Margarita”, Tachenko con sus “Nieves y rescates”, La Costa Brava dignificando el legado de Australian Blonde y Niño Gusano o Lori Meyers haciendo maravillas en su “Viaje de estudios”. El caso que ahora nos ocupa se sitúa en unas coordenadas algo alejadas de todas esas bandas. Sin su mismo glamour seductor y con unos antecedentes algo menos bruñidos, Santi, Jordi, Joan, Ramón y el ahora por fin integrado oficialmente en el grupo Juli fueron mostrando su paleta de sensaciones y sentimientos en sus dos primeros discos, editados en las independientes Pussycats Records, en el 99 (“Microscopic Movies”) y K Industria Cultural en el 2001 (“Is It Fiction?”). Por fin encontraron estabilidad hace un par de años en Naïve, con quienes publicaron “Ungravity” (Naïve, 03), una obra que recibió elogios en toda la prensa nacional, consiguiendo prácticamente la unanimidad de pareceres. “Al final resulta casi sonrojante. Nos parece tan malo recibir toda clase de improperios como toda clase de elogios; porque cuando eso no va acompañado de ventas, te preguntas qué puede estar pasando”, reflexionaba entonces el vocalista, Santi Balmes. Pero si no para hacerse ricos, “Ungravity” al menos sí que les sirvió como impecable tarjeta de confirmación en medios y de puerta de entrada en el circuito alternativo menos alternativo: conciertos en Radio 3, showcases en la FNAC y conciertos en salas cada vez menos parecidas a sótanos cavernosos. Este próximo junio, dos años después de “Ungravity”, se publica por fin “Maniobras de escapismo”, su nuevo manual de pop vigorizante, once miradas a los sentimientos más cotidianos a través de una fina ironía catalano-británica, tan plagada de humor como de fatalismo, cuchilla en funda de seda que en sus mejores momentos consigue una compenetración casi telepática con el oyente, al que se invita a huir por un rato de la realidad.

"Ironía, delirio y nostalgia son las tres variables que definen nuestras letras"

Mensaje engalanado en un pop accesible y con un sentido melódico que transforma el calado perturbador de las letras en un tratamiento terapéutico tonificante. A pesar de las novedades estilísticas de algún tema como “Marlene, la vecina del Ártico” o “Mon Petit Cabroin”, persiste el ambiente relajado y casi bucólico de “Ungravity” y, aunque R.E.M. o Bowie en el plano clásico y The Long Winters o Death Cab For Cutie en el actual siguen siendo referencia, parece que encontramos un mayor abanico de influjos en el sonido lesbiano. “Sin ser premeditado, sí que queríamos variar algo de lo que ya hicimos en ´Ungravity´. No somos herméticos a nuestro entorno, y nos dejamos influir por lo que escuchamos. Nos propusimos sentir empatía hacia nuevas propuestas y dejar que luego eso se canalizara libremente en el sonido del disco”. Hasta el punto que alguno de sus temas, en especial el que da título al conjunto, nos devuelve al pop hispano más independiente de mediados de los ochenta y entronca con las lecciones que Coppini y Cardalda nos dieron en “A Santa Compaña” en la piel de Golpes Bajos. “Es la segunda vez que me comparan a Coppini en un día. ¡Y yo que estuve temiendo que me asociaran con Chucho!”. El hecho que las letras de todos los temas sean en castellano se antoja ahora paradójicamente necesario para captar todas las dimensiones del discurso de los lesbianos, y favorece la absorción del mensaje. “Sin embargo, la mayoría de temas estaban compuestos en inglés. Fue en el momento en el que tomamos la determinación de editar el disco en castellano cuando los fuimos traduciendo, forzando la máquina para que encajaran en las melodías y dieran sentido a las composiciones”. Un cambio de idioma que en el caso de los catalanes responde a una intención de “dar un nuevo paso evolutivo en la vida del grupo. Nos apetecía mucho probar con el castellano. Al principio nos dio un poco de miedo, sonaba muy extraño y parecía muy fácil caer en la ñoñería y la frivolidad, pero finalmente a todos nos encantó el resultado. Aunque no cerramos la puerta a volver al inglés, o incluso hacer algo en catalán”.

