La música de The Voyeurs puede resultar demasiado densa e hirviente para un baño tónico.
La de Beasts Of Bourbon y The Surrealists lo era, y estas cosas se heredan. Una repentina estampida de cromosomas y te encuentras, como Brian Hooper (un supuesto secundario en los mencionados combos), asumiendo responsabilidades ejecutivas, mientras la cortina roja cae detrás tuyo y todo el mundo descubre que: a) el swamp rock sigue siendo condenadamente reivindicable, y b) además, hay un nexo intencional -clarísimo- entre Kim Salmon e Ian Svenonius. En “The Voyeurs”, el álbum, se cuidan, a remolque del soul y Curtis Mayfield, los falsetes afectados, la pata de gallo, los zapatos con hebilla y el resto de detalles relacionados con la elegancia, pero también los elementos que tienen su origen en la noche y su comprometido lado oscuro. Demonios, hay momentos en los que uno espera oír las maracas del Gallon Drunk Joe Byfield (¿qué es lo único que le falta, si no, a “I’m A Voyeur”?), o cree distinguir la voz de Josetxo Ezponda, empozoñando ese “All Night” que cierra el círculo sobre la -mal que nos pese, irrealizable- ilusión final: Los Glitter Souls siguen existiendo. Nada menos. Y eso merece ser acompañado de unos resonantes aplausos.
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