Desconexión. Un viaje personal por Internet
Libros / Roisin Kiberd

Desconexión. Un viaje personal por Internet

8 / 10
José Martínez Ros — 21-08-2023
Empresa — Alpha Decay

“Desconexión. Un viaje personal por Internet” es el primer libro de la irlandesa Roisin Kiberd. No lo parece. Se trata de una obra tan brillante en su combinación de ensayo y autobiografía, que no puede menos que recordarnos al añorado David Foster Wallace de “Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer” o “Hablemos de las langostas”. Como el autor norteamericano, Kiberd es capaz de transformar vivencias personales más o menos ficcionalizadas en una gran metáfora de nuestra época. Y la época que ocupa este libro es la Era de Internet.

Roisin Kiberd es una nativa digital, una millennial. Como nos recuerda, nació en Dublín en 1989… casi al mismo tiempo que un físico británico, Tim Berners-Lee, presentaba en una sala de conferencias su proyecto de Word Wide Web. Pertenece a una generación que vivió en su adolescencia la explosión de las redes sociales y los smartphones; es decir, que ha pasado la práctica totalidad de su vida online. Con una síntesis de crudeza e ingenio, que podríamos definir como su sello personal, la autora lo expresa de este modo: “soy una cyborg emocional”; alguien que a lo largo de los años se ha acostumbrado a revelar sus opiniones y recuerdos, la suma de su identidad, en internet; alguien capaz de afirmar que “he pasado más tiempo con mi portátil que con cualquier ser vivo de este planeta”.

El libro dedica muchas de sus páginas a analizar –partiendo siempre de la biografía de Kiberd– una serie de fenómenos que, si bien, suceden aparentemente fuera de la red de redes, no se pueden entender sin esta, sin el modo en el que Internet, con su modelo relacional hipercapitalista que exige una atención constante durante las veinticuatro horas del día, siete días a la semana, ha colonizado nuestras vidas incluso cuando no nos hallamos ante una pantalla. Por ejemplo, las bebidas energéticas, los gimnasios abiertos durante toda la noche, la epidemia cada vez más grave del insomnio, los ligues vías app (y su reverso tenebroso, el grotesco movimiento incel).

También podemos encontrar un par de ensayos realmente extraordinarios sobre la elusiva personalidad de Zuckerberg, una figura que resulta más opaca y siniestra a medida que se escarba en ella, o la subcultura de la vaporwave, un estilo de música electrónica que emergió de las catacumbas de Internet y que, de hecho, parece alimentarse de los residuos estéticos de las últimas décadas para crear una especie de híbrido (tan irónico como fascinante). Pero, bajo la superficie de los distintos temas que se recorren en “Desconexión”, hay, sobre todo, una enorme, aplastante, sensación de tristeza y soledad. “La historia de Internet es una historia de chicas que, solas en sus habitaciones, esperan el mensaje o la llamada de alguien”. ¿Por qué la herramienta suprema, que nos permite, en teoría, conectar con cualquier otro ser humano del planeta nos ha acabado haciendo sentir más solos, desinformados y dependientes? Quizás no existe una sola respuesta a esta cuestión, pero, sin duda, este magnífico libro nos ofrece unas cuantas reflexiones al respecto tremendamente lúcidas.

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