¿El gato se comerá mis ojos?
Libros / Caitlin Doughty

¿El gato se comerá mis ojos?

7 / 10
Tomeu Canyelles — 21-03-2024
Empresa — Capitán Swing
Fotografía — Archivo

Hay algo en el planteamiento de este libro que, a primera vista, parece hueco y vacío, como muchas de las obras que The Guardian o el New York Times suelen ensalzar como best sellers. Su estructura, construida sobre más de una treintena de breves capítulos que comienzan con una simple pregunta, o las decenas de ilustraciones de Dianné Ruz que acompañan la edición, parecen pensadas para el morboso disfrute del público adolescente. Ciertamente, su lectura puede saciar esa insana curiosidad que provoca la muerte en plena pubertad, cuando tomamos conciencia de nuestra propia mortalidad a partir de experimentar vivencias dolorosas e iniciaticas que, generalmente, corresponden a la pérdida de nuestros abuelos. Pero el hecho es que estamos tan acostumbrados a la vida y tan poco a la muerte que, a pesar de haber de cargar con ella durante toda nuestra existencia, hay muchos, demasiados tabúes en relación a aquello en lo que nos vamos a convertir en el día de mañana: en cadáveres decrépitos; en cuerpos que terminarán siendo pasto de los gusanos y las llamas hasta reducirnos al polvo.

La norteamericana Caitlin Doughty se ha erigido en una voz autorizada a la hora de dar respuesta a cualquier pregunta relacionada con cadáveres porque, por muy macabras o pasadas de vueltas que sean, tras cada duda se esconden nuestros miedos más atávicos. ¿Cómo quedará nuestra cara cuando nos muramos? ¿Qué color adoptará? ¿Es verdad que me voy a cagar en los pantalones del impoluto traje funerario o eso forma parte de una indecorosa leyenda urbana? Y, sabiendo que de todas formas voy a oler mal, ¿cómo es ese olor? ¿Quizás podría oler algo mejor si me momificaran, como el faraón que siempre quise ser? Cuando era un chaval, quedé perturbado por un film cuyo título no consigo recordar, en el que un hombre en estado catatónico era enterrado vivo. ¿Podría, pues, sucederme lo mismo? Doughty canaliza esa curiosidad atemporal que va más allá de edades, procedencias y extractos sociales aportando una mirada inteligente en relación a la muerte; una carambola que parte de una temática oscura y lúgubre y que se expande gracias a un tono ameno y divertido antes de concluir con unas notables reflexiones sobre nuestra efímera existencia.

La autora, reconocida por sus documentales “Ask A Mortician”, ha sabido volcar sus conocimientos en relación a la industria funeraria y la historia de la cultura de la muerte en una obra ágil, cuya visión acertadamente desdramatizadora nos acercan al mayor misterio al que nos enfrentamos como especie.

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