El reflejo que el cine proyecta de nuestras sociedades no es inocuo, y llama mucho la atención la distorsión que sobre el lesbianismo y la bisexualidad han irradiado las películas de la gran industria del cine (Hollywood, vaya) en las últimas décadas. Sus personajes casi siempre eran personas con importantes desequilibrios, cuando no directamente asesinas, vampiras o reformulaciones de la clásica femme fatale, pero rara vez lesbianas como las que habitan nuestro día a día. De ese hilo conector, apenas visible, pero patente desde finales de los ochenta (incluso bastante antes) hasta hoy en día, tira la profesora de Comunicación y Audiovisuales Francina Ribes Pericàs en un completísimo ensayo: un ovillo que desenreda y del que desmenuza la trama y las connotaciones de películas como “Instinto básico” (Paul Verhoeven, 1992), “Mujer blanca soltera busca” (Barbet Schroeder, 1991), “Criaturas celestiales” (Peter Jackson, 1994) o “Monster” (Patty Jenkins, 2004), entre muchas otras.
Las relaciones de sexo (las más de las veces) o de amor (las menos) entre mujeres de la misma orientación sexual son casi siempre producto en estas películas de una profunda frustración personal de sus personajes, de la desorientación vital o del deseo de infligir daño a otras personas, y suelen aparecer como secundarias al relato central y estar mediadas por el punto de vista masculino propio de la industria: el canon del voyeur. Sin embargo, la autora rehúye cualquier proselitismo y se zambulle con extremo rigor y sin esquematismos en una realidad compleja, repleta de grises: entre tanta reformulación neo noir y vampirística (trasunto del cine de terror que, a su vez, proviene del expresionismo alemán de entreguerras: interesantísimo este capítulo), Francina Ribes detecta tantos motivos para la resaltar la lectura misógina como también la feminista, por lo que estos ambiguos papeles femeninos tuvieron de subversión de los roles establecidos, invirtiendo la tradicional asignación de pasividad de la mujer ante la actividad del hombre. Una amplia casuística en la que, pese a que la tesis que prende el estudio se mantiene, emergen brillantes excepciones a la regla general como “Lazos ardientes” (Lilly y Lana Wachowski, 1996) y “Carol” (Todd Haynes, 2015).
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