Different Class. La historia de Laurie Cunningham
Libros / Dermot Kavanagh

Different Class. La historia de Laurie Cunningham

7 / 10
Tomeu Canyelles — 29-04-2023
Empresa — Colectivo Bruxista

La revisión de la épica deportiva a lo largo de esta última década ha permitido crear una nueva narrativa en la que lo sociológico termina sobreponiéndose a lo estrictamente competitivo. Y el fútbol, motor de pasiones insondables, sigue siendo un campo todavía a explorar por las amplias posibilidades que permite la vindicación de aquellos héroes prematuramente olvidados: ases del balón que saborearon tanto las mieles de la gloria como las grises cenizas del ocaso.

Y es ahora, en unos días en los que la lógica capitalista ha airbnbizado el fútbol vaciándolo de sus antiguos valores –denle una oportunidad al sobresaliente ensayo “Club a la fuga” (22) de Vicent Molins, anteriormente reseñado en MondoSonoro–, cuando la nostalgia es un medio perfectamente válido para entender el antiguo papel social de los futbolistas, especialmente de todos aquellos que consiguieron sobresalir. El londinense Laurie Cunningham (1956-1989) es un caso paradigmático por todos aquellos atributos que, tal y como defiende el periodista Dermot Kavanagh, hicieron de él un auténtico icono pop. De ascendencia jamaicana, fue la primera persona de raza negra que se enfundó la camiseta de la selección inglesa; brilló con luz propia en el el Leyton Orient FC y West Bromwich Albion FC hasta el espaldarazo definitivo de la mano del Real Madrid. Volvería a romper moldes: el primer jugador inglés de la historia del club costó la por entonces astronómica cantidad de ciento noventa y cinco millones de pesetas.

Vistió de blanco entre 1979 y 1983; sus lesiones y una notable afición por la canallesca nocturna mermarían su olfato goleador, privándole de jugar en el Mundial del ’82. La rapidez de su ascenso contrastaría con lo pronunciado de un declive que le llevó a vestir hasta siete camisetas más, entre ellas las del Manchester, el Olimpique de Marsella, el Leicester, el Sporting de Gijón o la del Rayo Vallecano a lo largo de dos temporadas (1986-1987 y 1988-1989). Lo errático de sus últimos años se ensombrece por la tragedia: en el verano del ‘89, estrella su Seat Ibiza contra una farola, perdiendo la vida pocas horas después. Tenía treinta y tres años de edad.

Con un muy buen prólogo firmado por Carles Viñas y una cuidada traducción a cargo de Alejandro Alvarier, “Different Class” humaniza su mito, basculando sus méritos deportivos con aquellas cualidades que lo convirtieron en un icono de estilo. Su buen gusto por el funk y la moda, así como su aplomo para sobreponerse al griterío racista que asolaba las gradas inglesas, francesas y españolas entre los años setenta y ochenta, lo convirtieron en un personaje plenamente reivindicable desde la contemporaneidad. El buen relato de Kavanagh consigue con creces su objetivo y aporta una biografía emocionante, repleta de implicaciones sociales; un texto que revive una era única en la historia del deporte y en la que los dioses, todavía, eran hombres de carne y hueso.

 

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