Con él se insinúan con calidad (y brevedad) a la nueva hornada de creadores y manipuladores del pop que tantas sorpresas agradables nos han deparado en los últimos años. Michael Smalle (la mitad creativa del grupo) nos apunta las intenciones. “Lo nuestro es una mezcla entre querer hacer algo nuevo y utilizar los patrones existentes en la música pop. Un ejemplo de esto podrían ser Stereolab que utilizaban el krautrock de grupos como Can o Neu! y con ello pretendían hacer cosas nuevas. Nosotros pretendemos algo parecido a través de las letras y ciertos aspectos de nuestra música. La manera de componer no es similar, pero en cuanto a la innovación me gustaría pensar que estamos en la misma línea que ellos”.
| "(Cane 141)... es como Tim Hardin o Tim Buckley con Kraftwerk de banda" |
Un aspecto innovador que podría llegar a relacionarse de una forma inocente con algunos momentos de los últimos trabajos de Mercury Rev o Flaming Lips. “De Mercury Rev no he escuchado nunca nada, sólo una canción en el 92. Con respecto a Flaming Lips desde un punto idealista sobre la música si podemos tener algo en común”. A ver, A ver. “Es coger el pop y tratar de hacer algo nuevo con él, darle más vigor, intensidad y conseguir algo novedoso. Me gustan mucho Flaming Lips y “The Soft Bulletin” es una muestra de lo que puedes llegar a hacer con el pop”. Así amparados en esa pretensión Michael y Gerad Connolly (la otra mitad) se despachan un disco donde la línea personal (el folk y la acústica) que ya conocíamos evoluciona y se deja adornar con instrumentos de cuerda y viento, sin separarse demasiado de un sutil e incipiente espectro electrónico, que, en ocasiones, da la impresión de ser una especie de dulce broma (“Eager Boy Comics“) a lo Looper y en otras crea un considerable atractivo sin pegas (“The Look-Out Kid “) y todo eso. ¿Cómo se come? “Es como cuando grabas a un amigo una cinta de canciones varias, con canciones diferentes, pero con un punto de cohesión, eso es lo que buscábamos. La atmósfera del disco funciona en su conjunto, es mucho mejor si escuchas las once canciones seguidas”. Y la cohesión pues... imaginen. “Es música folk-electrónica, porque tiene unas estructuras que no son folk por tener un patrón electrónico, ni electrónica por tener un elemento acústico. Es como Tim Hardin o Tim Buckley con Kraftwerk de banda”. Algo de todos y mucho (para bien o para mal) de ninguno. Las viñetas íntimas, la sugerencia que tienen las voces y las letras (aunque las obvien en los créditos porque no son poesía) y un embalaje musical preciosista evitando el convencionalismo, nos presentan sus cartas, unas trucadas y otras que consiguen hacer mucho más agradable este juego.
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