Tras pasar décadas trabajando como portera de un edificio, Bruna tiene la oportunidad de cumplir uno de sus sueños: trabajar en una película. Nada menos que con un director al que admira, cuyo proyecto consiste en rodar una historia realista inspirada en la vida de Turner Mendoza, prostituta nonagenaria y de fama en el Raval, quien se interpretará a sí misma. Fernando, el director, no quiere efectos especiales, quiere que el cine sea un reflejo de la vida: las calles sucias, los yonkis adictos a la heroína, el vestuario ajado de los no-actores y la pobreza paupérrima. Bruna será la encargada de conseguir todo ello recorriendo las calles de Barcelona.
Con esta excusa, a ratos trágica y a ratos divertida, la cineasta y escritora Marta Polo Ysalgué retrata la marginalidad desde un punto de vista directo, desde fuera y desde dentro. Les pone rostro, voz y los dota de una historia que solo en contadas ocasiones, por no decir nunca, nos acercamos a mirar.
Se han escrito unas cuantas novelas que narran lo que es estar dentro de un rodaje —la última que recuerdo: "Tostonazo", de Santiago Lorenzo—, pero ninguna tan honesta y despiadada como "Cómo construir una mentira", editada por Colectivo Bruxista. La vida en un rodaje se divide entre los que producen la magia del cine (Fernando, el director; Emma, la cámara) y los que hacen películas (el gaffer, los de producción, vestuario, maquillaje, el meritorio que se dedica a cortar la calle sin permiso, el que paga las nóminas, quien prepara el cátering y los que procuran que no se desate el caos).
Es esta una novela punki, con conciencia social, en el que se critican tanto las diferencias de estatus y la hipocresía latente tantas veces en el séptimo arte. También en esas películas cañís y kinkis, que reivindican las figuras de los que viven en los márgenes y para ello les tratan como atrezzo, dándoles papeles cliché, acordes a su visión externa y privilegiada, por supuesto pagándoles lo mínimo y cuando termine el rodaje, no vayan a gastárselo en droga, morirse o, lo que es peor, dándoles un viaje y dejándoles sin película.
Novela cruda y original que corre el riesgo de pasar desapercibida entre tanta novedad editorial con más marketing detrás. Marta Polo Ysalgué sin duda sabe de lo que habla, lo ha vivido desde dentro, así que con el decorado que supone la literatura, con personajes sucios, pero vivos, tramas cotidianas, mala hostia y ganas de reivindicar al mismo tiempo que se lo pasa bien, ha logrado construir una mentira muy honesta.

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