Esta novela, con un título extraído de una mítica canción de "Kid A" de Radiohead, fue la segunda de Mariana Enríquez. Cuando se publicó, en 2004, aún faltaban muchos años para que se convirtiera en, quizás, la mayor estrella de la literatura en lengua española de nuestra época. Aún quedaban lejos libros de cuentos como “Los peligros de fumar en la cama” y “Las cosas que perdimos en el fuego”, y ese auténtico hit que fue la impresionante “Nuestra parte de la noche”, traducida a un sinfín de idiomas.
Ahora, Anagrama la recupera, lo cual es de celebrar, porque nos muestra a otra Mariana Enríquez: una que sigue teniendo el don de construir relatos absorbentes, que inquietan y aterrorizan. Pero que, en este caso, no incluye ningún elemento fantástico: lo que da miedo es el paisaje familiar y social que describe.
En los años que escribió en “Cómo desaparecer completamente”, según ha contado, la autora se dedicaba al periodismo y residía en un barrio de clase trabajadora, en la zona sur del famoso conurbano, el gigantesco extrarradio que rodea Buenos Aires. Así pudo contemplar con sus propios ojos el impacto que tuvo allí la sempiterna crisis argentina, a comienzos de siglo. Algo que definió como una descomposición lenta, inexorable y brutal. En la novela quiso encarnar esa degradación “en el cuerpo de una familia”.
El protagonista es un adolescente de dieciséis años, Matías, al que cercan una serie de desastres. El primero es el de su país, representado por un barrio que era de clase media y que se vuelve una “villa miseria” más, manejada por los traficantes de droga, a los que protege la corrupta policía local. Vive con una madre que lo ignora, entregada a la fe evangélica, y que miró para otro lado cuando sufría, en su infancia, abusos por parte de su padre, quien más tarde de todas maneras los abandonó. Su hermana fue amante de un pequeño camello, el cual fue asesinado por sus rivales en el tráfico de drogas. Entonces, ella enloqueció y se pegó un tiro en la cara que no la mató, pero la deformó horriblemente; desde entonces, permanece aislada. Y, por último, hay un sobrino autista del que no se ocupa en la práctica nadie.
El único objetivo de Matías, como es lógico, es escapar de un ambiente terrible y opresivo. Su sueño es llegar a España, irse a Barcelona, la ciudad en la que se ha asentado su hermano mayor, Cristian. Como símbolo de ese deseo, que es lo único que le permite continuar adelante, conserva un cuaderno que perteneció a Cristian, con pequeños poemas y letras de canciones que había ido anotando. Además de esto, encuentra otros puntos de apoyo, en sus escasas amistades, como una chica de su edad bastante alocada, Marcela, y algunos individuos aún más marginados y despreciados que él.
Cuando una bolsa de cocaína cae, casi por azar, en sus manos, ve la oportunidad de evadirse al fin de una vida que no soporta más. Pero también puede convertirse con facilidad en su perdición definitiva. “Cómo desaparecer completamente” no tiene la perfección en lenguaje y estructura de las obras más maduras de Mariana Enríquez. Pero eso no impide que sea una lectura fluida y, sobre todo, tremendamente empática: es imposible no ponerse del lado de ese joven desorientado y lleno de ganas de huir.

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