"La vida tiene sentido porque amamos y creamos”
Entrevistas / Bunbury

"La vida tiene sentido porque amamos y creamos”

Eduardo Izquierdo — 26-05-2023
Fotografía — Archivo

Hoy viernes ha visto la luz “Greta Garbo” (Warner, 23), el que se ha anunciado como el disco más personal de Bunbury, grabado en el Desierto de los Leones (México) con producción analógica de la mano de Adán Jodorowsky. Sobre él charlamos con el zaragozano.

Hace ya un tiempo que Bunbury mantiene una correspondencia directa con sus fans. En su lista de correo permite que seguidores y seguidoras le hagan preguntas y él responde las que le parecen que aportan más para que el público conozca mejor sus opiniones. En una de las últimas, cuyo resumen llega semanalmente al correo de las personas inscritas aseguraba que no le extrañaba que “me parece absolutamente normal que [frente a un artista que ha mostrado tantas caras] haya quien se pierda por el camino y se quede y elija una etapa en concreto. Por supuesto que acepto que mi eclecticismo y la variedad de géneros y enfoques de producción que han regado mi discografía no sean para todos”. La suya es una respuesta totalmente aplicable a su último gran giro de guion. Inesperado. incluso doloroso. Porque Bunbury, afectado de unos problemas físicos que luego se descubrió tenían un origen muy concreto en el glicol que se utiliza para causar efecto de humo en los escenarios, decidió romper de forma abrupta con su gira, algo no poco habitual ya en su carrera. “Enfrentarse a una gira se convirtió para mí en una escalada continua de ocho miles. Supongo que la situación que me provocaba el glicol del humo del escenario, antes de saberlo, minó mis fuerzas y entusiasmo. Es difícil diferenciar dónde comenzó una cosa y dónde la otra. Hoy siento cierto alivio al saber que el problema no estaba en mi salud, sino que lo provocaba un producto químico y tóxico. Pero es cierto que el entusiasmo por las giras no ha vuelto. No me veo ahora mismo aceptando el compromiso de un tour tan extenuante como los que solía hacer. Así que no me importa mucho encarar mi carrera hacia lo creativo y dejar lo reinterpretativo de lado. Aunque quiero realizar algún concierto suelto y esporádico. Entusiasmarme en lo puntual, en algunas ciudades escogidas, pero un número muy pequeño de conciertos que no me atosigue”. Aunque quizá lo más sorprendente fuera romper con un grupo con el que parecía asentado definitivamente, Los Santos Inocentes. “El final fue muy abrupto. Aunque en el primer tramo del tour del treinta y cinco aniversario, en México, tuve problemas muy serios y ellos eran conscientes de que lo estaba pasando muy mal, fue empezando el segundo tramo, el de Estados Unidos, cuando se frenó en seco, después de los conciertos de New York y Atlanta. En Chicago cancelamos y nos volvimos todos a casa. Imagino que no fue plato del gusto de nadie, ni de músicos, ni de técnicos, ni management, ni promotores. A mí me alegra mucho que hayan grabado juntos el disco que han grabado y que continúen como entidad creativa”.

“No me importa mucho encarar mi carrera hacia lo creativo y dejar lo reinterpretativo de lado"

Y así se gesta el nuevo Bunbury, una vez más con nueva banda, con nuevas energías y con nuevo disco bajo el brazo. “Greta Garbo” es el título, no casual, de ese disco, surgido una vez más de un momento malo. “Hay veces en las que los momentos de crisis se convierten en oportunidades para revisar tus planteamientos. Otras te mueves por impulsos en busca de algo nuevo que te sorprenda a ti mismo. Hay quienes son capaces de crear grandes canciones moviéndose siempre en parámetros similares, grandes autores del country o la canción tradicional que se quedan en un lugar y lo exploran a fondo. A mí me gusta el movimiento, para que nos vamos a engañar. Es un disco compuesto durante el periodo de sufrimiento, entre giras. Y después de la parada. Todos los discos son reflejo del momento vivido. Algunos miran más al exterior, al momento social. Otros, como este, reflejan el sentir interior y miran más a lo personal. Es un disco en el que se muestra el carrusel emocional que viví. Entre la desesperación y el entusiasmo por un nuevo ciclo vital”. Unas circunstancias para las que el personaje que da título al álbum sirve de perfecto exponente de su gestación, su nacimiento y un contenido final al que se da forma en El Desierto Casa Estudio de México, con la colaboración de Adán Jodorowsky en la producción. “Greta Garbo abandonó la actuación con treinta y seis años, después de haber conseguido enfrentarse con éxito al complicado cambio que supuso pasar del cine mudo al sonoro. Sentí cierta afinidad con esa circunstancia vital que lleva a un artista a encarar la distancia con su público. Pensé también en Howard Hughes, pero en su caso había muchos otros elementos en juego”.

