Empezar un libro con una pregunta es, casi siempre, dictar sentencia. Marcar una expectativa a la altura del dilema planteado. En “Perseverança de la buidor”, Elm Puig Mir se atreve a lanzar un interrogante al viento: “¿Puede ser que [...] haya quien tienda a proyectar en los lugares habituales de su día a día alguna característica de los espacios primigenios en los que se forjó?”.
“Perseverança de la buidor” es un poemario en catalán formado por cincuenta tankas (poemas de origen japonés con gran arraigo en la literatura de Catalunya que constan de cinco versos de 5-7-5-7-7 sílabas). Publicado por la editorial Documents Documenta, el libro es un paralelismo en sí mismo entre la comodidad de los lugares pequeños, los callejones sin salida en los que se crio el poeta, y la gran ciudad.
En “Perseverança de la buidor”, Elm Puig –quien fuera bajista de bandas de hardcore años atrás– recorre estos callejones a través de toda Barcelona para construir su relato, acompañado de fotografías de algunos de los rincones protagonistas tomadas por Anna Jornet y Aleix Plademunt. Porque la poesía en las manos de Puig es un recuerdo infante, un canto del niño que duerme en el pecho y que se encuentra a sí mismo reflejado en los charcos de los callejones sin salida de la gran ciudad. Así, el poeta catalán recrea una imagen vívida en el breve espacio que la tanka le permite para representar una calle a través del detalle: las macetas, la piedra, las plantas... La vida que resuena entre los muros.
"Perseverança en la buidor" está bañado en añoranza, en el recuerdo de una luz que vio crecer al poeta y que ahora se proyecta en las calles de Barcelona. Una serie de "mapas de espectros", como define Puig, que dividen su poemario en un recorrido a través del recuerdo y que vienen acompañados de breves prosas que ayudan a entender cómo el poeta observa el mundo. También, cómo este se deja llevar: “Atendre el deliri, procurar refer-se”.
Cada poema lleva por título el nombre de la calle que lo inspira, así como el barrio al que pertenece. En cada callejón sin salida, Elm Puig realiza un ejercicio metafísico en el que reflexiona sobre asuntos como el paso del tiempo, la historia de quienes debieron pisar los suelos sobre los que escribe o la vida vegetal que se abre paso entre los restos de las casas que antes albergaron amores, familias y llantos. Así, “Perserverança en la buidor” goza de una unidad temática que, si bien construye a la perfección el relato del poeta, al final da una ligera sensación de repetición. Sin embargo, se trata de un libro exquisito, conseguido y profundo para los amantes de la poesía en catalán y de los géneros orientales.
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