No resulta casual que una mente tan compleja y espinada como la de Carlo Padial titule su propio podcast como “Media Offline”. Con o sin intención, el término remite directamente a un error de base que muchos softwares enuncian cuando el usuario importa un proyecto de un ordenador a otro y éste se ve incapaz de reconocer los archivos que lo comprenden. A poco que conozcamos un poco la personalidad de Carlo, tan brillante como inesperada, sabemos que el trasvase diario de su ingenio a nuestro presente le cuesta el alto precio de tener que lidiar con muchos “archivos no encontrados” por el camino, encontrando verdaderamente difícil el acto natural de entender una realidad asumida por muchos, pero indefendible en detalle.
Un desencriptamiento confesional y de estar por casa, el que realiza Padial junto a sus invitados, que inicialmente comenzó como un proyecto apadrinado por la extinta Playground y que ahora se auto-produce desde el almacén de la cafetería barcelonesa Bracafé. Entre aromas de grano molido, y pertinentemente encapsuladas en programas de dos horas de duración, las reflexiones de este guionista, escritor y realizador catalán profundizan en la nada, desmiembran el vacío y sobre-analizan lo absoluto, haciéndonos partícipes de su intricado universo con una intimidad sonora y sin escaleta en la que cualquier tema puede ser susceptible de ser tratado.
Quienes sucumbiéramos en su día a sus charlas con el “Doctor Portuondo” (su brillante novela editada por Blackie Books, que posteriormente terminó convirtiéndose en miniserie para Filmin) veremos un llamativo patrón de continuidad en esos primeros cuarenta minutos de programa en los que Carlo, sin filtro ni pudores, desnuda sus diferentes deliberaciones con el oyente, haciendo acopio de una vis cómica que abraza la cara más absurda y neurótica del día a día. Con el “slice of life” por bandera en su discurso, Padial se convierte en el espejo de nuestras luces y nuestras sombras. Una voz que se atreve a ponerle palabras a ciertos estreses generacionales, a la ansiedad de enfrentarse a la vida adulta, a nuestros innatos tics de superioridad y a nuestro gusto por deshilvanar las pequeñeces del día a día (desde su excluyente pasión por la música negra hasta el ejercicio consciente de encarar un acto social, pasando por la manifestación de su desconocimiento sobre dónde comprar drogas, su dependencia con la comida basura o su particular visión de la actualidad), con el fin así de entender un poco mejor qué significado tiene todo lo que nos rodea.
Asimismo, y tras un preludio de azarosas claves unidas a partir de su voz circular y cadenciosa, Padial procede a dar paso al esperado diálogo con sus respectivos invitados, donde lo que menos nos importará realmente será el nombre, la profesión o el último proyecto de los mismos, sino más bien la química genuina y veraz que se desarrolla entre ellos. A pesar de tener en lista nombres como los de Álvaro Carmona, Miguel Noguera, Pepe Colubi, Jaume Balagueró o Berto Romero, lo que Padial nos ofrece aquí no son entrevistas al uso, sino charlas contrapechadas entre admiradores y admirados, en las que desde lo atropellado, lo improvisado y casi lo disparatado terminamos viendo sin dobleces ni ambages la cara más auténtica del episódico visitante.
Abonado en ese terreno sardónico en el que nunca sabes dónde empieza y dónde acaba el post-humor, Padial, su voz, su mundo y los personajes que lo pueblan hacen méritos para justificar el claim de la propuesta (“Tu mejor amigo online. Y offline.”) y se convierte ésta en una exquisita compañía de auricular y paseo en la que sentirte dentro. Dentrísimo de su “movide”.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.