Que "Invulnerables" fuera el tema de adelanto del disco tampoco fue algo casual. De hecho, cuesta creer que algo lo sea en la carrera de Bunbury. Ya no porque todo lo tenga calculado, que no lo parece, sino porque las cosas siempre responden a un motivo. “’Invulnerables’ es una canción que surge de uno de los momentos de euforia, otras canciones surgen de los momentos bajos y las hay en este disco que contienen ambos sentimientos, como ‘De vuelta a casa’, por ejemplo. Quise mostrar todos los estados emocionales por los que pasé durante este periodo tan complicado”. Precisamente, "De vuelta a casa” es otra de las canciones por las que quería preguntarle. No parece que haya mucho mensaje escondido, ni siquiera en su título, y Enrique nos confirma que así es. “Es una de las canciones importantes del disco. En el sentido de que ayudan a definirlo y entenderlo. La vuelta a casa en este caso no es metafórica, fue literal. Cuando se canceló todo y cada uno nos fuimos a nuestras casas, sin planes ni proyectos, sin banda, sin gira, sin manager, se puso el contador a cero. A partir de ahí, había que volver a definir cuál iba a ser mi papel en todo esto, cómo iba a ser mi carrera, si es que la tenía, dar forma al montón de arcilla que tenía encima de la mesa e intentar que esa forma fuera hermosa".

Desgranando “Greta Garbo”, sorprende su sonido, aunque su origen no es el pensado por este escriba al encontrar ciertos ritmos cercanos a la electrónica. “No hay nada creado con ordenador. Ni siquiera hay claqueta. Todo está tocado por seres humanos a tiempo real y en cinta analógica. Es música tocada por músicos en una sala. Algo tan sencillo y difícil de hacer a la vez, porque no hay corrección posible. Hay que tocar bien y con sensibilidad". Y eso es lo que hace su nueva banda, “quería dejar de producir mis álbumes después de años auto produciéndome. Quería la visión de alguien externo que le diera un nuevo contexto a mis canciones. Con Adán hablamos de traer alguno de los músicos que conocía y le encantaban de París. Así vinieron Raoul y Víctor. Adán tocó el bajo y Bernie, que es mexicano, se encargó de la batería. Para cambiar de sonido y encontrarte en un lugar distinto tienes que probar cosas nuevas y aceptar las circunstancias a las que te lleva la decisión”.

Las letras de “Greta Garbo”

¿Las letras? Pues de nuevo brillantes. Con más de una frase para el recuerdo y, sobre todo, la reflexión. Si te lo explico todo es no haber dicho casi nada, dice. “Creo que hay canciones que tienen más de una lectura. Pienso en ‘La tormenta perfecta’, que tiene una lectura personal y otra social. Tampoco mis canciones son tan directas, creo. Algunas de este álbum sí que pueden parecer más sencillas, aunque creo que, en general, dejo libertad al oyente para que puedan llevarse la canción a sus propias vidas”. En "Nuestros mundos no obedecen a los mapas" afirma que “las canciones ponen la mirada donde los demás la retiran”. Y donde uno ve la asunción de cierta responsabilidad como cronistas de la realidad de los músicos, con una tendencia a la tibieza y lo políticamente correcto, Bunbury ve que “eso es una generalización. El rock no es una cosa fácil de aprehender. Hay tanto rock y tantas variantes y recovecos que toda generalización acaba siendo falsa. Además, en la canción yo no hablo del rock. Hablo de las canciones, pero podría haber dicho los artistas, el arte. Esa es su función, la creación libre y la interpretación del mundo que nos ha tocado vivir". Esa vitalidad es la que ha escogido cuando habla de “morir de miedo o vivir con él”. “En realidad, soy muy poco miedoso. Tengo una tendencia a aprovechar las crisis y disfrutar de las oportunidades que me brinda. ¿Qué es lo que peor que te puede pasar? ¿La muerte? Cuento con ella. Lo demás es el proceso vital de aprendizaje, el motor de la existencia, con todos los sufrimientos intermedios y sus pequeñas victorias". Ya solo nos queda volver a no ponernos de acuerdo. Porque el disco se cierra con “Corregir el mundo con una canción”. Utopía para el que escribe ¿y Bunbury qué opina? "No es una utopía. ¿Qué cantidad de canciones han hecho mejor este mundo en el que vivimos? Nietzsche era el que decía: la vida sin música sería un error. No tengo duda de que he sido afortunado de coincidir en el espacio tiempo con Bowie, con Dylan y con tantos otros. Y los he visto en directo y me compré sus discos cuando se publicaban y me emocionaron en tiempo real. No hay mierda que destruyan los políticos que una canción no pueda aliviar. Viva el arte, las canciones, los libros, los pintores, los grandes cineastas. La vida tiene sentido por que amamos y creamos”. Si es así, vale. Compro Enrique, compro.

 

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