Todo está en los libros

Encontrar espacios para la divulgación literaria para un público amplio, no para minorías ya convencidas, y de calidad, es cada vez más complicado en un mundo cada vez más audiovisual. "Todo está en los libros", el podcast del escritor y articulista Alberto Olmos para Sonora, la nueva plataforma de audio de Atresmedia, se vale de uno de estos nuevos formatos que, muchas veces nos detraen tiempo de lectura, para hablar de libros, pero no desde la perspectiva del crítico -una disciplina que Olmos también practica con acierto- sino desde la del casado con la literatura. La diferencia entre el amante de los libros y el desposado queda evidenciada en un proyecto en el que el propio Olmos sabe sacar las virtudes infinitas de los libros (no tanto de la lectura) y también las miserias de todo lo que los rodea. La voz de Alberto Olmos no es la de un fanático, sino la de alguien que ha hecho vida en los libros y, sin poder separarse de ellos, también sabe ver los claroscuros que viven en ellos.

"Todo está en los libros" (sí, como la canción del programa de Sánchez Dragó en los 80) relaciona, en su primera temporada, seis grandes temas de la vida -y, por lo tanto, de la propia literatura- como el amor, la muerte o la rebeldía, con obras grandes y no tan grandes que los han tratado con brillantez. Así, también hay lugar para los puntos de vista externos: la literatura no tiene una verdad, y es loable la intención de plasmarlo en este podcast. Ligero, gracias al guión que Alberto Olmos ha pergeñado, pero sin perder el estilo, que hace de tantos podcast guionizados algo tremendamente robótico; breve, con episodios que apenas sobrepasan los veinte minutos; entretenido: "Todo está en los libros" no pretende convencer al iniciado sino llamar la atención de todos los demás, que son la mayoría.

En "Todo está en los libros", los debes coinciden con las virtudes. La ligereza y la brevedad son agradables pero también la profundidad. Hay temas de los que te gustaría saber más que no terminan de cerrarse, llegando a pecar a veces de namedroppin. Las restricciones de ciertas visiones del formato podcast -tan libre como la literatura en cuanto a forma y fondo-, que apuesta por delimitar la duración de los episodios y de unificar ciertos aspectos del guión, choca con un objeto de estudio tan vasto y cambiante, y con tener un escritor al mando, al que se le intuyen muchas más curiosidades a comentar.

Sonora se ha movido con sagacidad en sus inicios, cuidando además la estética, el diseño de sonido y la experiencia de uso. Con apuestas como "Todo está en los libros", uno solo pide que ese todo dure un poquito más.