Juanito cogió su sombrero
Podcasts / Juan Manuel Valderrama

Juanito cogió su sombrero

Luis M. Maínez — 04-01-2023
Empresa — Sonora

La música no solo es una de las disciplinas artísticas más emocionantes, sino que los grandes artistas son protagonistas de historias únicas, llenas asimismo de emoción, que se convierten en leyenda para sus seguidores. A día de hoy son los protagonistas indiscutibles del star system nacional e internacional, ganándole la partida a las actrices y actores, debido, probablemente, a la bajada de calidad -sobre todo- y de iconicidad -también- de las historias que llegan a nuestras pantallas. Los músicos han sabido capitalizar un estilo de vida a través de la redes sociales más interesante para el gran público que muchas series de nuestras plataformas de streaming. La altura de los personajes, su impacto en la cultura, no se sostiene tanto por las canciones (¿Cuántas canciones de Frank Sinatra hemos escuchado los nacidos en los 90, realmente?) sino de los mitos, de los relatos. Sonora lo ha sabido ver, con acierto, y a los documentales de figuras de otros ámbitos, suma su primer podcast musical. "Juanito cogió su sombrero" intenta desarrollar ese mito, con la vida y obra de Juanito Valderrama, una de las figuras más importantes de la canción popular española del siglo XX y, ahora lo sabemos más que antes, un hombre con una historia apasionante, digna de una leyenda.

Los primeros seis episodios de "Juanito cogió su sombrero" son lo mejor que ha salido en España este año en podcast de no ficción. Prácticamente sin discusión. Las dosis de verdad y mito son perfectas para la construcción de la leyenda. La documentación es primorosa. El propio Juanito Valderrama aparece constantemente narrando sus propias vivencias de viva voz, lo que demuestra una consciencia documental impropio de su tiempo. Escuchamos a un hombre mayor pero vivaz, consciente de su legado y sus días; a un gran hombre que empezó desde cero para lograr la gloria, que, también al modo de Sinatra, vivió a su manera del primer al último día de su vida.

Especialmente reseñable en este sentido, además de su proyección profesional, es también la amorosa, que, emotiva y romántica, sin embargo ocupa ese sexto episodio donde el podcast muta, y donde empiezan a vérsele las costuras, no a la propia figura del artista , sino al tono del documental, que hasta ese segundo tercio, venía perfectamente narrado por el hijo de Juanito Valderrama, que mezcla la primera y la tercera persona con cierto estilo y buen gusto, resultando original y terriblemente conmovedor en ciertos momentos cuando habla de su padre y de su trayectoria. Sin embargo, Juan Valderrama hijo encara la recta final enfadado, desencadenado, o respirando por la herida.

El capítulo donde el narrador pierde el oremus, donde empieza a desvirtuarse, es en el que narra la relación de sus padres. Si yo fuera cualquiera de los hijos de Juanito Valderrama con su primera esposa, estaría bastante disgustado con el enfoque. El buen gusto inicial empieza a disiparse. Hay más del hijo que del padre ahí. El capitulo dedicado al asalto del Marienismo, la corriente que reivindicaba un flamenco encabalgado en lo costumbrista y sin mezclarse con otras vertientes de la canción popular, fuera de la tradición del pueblo gitano y del pueblo andaluz, un movimiento que casi consigue acabar con la carrera de un Juanito Valderrama mayor y, supuestamente, incapaz de defenderse, es un dechado de rencor. Independientemente de lo que nos pueda parecer como más o menos entendidos.

Los cambios de la música popular a partir de la llegada de la democracia a España, así como el asalto a las instituciones públicas de las camarillas de amigos responsables de organizar el mundo cultural a golpe de talonario sacado de los impuestos pagados por todos los españoles son uno de sus blancos de rabia tardía. Muy probablemente con razón. Una práctica que, a día de hoy, sigue siendo la tónica general, por cierto, y que Juanito Valderrama supo sortear, precisamente con buen gusto, profesionalidad y trabajo duro, embarcándose en giras por los pueblos de Andalucía donde tenía que trabajar, cantando, en condiciones muy precarias; algo que él asumió sin quejarse, según cuenta su hijo, quejándose. Especialmente emotivo es el episodio en el que Juanito Valderrama, en un homenaje, continúa cantando hasta el final a pesar de haber sufrido una angina de pecho.

Cuando el podcast encara el legado, más que la historia, de Juanito Valderrama, el hijo pierde pie, y uno termina casi un poco abrumado por los esfuerzos del heredero no por rehabilitar la figura de su padre, sino por ajustar cuentas con todos los que le hicieron daño en sus últimos años. Esas cosas se hacen en privado, hombre. Sin embargo, casi paradójicamente, el podcast tal y como es sigue siendo brillante. La asunción de protagonismo por parte de Juan Manuel Valderrama (hijo) en mitad del podcast de su padre, es un evento en si mismo; un reflejo de la naturaleza humana, interesantísimo. Desdibuja el motivo principal, pero añade matices interesantes de cómo viven las familias de las estrellas su declive. Lo que el ojo no ve. El contraste entre el temple del padre, mostrado sobradamente a lo largo de todos los episodios, y el del hijo -quejándose, por ejemplo, de que su padre tuvo que actuar por 200.000 pesetas, cuando es el sueldo por el que muchos españoles han trabajando y siguen trabajando todo un mes- es absolutamente improcedente pero magnético. Uno empieza a escuchar con la boca cada vez más abierta las improcedencias del narrador, que no afectan, desde luego, afortundamente, ni al atractivo del podcast ni al legado de un artista absolutamente brillante, con una historia que comienza hace un siglo. Un artista que ya estaba en la carretera cantando antes de la guerra civil, y que no dejó de trabajar jamás. Juanito Valderrama está más vivo después de este podcast, gracias a su música, muy vigente en 2022 tras la revolución costumbrista que ha encontrado su máximo exponente en "El Madrileño", y a su vida, ejemplo de personalidades de esa altura y generosidad, que ni siquiera su hijo con su afán de venganza puede empequeñecer, ni las nuevas narrativas de las redes sociales pueden igualar.

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