"Nos parece tan malo recibir toda clase de improperios como toda clase de elogios"

Curiosa la tendencia actual de bandas que tras forjarse componiendo en inglés acaban rindiéndose a las virtudes del idioma de Quevedo. “Casi todos tenemos nuestras referencias en bandas anglosajonas, y además es un idioma que se adapta mucho mejor a la música. Pero cuando ya llevas unos cuantos discos editados es normal que aparezca la necesidad de expresarte en tu idioma y con palabras que no tengas que meditar, sino que aparezcan con fluidez. Cuando estábamos grabando en el estudio vinieron a visitarnos Sidonie, que también están en el mismo proceso. Nos comentaron que también quieren demostrar que tienen muchas cosas interesantes que decir, y que pueden transmitirlas perfectamente en español”. En el caso de los de Sant Vicenç dels Horts, esa necesidad queda expresada en once temas honestos y pasionales en los que van desgranando diferentes vicisitudes del ser humano, siempre con esa mezcla de ironía y pesimismo vital que ya empieza a ser marca de la casa. Impagable es por ejemplo la revisión paródica del “Space Oddity” de Bowie, aquí rebautizada como “Houston, tenemos un poema”. La explica Santi “Siempre he creído que si en algún momento se diera la situación que describe Bowie en su canción, el noventa por ciento de la gente que se quedara bloqueada en la cápsula estaría histérica queriendo salir de allí. Es lo que tratamos de expresar en nuestro tema. Nuestro intento de hacer un anti-´Space Oddity´”. Otro de los cortes que sorprende, tanto por su texto paranoide como por su tono circense y festivo es la fábula de “Marlene, la vecina del Ártico”. ”Es una tentativa de tratar el tema de la soledad desde una perspectiva humorísitica. Está basada en uno de los principios fundamentales de nuestra sociedad: a la mínima que indagues en la vida de la gente que te rodea, descubrirás que están mucho peor que tú, por muy cuerdos y racionales que parezcan”. Para ilustrarlo, los lesbianos se valen de una historia donde un loco psicótico descuartiza a una ucraniana que tiene por vecina. Un loco que está convencido de ser Phil Collins. “Collins encarna, con su voz gallinácea, el típico ídolo del psicópata. Es muy factible imaginar a alguien escuchando Phil Collins mientras descuartiza a su víctima”. Pero no todo el discurso de “Maniobras de escapismo” destila tantos ribetes de humor. La mayor parte de su minutaje está destinado a la descripción de la tragicomedia del urbanita actual: sus desamores, pérdidas y miedos, mirados siempre con una sonrisa torcida. ”Ironía, delirio y nostalgia son las tres variables que definen nuestras letras. Ironía en cada uno de sus poros. Delirio por la necesidad de huir de vez en cuando de lo real. Y nostalgia porque somos prisioneros de ella: temas como ´Carta a todas tus catástrofes´, dedicada a un excompañero de facultad convertido en yonqui, o ´Mi primera combustión´, que narra el reencuentro con la típica ex que ya no te importa un comino, nos permiten una mirada hacia atrás, pero con la perspectiva que te da la distancia”. A complicar todavía más la perspectiva seune la reciente paternidad de
Santi, principal letrista de la banda. "Es algo que te cambia la vida por completo. Pero no tuvo una importancia diferencial a la hora de escribir los temas. Únicamente en alguno como ´Limousinas´ reflexionaba sobre ello”. Suerte, si tomamos como referencia otro de los cortes, “Los niños del mañana”, en el que la banda se queda a gusto a la hora de repartir bendiciones entre los protagonistas de nuestras próximas generaciones. Ahí va una de las perlas: “Los niños en manada, vaya hijos de puta; los hombres del mañana, vaya hijos de puta”. Toda una declaración de envidia generacional a los que nos sobrevivirán. “Sí, es un reflexión existencial basada en la envidia, pero que se inició con una pelea entre niños que presencié desde la ventana de mi cuarto. Entre cinco estaban destrozando a uno de sus colegas. Dudé entre bajar a ayudarle o dedicarle una canción. Al final me decanté por la segunda opción. Pero mientras la escribía me deprimí pensando que esos chavales vivirán cambios y una época en la que yo ya no estaré ni podré disfrutar”. Tema tras tema, forman una serie de partes que convergen en un todo fulgente, una obra que les ha salido redonda a los lesbianos y que, como su propio título parece sugerir, invita a combatir la realidad con magia, y resarcirse de la mediocridad de la vida vulgar con sana ironía, no exenta de un inevitable derrotismo. Un trabajo excelente que viene a engrosar la nutrida cosecha de grandes discos que estamos recogiendo últimamente por estos lares y a la que hacíamos referencia al inicio de la entrevista. Y aunque a priori cueste ubicar a los catalanes entre esa corriente subterránea de bandas indies sin zona geográfica ni género aglutinador que las una, pero que amenazan con alterar el ecosistema musical estatal, “Maniobras de escapismo” es un triunfo que les sitúa, al menos, entre lo más apetecible del panorama actual en nuestro país.

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